Editorial

La OTAN se prepara

2018-11-03

Las maniobras de la OTAN en Noruega, las mayores desde el final de la Guerra Fría, son un...

Editorial, El País

Las maniobras de la OTAN en Noruega, las mayores desde el final de la Guerra Fría, son un nuevo indicio del preocupante rumbo de confrontación que están adoptando las relaciones entre Occidente y Rusia.

Cientos de barcos y aviones, miles de vehículos de todo tipo y unos 50,000 soldados participarán hasta finales de este mes en una demostración de fuerza de la Alianza sin precedentes en los últimos años. Y lo harán prácticamente a las puertas de Rusia. En el centro de Noruega, militares de los 29 países miembros están realizando unos ejercicios a los que se han sumado tropas enviadas por las neutrales Suecia y Finlandia. Otra señal que no es bien recibida por Moscú.

Es cierto que aunque, gracias a la tecnología, hoy en día pueda ser posible realizar grandes ejercicios militares movilizando apenas unos cientos de tropas, el ejercicio real sobre el terreno permite descubrir y corregir multitud de situaciones imprevistas. En este sentido, la OTAN no hace sino cumplir con su obligación de garantizar su preparación para la defensa eficaz de su territorio si fuera necesario. Pero también es evidente que desde que en 2014 Rusia invadiera militarmente y se anexionara ilegalmente el territorio ucranio de Crimea —situación que no ha variado hasta hoy—, las maniobras militares protagonizadas por ambos bloques han ido progresivamente batiendo récords de participación. Apenas hace un mes Rusia, junto China y Mongolia, movilizaron 300,000 soldados y hasta 36,000 blindados. A esto hay que sumar esporádicas escaramuzas entre aviones rusos y de la OTAN en el Báltico. Y también errores que, afortunadamente, no han tenido un desenlace trágico; en agosto, un Eurofighter español disparó por error un misil en Estonia.

Sin duda, es necesario que los mecanismos de defensa de las democracias occidentales estén preparados en lo material, pero también lo es que se encuentre un nuevo equilibrio con Moscú, en el que la iniciativa política y la diplomacia tengan mayor espacio que las puras demostraciones de fuerza.



JMRS