El Pez Muere por la Boca

Una disculpa histórica de Trudeau

2018-11-08

"Son disculpas que se debían desde hace tiempo. Nos escudamos para disfrazar el...

 

(ANSA) - NEW YORK. - El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, realizó una disculpa oficial en nombre de su país por la decisión tomada en 1939 por el gobierno de entonces de impedir el desembarco a más de 900 refugiados judíos que huían de la Alemania nazi a bordo del trasatlántico St. Louis.
    
Se trata de una de las páginas más oscuras de la historia canadiense que le cercenó a estas familias perseguidas la última esperanza de eludir el horror poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, para que luego más de un tercio de ellas terminaran masacradas en campos de concentración. El barco ya había sido rechazado, antes que en Canadá, también en Estados Unidos, Cuba y algunos países de América Latina.
 
   El discurso de Trudeau en la Cámara de los Comunes de Ottawa, a pocos días de la masacre ocurrida en la sinagoga Tree of Life de Pittsburgh, Estados Unidos, donde un fanático racista mató a balazos a once personas e hirió a varias más, apuntó los reflectores contra las decisiones dictadas por el antisemitismo.
 
  "Son disculpas que se debían desde hace tiempo. Nos escudamos para disfrazar el antisemitismo, la antipatía, el resentimiento contra los judíos. Hoy nos disculpamos por la insensibilidad mostrada por Canadá en ese momento y pedimos disculpas por no haberlo hecho antes", dijo Trudeau.
    
Las palabras del premier fueron elogiadas por el presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald Lauder.
   
 El discurso trazó paralelismos entre pasado y presente, pues Trudeau afirmó que el 17% de los crímenes por odio en Canadá tienen como víctimas a los judíos. "Todavía existe gente que niega el Holocausto. El antisemitismo sigue estando muy difundido. Instituciones y barrios judíos son vandalizados con cruces esvásticas aún hoy", agregó
Trudeau, a la vez que condenó la masacre en Pittsburgh como un "vergonzoso acto de violencia antisemita".
    
Para Canadá, que en América del Norte fue considerado siempre un faro de acogida para refugiados, la historia del St. Louis, llevada al cine en la película de 1976 "El viaje de los malditos", era desde hace tiempo motivo de vergüenza nacional.
   
 En mayo de 1939, apenas unos meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el transatlántico St. Louis salió de Europa con más de mil pasajeros, incluidos 907 judíos alemanes.
 
   El barco llegó a Cuba, pero los judíos no fueron dejados desembarcar, luego llegaron al puerto de Nueva York y el presidente Franklin D. Roosevelt también prohibió el desembarco.
 
  Con el transatlántico dos días de Halifax, el gobierno canadiense decidió no abrirle el puerto. El barco volvió a Europa y de los judíos a bordo, al menos 254 murieron en el Holocausto.



Jamileth

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