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Las comisiones sobre la crisis rohinyá son inútiles

2018-08-22

Kobsak, nombrado en enero consultor para la junta de asesores del "Comité para la...

Noel Caballero

Bangkok, 22 ago (EFE).- Cuando se cumple un año de los ataques que llevaron a huir a 700,000 rohinyás de Birmania, Kobsak Chutikul, quien formó parte del panel asesor al gobierno de Naypyidaw sobre la crisis, señala la inutilidad de las comisiones para resolver este problema e insta a actuar a la comunidad internacional.

Kobsak, nombrado en enero consultor para la junta de asesores del "Comité para la Implementación de las Recomendaciones sobre el Estado Rakhine", dejó su puesto en julio al considerar "inútil" el sistema de "comisiones" orquestado por las autoridades.

"Es un método común para ganar tiempo y evadir cualquier crítica de la comunidad internacional", apunta en entrevista con Efe el tailandés, embajador retirado y antiguo miembro del Parlamento de Tailandia.

"Al final llegas a la conclusión de que (el Gobierno) no es serio con el problema", remarca el expolítico al referirse a Aung San Suu Kyi, galardonada en 1991 con el nobel de la Paz, como una "política" que no quiere "perder voz" ante la mayoría birmana de cara a los comicios de 2020.

El exasesor además incide en que el jefe del Ejército birmano, Min Aung Hlaing, respondió "con silencio" a las al menos cinco solicitudes para reunirse con el panel.

La comisión de la que fue miembro Kobsak quedó disuelta el 16 de agosto tras entregar un informe final del que no han trascendido detalles.

"En ninguna de las comisiones formadas (hasta la fecha) hay un rohinyá. Ni siquiera se pronuncia la palabra rohinyá. Ellos (los asesores) nunca han hablado con un rohinyá. ¿Cómo van a dar consejo y escribir informes? Solo hacen lo que Naipyidó les dicta", dice.

El próximo 25 de agosto se cumple un año del inicio de la campaña de represalia encabezada por el Ejército y que llevó a más de 700,000 miembros de esta minoría étnica asentada en el oeste de Birmania a cruzar la frontera y refugiarse en Bangladés.

Las operaciones militares, en las que se han denunciado asesinatos, violaciones, torturas y quemas de viviendas cometidas por parte de las Fuerzas Armadas, entre otros delitos, sucedieron tras el ataque contra una treintena de puestos policiales perpetrado por un grupo de insurgentes rohinyá.

Estos sucesos fueron calificados por la ONU como una "limpieza étnica de manual".

El grupo de expertos del que Kobsak formó parte fue nombrado por el gobierno birmano con el cometido de guiar hacia la aplicación de las 88 recomendaciones previamente anunciadas por la comisión liderada por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, publicadas un día antes del asalto.

"Todo está en el informe entregado por Kofi Annan, no hay nada nuevo que agregar. Todas las recomendaciones, soluciones y respuestas están allí", incide el exasesor.

Sin embargo, tras un año de aquello el progreso es "imposible de valorar" debido al "limitado acceso" al área para "verificar" los trabajos y la ausencia de "organismos independientes" que lo acrediten.

Según las autoridades birmanas ya se han implementado 80 de las 88 recomendaciones.

"Depende de cómo se interprete la palabra 'implementar', por ejemplo los campos de tránsito para los refugiados están construidos, pero ninguna persona ha regresado", esgrime Kobsak.

"Las comisiones, comités y paneles no son una solución. De hecho, pueden convertirse en parte del problema porque se puede pensar que hay un avance cuando no hay nada realizado, entonces las autoridades se pueden dar por satisfechas y la comunidad internacional permanecer callada durante otro año", expone el tailandés.

El exparlamentario apremia a los organismos internacionales a intervenir y alerta de que el enquistamiento de la crisis puede suponer una amenaza para toda la región.

A largo plazo la solución "será menos probable", señala Kobsak, "es hora de que la comunidad internacional dé un paso adelante y diga 'ya basta'".

Kobsak, quien dice fue el único miembro de su panel en visitar los campos de refugiados en Bangladés, asegura que los rohinyás piden "justicia", "seguridad" y el fin de la "impunidad" ante un hipotético regreso para el que aún no hay fecha e incide en la precaria situación de los asentamientos en Cox Bazar.

Birmania, que no reconoce la ciudadanía a los rohinyás -a los que considera inmigrantes bengalíes- y les somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, nombró una nueva comisión a finales de julio para investigar durante un año las denuncias contra militares.



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