Internacional - Población

Miles de desplazados sirios se refugian en el Golán ante los ojos de Israel

2018-07-06

Para Israel, la mayor preocupación además es que fuerzas iraníes, que luchan...

Joan Mas Autonell


Aloni Habashan (Altos del Golán), 6 jul (EFE).- Las tiendas de los desplazados que huyen de la reciente ofensiva de las tropas gubernamentales en el sur de Siria proliferan en un pequeño bosque del pueblo de Bariqa, visible desde la línea divisoria con la parte de los Altos del Golán ocupada por Israel.

Los combates de las últimas semanas han desplazado entre 10,000 y 15,000 personas establecidas ahora en varios campos colindantes con la zona controlada por Israel, que les envía ayuda humanitaria y atiende a algunos heridos en hospitales del país, pero no les permite cruzar, remarcan militares israelíes que trabajan sobre el terreno.

"Hay entre cinco y seis campamentos a lo largo de la frontera sirio-israelí", cuenta a Efe Marco Moreno, teniente coronel y excomandante de la llamada Operación Buen Vecino, con la que el Ejército ofrece asistencia humanitaria, enviando suministros y enseres básicos, así como atención médica. Desde 2010, 5,000 heridos han sido tratados en centros hospitalarios israelíes.

Unos diez días atrás, con el inicio de la ofensiva del presidente sirio, Bachar Al Asad, añade Moreno, "miles de sirios llegaron y se instalaron a lo largo de la frontera. Para ellos es un refugio seguro y no están expuestos a ningún bombardeo".

La zona, colindante con la valla de seguridad que divide los Altos del Golán, es una franja desmilitarizada desde el acuerdo de 1974 que puso fin a la Guerra del Yom Kipur, y bajo supervisión de la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF), pero grupos rebeldes sirios controlan gran parte del área.

Sin embargo, las fuerzas de Damasco y sus aliados ganan terreno en la región y se preparan para entrar en la ciudad de Nueva Quneitra los próximos días, a solo tres kilómetros del lado bajo control de Israel y dentro de la zona de seguridad del armisticio de 1974, señala el periódico israelí Yedioth Ahronoth.

Ante la posibilidad de que las tropas de Al Asad penetren en la zona, rompiendo con el acuerdo que restringe la presencia militar, el Ejército israelí se prepara "para diversos escenarios" y advierte de que "no tolerará la vulneración de las líneas del armisticio", según el teniente coronel Tomer Koller, oficial médico y doctor de la división Bashan en el Golán.

Para Israel, la mayor preocupación además es que fuerzas iraníes, que luchan como aliadas de Al Asad en el conflicto interno, se consoliden cerca de su territorio, algo que, ha insistido, no permitirá.

Tras los últimos progresos, las tropas leales a Al Asad controlan ya cerca del 67,5 por ciento de toda la región meridional, especialmente en el triángulo suroeste, entre el Golán ocupado, Siria y Jordania.

Hasta ahora, un total de 320,000 personas han sido obligadas a desplazarse de la zona de Deraa, objetivo de una intensa campaña gubernamental para recuperarla del control de los rebeldes, denunció ayer la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Pese al aumento de desplazados, y ante la posibilidad de que lleguen más personas en las cercanías, Israel no se plantea dejarles pasar y evitará cualquier intento de cruce de su valla de seguridad, controlada desde los últimos días con más refuerzos del Ejército.

"Nuestra política es no permitir la entrada de refugiados, Israel es muy pequeño y esto cambiaría el país para siempre", dice Moreno, que añade, tras la estancia de 5,000 sirios en hospitales israelíes, "ninguno de ellos pidió quedarse".

El desplazado Hamad Hariri, sin embargo, asegura en una llamada telefónica desde un campamento sirio cercano a la línea divisoria que será "el primero en entrar a Israel si abren la frontera".

Escapó hace diez días del este de Deraa y, según relata, decidió buscar refugio a la zona colindante con el territorio bajo control israelí porque consideró que era lo más conveniente para su seguridad.

Desde entonces está con su hijo y su mujer, embarazada de otro bebé, en un campamento en la población de Bariqa, donde la valla metálica que les separa del área bajo control israelí se ve a poca distancia.

"Nos faltan comida y tiendas y no tenemos baño. La situación es muy dura para las mujeres y los niños", lamenta Hariri, que asegura que, sin servicios básicos ni perspectivas de recibir protección ante el avance de las tropas gubernamentales, "nos sentimos como si no tuviéramos vida".

El Ejército israelí trasladó recientemente 300 tiendas de campaña, 13 toneladas de comida, 15 de alimento infantil, tres palés de equipo médico y medicinas y 30 toneladas de ropa y calzado a los desplazados en los Altos del Golán sirios, cada día envía ayuda humanitaria y ofrece servicios médicos, y lo seguirá haciendo, pero el teniente coronel Koller aclara: "Lo mejor para nuestros intereses es no dejarles pasar". 


 



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