Muy Oportuno

¿No es éste el hijo del carpintero?

2018-05-01

Las madres de familia, los papás, los mismos hijos, tienen que ocupar casi todo el...

Por: Mons. Enrique Diaz, 

 

Hoy se nos invita a contemplar a San José como el trabajador y obrero, que con sus manos sostuvo a la Sagrada Familia. Muchas asociaciones y grupos también hoy recuerdan el día del trabajo y se solidarizan con las personas que no tienen trabajo, o que sus condiciones laborales no corresponden a la dignidad de un hijo de Dios.

Duele la situación de tantas personas, sobre todo jóvenes, que no tienen oportunidad ni de estudiar, ni de trabajar, o de aquellas otras que, aunque tienen trabajo sus salarios son raquíticos e injustos o las condiciones en que laboran son muy deficientes. Hoy es un día especial porque al contemplar a José y a Jesús como trabajadores, deberíamos revalorar el trabajo no sólo como medio de sustento, sino también como un elemento muy importante en la realización personal. En la actualidad, sobre todo en las ciudades, hemos llegado a una situación en que parece que el trabajo nos absorbe todo el tiempo y no nos deja espacio para otras actividades.

Las madres de familia, los papás, los mismos hijos, tienen que ocupar casi todo el día en sus actividades laborales y se van endureciendo y haciendo insensibles a las necesidades de los demás. La cultura actual propone estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano. El poder, la riqueza y el placer se han transformado, por encima del valor de la persona, en la norma y el criterio decisivos en la organización social. Se mira a la persona como una tuerca más en el engranaje de la producción.

Tendremos que esforzarnos mucho para realzar en estas situaciones el valor supremo de cada hombre y de cada mujer. Toda la sociedad debería estar encaminada a procurar una vida con dignidad para cada uno de sus ciudadanos. Que este día nos comprometamos a buscar estructuras más justas, que hagamos de nuestros trabajos una fuente de vida y dignidad para cada una de las personas y que luchemos contra toda injusticia en el campo laboral. Trabajemos con entusiasmo pero mirando nuestras labores como un acercamiento a Dios Padre que siempre trabaja, que sostiene la vida, que nos cuida como hijos.

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Hechos 14, 19-28: “Contaban a la comunidad cristiana lo que había hecho Dios por medio de ellos”

Salmo 144: “Bendigamos al Señor eternamente. Aleluya”.

San Mateo 13, 54-58: “¿No es éste el hijo del carpintero?”



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