Internacional - Política

Merkel y Li Keqiang se esfuerzan por recalcar sus coincidencias a la sombra de Trump

2018-07-09

La cumbre bilateral encabezada por ambos en Berlín evidenció que los puntos de...

Juan Palop

Berlín, 9 jul (EFE).- La canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro chino, Li Keqiang, se esforzaron hoy por subrayar sus coincidencias en comercio exterior y en el acuerdo nuclear iraní y minimizaron sus recelos mutuos en materia de inversiones y derechos humanos.

La cumbre bilateral encabezada por ambos en Berlín evidenció que los puntos de acuerdo entre la segunda y la cuarta potencias mundiales están muy ligados a controvertidas decisiones de la primera economía, como la guerra comercial iniciada por el presidente de EU, Donald Trump, y su resolución de abandonar el pacto con Teherán.

Merkel y Li enfatizaron en primer lugar su apuesta por un sistema comercial abierto, justo y multilateral, basado en el marco legal de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que prevé asimismo mecanismos para la solución de diferencias entre sus miembros.

La canciller subrayó su "preocupación" por la aplicación por parte de EU de "aranceles que infringen las normas de la OMC", mientras que Li pidió un comercio exterior "libre de interferencias externas" para el bien común y el "progreso".

"Sólo con armonía florece el comercio", apostilló el primer ministro chino, que abogó por el "multilateralismo" y la "economía de mercado".

Asimismo, defendieron el acuerdo nuclear con Irán -que firmaron Alemania y China, junto a EU, Rusia, Reino Unido, Francia y la UE en 2015- tras la decisión de Trump de abandonar lo pactado por la Administración estadounidense previa.

Merkel y Li reconocieron que lo acordado con Teherán es mejorable, pero subrayaron que la mejor posición para cambiar ese texto es desde su respeto.

"Nosotros nos mantenemos en este acuerdo. Creemos que fue un acuerdo bien negociado, aunque existe la necesidad de seguir negociando con Irán. Pero las condiciones son mejores si nos mantenemos en el marco de lo pactado", argumentó.

La canciller alemana apuntó como "problemáticos" la "actividad territorial", en referencia a sus incursiones militares en Siria y Yemen, su programa de misiles balísticos -que no está incluido en el acuerdo nuclear- y su negativa a reconocer al Estado de Israel.

Li, en una línea similar, recordó que el acuerdo se logró con mucho "esfuerzo" de todas las partes, porque cada una tenía sus intereses, y que además fue posteriormente respaldado por el Consejo de Seguridad de la ONU.

"Es muy importante en esta situación seguir manteniendo el acuerdo con Irán. Y mediante la negociación y de forma pacífica buscar soluciones posibles (ante posibles discrepancias). No se deben minusvalorar las consecuencias de destruir el acuerdo", indicó.

En un segundo plano, ambos líderes trataron de dejar claras sus diferencias en el ámbito económico.

Merkel mencionó que Pekín debe permitir un mayor acceso a sus empresas en su mercado, en especial la participación "en igualdad de condiciones" de sus compañías en concursos y licitaciones públicas.

Li, por su parte, lamentó las reticencias europeas ante el apetito de las empresas chinas por tecnológicas de tamaño medio.

Merkel indicó que a las "palabras" de apertura de Pekín están siguiendo "los hechos", aunque queda mucho por hacer, y destacó que los vetos gubernamentales a operaciones empresariales nunca estuvieron relacionados con el país de origen de la inversión, sino con el carácter "estratégico" de la compañía afectada.

Li apuntó que China es un país "en vías de desarrollo" y que "no es una amenaza" para Alemania, algo a lo que la canciller respondió diciendo que, en parte, el gigante asiático se ha convertido ya en algunos sectores en un "formidable competidor".

Con respecto a los derechos humanos, al ser interrogado al respecto, Li admitió que su protección "puede mejorar" en su país, aunque apuntó progresos y subrayó que China tiene su "cultura tradicional" y sus "peculiaridades", que son "diferentes a las de Alemania".

También rechazó las críticas sobre su reciente cumbre en Bulgaria con líderes de países del este y centro de Europa, argumentando que China "no quiere dividir" y desea una UE "estable" y estable, y un "euro fuerte".

En el marco de la cumbre bilateral se firmaron una veintena de acuerdos, en su mayor parte económicos entre empresas privadas, en los que participaron gigantes alemanes como BASF, BMW, Daimler, Volkswagen, Siemens, SAP y Bosch.



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