Entre la Espada y la Pared

El terror de El Asad 

2018-06-11

La comunidad internacional no debe permanecer impasible ante la magnitud de los crímenes que...

Editorial | El País


Las decenas de miles de documentos sacados de Siria durante los últimos años, y de los que ayer EL PAÍS publicó algunos ejemplos, demuestran que el mecanismo de represión y tortura del dictador sirio Bachar el Asad contra su pueblo no se ha detenido durante la sangrienta guerra civil que sufre el país desde 2011 y que ya ha provocado 400,000 muertos, varios millones de heridos y 11 millones de desplazados, la mitad de la población siria.

El informe César —llamado así por el nombre en clave del informante que lo sacó de Siria— que obra en manos de la fiscalía alemana está compuesto, entre otros documentos, por 26.948 fotografías de alta calidad. De ellas, aproximadamente la mitad corresponden a cadáveres de detenidos que, una vez asesinados, terminaron en los depósitos de dos hospitales militares entre 2011 y 2013. Es decir, es apenas una muestra del conjunto global. Los cuerpos aparecen desnutridos y marcados en lo que constituye un macabro elenco de torturas: quemaduras, fracturas, estrangulamientos, entre otros signos evidentes.

Diversas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos y la propia fiscalía alemana están utilizando no solo las imágenes, sino también la tecnología con la que fueron obtenidas —si la cámara tenía activado el GPS permite conocer dónde fueron tomadas las fotografías— para trazar un mapa lo más exacto posible de la red de terror impuesta por el régimen. Esto permite establecer responsabilidades también en el segundo y tercer escalón, es decir, entre los funcionarios más cercanos a la aplicación de las torturas y el asesinato de los presos.

La comunidad internacional no debe permanecer impasible ante la magnitud de los crímenes que se están cometiendo en Siria. Es necesario que no solo algunas justicias nacionales actúen, sino que un tribunal internacional depure responsabilidades, capture y juzgue a los responsables. Los autores de los crímenes, que ahora mismo siguen practicando atrocidades, tienen que recibir el mensaje de que sus actos no quedarán impunes. Las cerca de 800,000 páginas de informes recopiladas hasta ahora forman la base legal de un proceso al que tarde o temprano deberán someterse.

Estos asesinatos sistemáticos se cometen en el contexto de una guerra civil donde se han cruzado, en los distintos sectores enfrentados, todos los límites del derecho internacional, incluyendo el bombardeo sistemático y el empleo de armas químicas contra la población civil. El Asad, en el poder por la fuerza desde 2000, reaccionó de manera brutal ante las protestas en su contra generadas en la estela de las primaveras árabes. La posterior intervención de numerosos actores en el conflicto, lejos de resolverlo, no ha hecho sino aumentar todavía más el daño de la población civil.



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