Internacional - Seguridad y Justicia

Director de OPAQ se dice listo para gestionar tensión entre Rusia y Occidente

2018-08-03

En la primera entrevista concedida tras ocupar el cargo, Arias analizó las...

Imane Rachidi

 

La Haya, 3 ago (EFE).- El director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), el español Fernando Arias, aseguró hoy a Efe que está preparado para hacer frente a las "tensiones" entre Rusia y Occidente dentro del organismo más controvertido del momento.

"Hay países, como Rusia, Irán y Siria, que preferirían que se actuase de otra forma. Hasta hace muy poco tiempo las cosas se decidían por consenso, pero ha llegado un momento en el que no había acuerdos. Sin embargo, las reglas de la OPAQ te permiten votar y hay que respetar las reglas de la organización", advirtió el diplomático español.

En la primera entrevista concedida tras ocupar el cargo, Arias analizó las "tensiones" en el seno del organismo que dirige oficialmente desde el pasado 25 de julio, después de que hace poco más de un mes una mayoría de la OPAQ haya votado para cambiar la normativa y permitir a sus inspectores determinar si hubo un ataque químico pero también identificar públicamente la procedencia y al responsable.

Reconoció que esta es "una etapa distinta que genera unas tensiones" con las que tendrá que lidiar pero advierte de que tiene "ya muchas horas de carrera para hacer frente a lo que haya que hacer frente con el objetivo de proteger" a la comunidad internacional, en base al tratado contra las armas químicas firmado por 193 países.

"Si no les gusta, ¿por qué lo han firmado? Y si lo han firmado, es para protegerlo y aplicarlo. Es lo que único que tengo que decir", subrayó, decidido a poner orden en un organismo que se ha visto rodeado de acusaciones de politización por parte de Moscú en sus intentos de proteger a su aliado, el dictador sirio Bachar al Asad.

Comenzando su carrera diplomática en 1979 y representando a España en la ONU pero también en las embajadas de México, Argentina, Mauritania, Bulgaria, China y los Países Bajos, Arias presume de ser "uno de los pocos diplomáticos que mantiene muy buenas relaciones con todos los embajadores" destinados en Holanda.

En general, las tareas de los embajador en La Haya no solo se limita a las relaciones bilaterales con los Países Bajos, sino que también son los representantes permanentes ante diferentes organismos como la Corte Penal Internacional (CPI) o la OPAQ.

"Estoy seguro de que recibiré visitas de antiguos compañeros míos, embajadores aquí en La Haya -buenos amigos casi todos porque me ayudaron a ganar la elección-, para quejarse amargamente porque no les gusta la decisión tomada el pasado junio en la Conferencia. No podré hacer absolutamente nada. Está fuera de mis funciones", añadió.

Comprometido con la seguridad internacional, subrayó que los nuevos poderes de la OPAQ -señalar al responsable de un ataque- no significan que esta sea "un tribunal de Justicia" aunque "tenga todas las pruebas en la mano" sino que la organización hará un trabajo de "instrucción" e investigación: "Nos paramos en el punto que nos dice el mandato", asegura.

Las labores de recolección de pruebas, explicó, se harán sobre todo porque "algún día posiblemente puede constituirse un tribunal internacional encargado de juzgar" casos como el uso de armas químicas en Siria que, según Arias, "tuvo lugar sin ninguna duda" cobrándose la vida de cientos de personas en diferentes ataques y ciudades sirias.

Sobre sus planes para esta organización, Arias anunció la construcción de un nuevo laboratorio por 30 millones de euros, que se sumará al ya existente en Rijswik, cerca de La Haya, porque, justifica, ya "no es suficiente" y los Estados miembros dan a este organismo "nuevas responsabilidades" que exigen incrementar el presupuesto, las herramientas y el personal.

La OPAQ se ha visto convertida en los últimos meses en un campo de batalla entre Occidente y Rusia, lo que muchos analistas han llamado "la nueva Guerra Fría", por los intentos de Moscú de desvincularse a sí misma y a sus aliados del presunto ataque químico en la ciudad siria de Duma el pasado abril y el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia en la ciudad británica de Salisbury en marzo.

"Una organización como esta, que se dedica al desarme y que tiene un gran componente humanitario, hace que sientas una gran legitimidad por lo que estás haciendo, que creas en lo que estás haciendo y que te sientas bien ante cualquier interlocutor por muy grande, rico y fuerte que sea", concluyó, prometiendo no ceder a las presiones de los intereses individuales de los Estados miembros.



Jamileth