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El Brexit divide a los Veintisiete: Francia y España paralizan el acuerdo con Reino Unido

2018-11-22

Las horas previas a los Consejos europeos de esta calado son siempre movidas, intensas,...

PABLO R. SUANZES | El Mundo

España vetará el acuerdo del Brexit si no se aceptan sus demandas sobre Gibraltar. Francia no firmará si no obtiene garantías muy concretas sobre asuntos pequeños. Reino Unido, con una división en el Gobierno, el Parlamento y la sociedad sin precedentes, no puede dar el sí a ningún texto que sufra modificaciones de calado respecto a lo cerrado la semana pasada con el equipo de Michel Barnier. Y la canciller alemana, Angela Merkel, ha dejado muy claro que no quiere desplazarse el domingo a Bruselas si el Acuerdo de Salida y la Declaración política, los dos documentos que deben ser ratificados por los 27, no quedan completamente atados en las próximas 48 horas.

Las horas previas a los Consejos europeos de esta calado son siempre movidas, intensas, polémicas. Llenas de ruido, rumores, choques y pequeños enfrentamientos. Es habitual, es inevitable y esta forma de trabajar está grabada en el ADN de la Unión. Pero quien juega con fuego acaba por quemarse y la temperatura está subiendo. "Siempre hemos mantenido una actitud constructiva, sin hablar de bloqueos, siendo transparentes. Por tanto, nos sentimos contrariados. Hemos encontrado una serie de elementos, el artículo 184, que pone en cuestión la capacidad de España para negociar con Reino Unido, y eso no es aceptable. Hemos dicho a las instituciones que esto es esencial. Si eso no se resuelve, España tendrá que votar que no y ejercer su capacidad de veto, porque afecta a la esencia de nuestra nación", avisó anoche desde Valladolid el presidente, Pedro Sánchez. Una amenaza muy real, la única de momento en Europa.

El presidente del Ejecutivo ha llamado por teléfono a la primera ministra británica, Theresa May, y ambos han mantenido una "larga conversación" en la que Sánchez ha trasladado la oposición de España al acuerdo tal y como está redactado actualmente "en defensa de los intereses" del país, según han informado a Europa Press fuentes de Moncloa.

En la conversación, en la que han estado ayudados por intérpretes, el presidente español ha reiterado así a la primera ministra británica la oposición a un acuerdo sobre el Brexit que cuestione la capacidad de España para negociar con Reino Unido el futuro de Gibraltar.

Por primera vez en año y medio de negociaciones, la posición común está fragmentada. Se ha visto por parte de varios países y se vio reflejada este miércoles en el Colegio de Comisarios de la UE, que no logró terminar de consensuar una posición firme y se vio forzado a convocar una nueva reunión extraordinaria de emergencia para el jueves por la mañana.

La negociación del Brexit se juega ahora en al menos tres niveles diferentes. Por un lado, los embajadores de los 27 ante la UE y los 'sherpas', los hombres y mujeres de confianza de cada presidente de Gobierno, pelean cada palabra, cada coma y cada nota al pie de página con el cuchillo en la boca. Sobre la mesa hay textos legales clave, derecho primario de la UE que fijará las próximas décadas. Después están las instituciones, con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, su negociador Michel Barnier y el presidente del Consejo, Donald Tusk, llamando a todas partes intentando suavizar posiciones. Y luego están los jefes de Estado y de Gobierno de los grandes países, en rondas de consultas, tirando de galones y mostrando algunas fricciones.

Hay un grupo, con Alemania, Holanda, los países nórdicos en general y Polonia, muy vehemente, que quiere cerrar ya la discusión y está molesto por las quejas de Madrid o París. Creen que han tenido tiempo hasta ahora y que no se puede poner en riesgo todo por sus aspiraciones concretas. Y no quieren llegar al domingo teniendo que pelear ellos por demasiadas cuestiones. Algo complicado, pues no parece nada probable que haya una posición y unos textos sólidos antes del sábado. El jueves se reúnen los embajadores, el viernes de nuevo los 'sherpas' y lo que consensúen necesita respaldo fuerte.

Compromisos claros

Los temas abiertos son muchos. De la reunión de los embajadores el martes por la noche con el equipo de Michel Barnier, y del fallido Colegio de Comisarios, quedó claro que la cuestión de la pesca, sobre todo para Francia, Dinamarca y Bélgica. Los 27 quieren que haya compromisos claros para poder acceder a las aguas británicas más allá de 2020 y un vínculo claro entre comercio y pesca. Londres reclama un acceso similar al que tiene ahora Noruega con la UE. "Nada que no sea solucionable", dicen fuentes comunitarias al tanto del encuentro.

Sobre Gibraltar ha habido muchos avances en las cuestiones técnicas y comerciales y pocos en lo político. Ayer, el ministro de Exteriores, Josep Borrell, anunció en el Congreso de los Disputados la finalización de los cinco memorandos bilaterales que cubren asuntos fiscales, de los derechos de los trabajadores transfronterizos (unos 10,000), medioambiente, y cooperación policial y aduanera para luchar contra el contrabando. Medidas que deben tener repercusión directa sobre el precio de alcohol o tabaco y aportar más transparencia fiscal. Han sido muchos meses de trabajo discreto y más de 14 rondas diplomáticas hasta lograr culminarlo, precisamente en el momento de más tensión entre las partes.

Eso era lo fácil. De forma paralela, pero independiente, España ha reiterado que "vetará" el acuerdo este domingo si no se escucha su voz y no se toman en serio sus mensajes. Si no se produce un cambio en el Artículo 184 del Acuerdo de Salida, o al menos se recoge en algún texto legal vinculante su reclamación sobre el ordenamiento jurídico para que España tenga la última palabra, de forma bilateral con Reino Unido, en la cuestión el Peñón. Que pueda mantener ese poder de veto del que ha gozado hasta ahora en los próximos años mientras se sigue negociando.

La gran esperanza estaba puesta en el encuentro entre la primera ministra británica, que se desplazó el ayer miércoles a Bruselas, y Juncker intentando dar el toque final al asunto, el que solamente puede dar alguien con su cargo. Pero de allí no salió resuelto. "Ha habido muy buen progreso y el trabajo continúa", resumió ayer una portavoz comunitaria el encuentro de algo menos de dos horas. "Hay algunos asuntos pendientes de resolución, pero hemos podido orientar a nuestros negociadores y creo que será suficiente para resolver los problemas", dijo por su parte la británica, anunciando que volverá a Bruselas el sábado, en la víspera de la Cumbre, para finiquitar la salida.

Pero es que además, hay que concluir la fecha exacta de la duración de la prórroga del llamado periodo de transición. El 30 de marzo de 2019 Reino Unido quedará fuera de la UE, pero sólo más o menos. Dejará de ser formalmente un Estado Miembro, pero desde ese día hasta diciembre de 2020 habrá un periodo transitorio en el que se espera negociar la relación futura entre los 27 y Londres. A nivel político, legal, comercial o económico. La experiencia dice que este tipo de acuerdos requieren muchísimo tiempo, entre cinco y 10 años. Las dos partes esperan resolverlo como mucho antes de 2022, pero no será sencillo. Y el clima, hoy, está muy enrarecido.



regina

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