Del Dicho al Hecho

El rey ha muerto, el PRI cede estafeta a Morena

2018-07-03

Morena, la organización fundada por el virtual presidente electo Andrés López...

ANSA-Latina


Los pronósticos apocalípticos sobre la inminente caída del PRI, el partido que ha gobernado al país por 76 años y el ascenso de una nueva fuerza, llamada Morena, formulados antes de las elecciones del domingo último, se cumplieron con creces. "El Rey ha muerto, viva el rey", exclamaron algunos analistas políticos luego que los conteos oficiales confirmaron que el Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro), cederá la estafeta al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, centroizquierda). La histórica organización fundada en 1929, quedará reducida ahora a una minoría, según el escrutinio oficial de los votos.
    
Morena, la organización fundada por el virtual presidente electo Andrés López Obrador hace 4 años, tendrá no sólo mayoría en el Congreso federal, sino en otras 11 legislaturas locales y conquistó 5 gobernaciones provinciales. Además, la que alguna vez fue llamada "La Aplanadora", una poderosa maquinaria electoral surgida de un acuerdo entre los ganadores de la guerra civil de 1911 que por décadas arrasó con todo tipo de posiciones políticas, perdió en las 9 gobernaciones en disputa y hasta sus bastiones más simbólicos.
    
Uno de ellos fue Atlacomulco, estado de México, lugar de nacimiento del presidente Enrique Peña Nieto, a unos 70 kilómetros de la capital, sede del llamado "Grupo Atlacomulco", la facción del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que hasta ahora monopolizaba el poder.
    
De acuerdo con una leyenda muy popular, en 1940, una vidente local llamada Doña Francisca Castro Montiel, profetizó que de este lugar saldrían seis gobernadores y un presidente de México.
    
Ahora, sin embargo, será gobernada por Morena, que algunos expertos como el respetado sociólogo Roger Bartra consideran una versión actualizada del "antiguo PRI".
    
Sin embargo, otras ciudades símbolo del país que eran enclaves exclusivos de esta debilitada formación política estarán bajo el dominio de Morena, entre ellos Cajeme y Hermosillo (estado norteño de sonora), Ciudad Victoria y Matamors (estado norteño de Tamaulipas) y Chimalhuacán, Cuautitlán Izcalli, Tlalnepantla, Coacalco, Toluca y Ecatepec (estado de México). El partido de López Obrador también arrasó con la fuerza de un huracán en el Congreso federal, donde obtendrá 301 de los 500 diputados federales y 69 de los 128 senadores, según proyecciones extraoficiales derivadas el 93% del cómputo de los votos, que tendrá que someterse a ajustes posteriores.
    
Asimismo, tendrá también mayoría en 11 de las 27 legislaturas locales que estuvieron en juego, de un total de 32 en el país, mientras que el PRI perdió las nueve gobernaciones en disputa, todos los congresos locales en juego y se perfila para ser una organización minoritaria.
    
Paradójicamente, los dos principales socios de la coalición que encumbró a López Obrador, el Partido Encuentro Social (PES, derecha evangélica) y Nueva Alianza (centro) perderían su registro al no reunir el 3% de votos mínimo para mantenerlo, lo que no les impedirá tener posiciones parlamentarias.
    
Tanto poder en manos del futuro presidente López Obrador le podría no sólo permitir sacar adelante reformas ordinarias, que requieren de una mayoría simple (50% más uno) sino cambios en la Constitución, que exigen una "mayoría calificada" (tres cuartas partes de los votos).
    
Sin embargo, los especialistas alertaron también sobre el riesgo de que esa formidable influencia pueda ser utilizado en forma incorrecta por López Obrador.
    
"Sorprende el margen de la victoria" del ganador "por mucho que lo hayan adelantado las encuestas", calculada en 53%, 30 puntos arriba de su rival inmediato, el abogado conservador Ricardo Anaya, de 39 años, señaló el analista Sergio Sarmiento.
    
Sarmiento recuerdo que esa ventaja arrasadora no la tuvo ni el presidente de Estados Unidos Donald Trump, ni los antecesores de Peña como Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas.
    
"El triunfo es siempre peligroso. Genera confianza y hace que se baje la guardia", afirmó el experto, quien recordó el caso de Barack Obama, quien ganó las elecciones en 2008 y 2012 y recibió el Nobel de la Paz en 2009, pero "vio como todos sus logros se borraban" al pasarle el mando a Trump.



Jamileth
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