Religión
"Somos todos hermanos", bendición Urbi et Orbi
(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO.- "Somos todos hermanos" y "esta verdad está en la base de la visión cristiana", dijo el papa Francisco en la bendición Urbi et Orbi, en la que lanzó para Navidad "un augurio de fraternidad" entre "personas de cada nación y cultura" de "diversas religiones".
Francisco recordó que "la salvación pasa a través del amor, la acogida, el respeto por esta nuestra pobre humanidad que todos compartimos en una gran variedad de etnias, de lenguas, de culturas, pero todos hermanos en humanidad".
"Que esta Navidad -anheló- nos haga redescubrir los vínculos de fraternidad que nos unen como seres humanos y vinculan a todos los pueblos". "Que permita a los israelíes y palestinos retomar el diálogo y emprender un camino de paz que ponga fin a un conflicto que desde hace más de 70 años lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor", dijo el pontífice.
"Nuestras diferencias no son un daño o un peligro, son una riqueza. Como para un artista que quiere hacer un mosaico: es mejor tener a disposición placas de muchos colores más que pocas", subrayó Francisco.
El papa tuvo también un pensamiento para la "amada y martirizada Siria", expresando el deseo de que pueda "recuperar la fraternidad después de estos largos años de guerra".
También pidió que "la comunidad internacional obre decididamente para una solución política que deje de lado las divisiones y los intereses de parte, de modo que el pueblo sirio -especialmente los que tuvieron que dejar sus tierras y buscar refugio en otro lado- pueda volver a vivir en paz en su propia patria".
En su llamado Urbi et Orbi, Francisco dirigió su mensaje asimismo a "Yemen, con la esperanza de que la tregua mediada por la comunidad internacional pueda finalmente llevar alivio a los muchos niños y poblaciones extenuadas por la guerra y la carestía".
Pienso asimismo en Africa -agregó Francisco-, donde millones de personas están refugiadas o desplazadas, y necesitan asistencia humanitaria y seguridad alimentaria. Que el Divino Niño, rey de la paz, haga callar las armas y surgir un alba nueva de fraternidad en todo el continente".
El pensamiento del papa para Navidad se detuvo en particular en los pueblos que emprendieron difíciles itinerarios de diálogo o deben vivir laceraciones políticas o sociales, o también religiosas, como en el caso de Ucrania.
Que la Navidad -dijo- consolide los vínculos fraternos que unen la península coreana y permita seguir el camino de acercamiento emprendido y llegar a soluciones compartidas que garanticen a todos desarrollo y bienestar".
Francisco auguró asimismo a "Venezuela que recupere la concordia y todos los componentes sociales trabajen fraternamente para el desarrollo del país y para asistir a las franjas más débiles de la población".
"Que el Señor que nace lleve alivio a la amada Ucrania, ansiosa de reconquistar una paz duradera que tarda en venir", agregó, diciéndose "cercano a las comunidades cristianas de aquella región, y ruego que se puedan mantener relaciones de fraternidad y amistad".
El mensaje recordó también a Nicaragua, "para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos obren para favorecer la reconciliación y construir juntos el futuro del país".
"Deseo recordar a los pueblos que sufren colonizaciones ideológicas, culturales y económicas, que ven laceradas su libertad y su identidad, y que sufren por el hambre y la carencia de servicios educativos y sanitarios", expresó.
Francisco tuvo un momento para los "hermanos y hermanas que festejan la Natividad del Señor en contextos difíciles, por no decir hostiles, especialmente donde la comunidad cristiana es una minoría, a veces vulnerable o no considerada. Que el Señor permite a ellos y a todas las minorías vivir en paz y ver reconocidos sus derechos, sobre todo la libertad religiosa".
"Que el Niño pequeño y aterido que contemplamos hoy en el pesebre proteja a todos los niños de la tierra y a toda persona frágil, indefensa y descartada. Que todos podamos recibir paz y consuelo del nacimiento del Salvador y, sintiéndonos amados por el único Padre celeste, volver a encontrarnos y vivir como hermanos", concluyó Francisco.
Jamileth
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