Detrás del Muro

Morir al cruzar la frontera

2018-12-27

Felipe Gómez Alonzo es el segundo niño inmigrante que ha muerto en 17 días...

Por PABLO PARDO, El Mundo

A sus ocho años, Felipe Gómez Alonzo recorrió con su padre, Agustín, los 3.190 kilómetros que separan su pueblo, Nentón, en el norte de Guatemala, de Alamogordo, en Nuevo México, para morir allí el día de Nochebuena. Es una distancia mayor que la que hay entre Varsovia y Madrid. Y allí, en Alamogordo - un pueblo famoso en Estados Unidos porque es donde tuvo lugar la primera explosión de una bomba atómica, en julio de 1945 - se acabó la vida de Felipe.

Las causas de su muerte se desconocen. De hecho, las autoridades de Estados Unidos ni siquiera han confirmado que Felipe falleciera, a pesar de que estaba detenido junto con Agustín desde el 18 de diciembre, cuando ambos fueron apresados por una patrulla fronteriza cerca de la ciudad texana de El Paso, unos cinco kilómetros dentro del territorio estadounidense. 

Oficialmente, solo se sabe que un niño guatemalteco de ocho años murió por causas desconocidas cuando faltaban 12 minutos para que acabara el día de Nochebuena. La identidad de Felipe Gómez Alonzo se conoce porque el representante del Partido Demócrata por Texas Julián Castro - uno de los 'presidenciables' de ese partido en 2020 - la ha desvelado.

Felipe Gómez Alonzo es el segundo niño inmigrante que ha muerto en 17 días cuando estaba en manos de las autoridades estadounidenses. La primera víctima también era guatemalteca. Se llamaba Jakelin Caal, tenía 7 años, y falleció el 8 de diciembre. Su padre, Nery, sigue detenido en Estados Unidos. 

Las muertes de Felipe Gómez y Jakelin Caal han vuelto a sacudir el debate sobre la política de 'tolerancia cero' impuesta por el Gobierno de Donald Trump a la inmigración ilegal. Así que la agencia de Protección de Aduanas y Fronteras de EU (CBP, según sus siglas en inglés) no ha tenido más remedio que anunciar que va a llevar a cabo exámenes médicos a todos los niños menores de 10 años que están bajo su "cuidado y custodia", es decir, que están detenidos por haber entrado ilegalmente en el país.

Pero, al margen del anuncio, realizado por el máximo responsable del CBP, Kevin K. McAleenan, poco más se sabe de cómo va a ser esa nueva política. Por de pronto, la decisión indica que los niños que entran ilegalmente en Estados Unidos no son examinados por personal médico salvo que muestren signos de estar enfermos. 

Eso contradice, precisamente, las acusaciones de que los inmigrantes traen enfermedades contagiosas, entre ellas la peste bubónica y la viruela (lo cual sería un hito en la historia de la Biología porque el virus de la viruela fue erradicado precisamente en 1979). "Caravana de enfermedades" es el título de una de las noticias difundidas por la cadena de televisión Fox News durante la crisis desencadenada por el grupo de más de 6,000 migrantes que llegaron desde Honduras a la frontera de México con EU.

Una catástrofe humana 

Por no saber, ni siquiera se sabe cuántos menores van a ser examinados. Según el diario 'The Washington Post', la cifra es "de varios miles". Otras fuentes llevan la cantidad hasta un máximo de 14,000, si se tiene en cuenta los niños que están en centros de detención de larga duración, y se expande la edad hasta los 16 años. De hecho, si ése fuera el caso, la cantidad total de menores examinados podría exceder los 20,000. Muchos de ellos fueron arrestados antes de que la 'tolerancia cero' fuera instaurada por Donald Trump. 

McAleenan ha ofrecido sus "más profundas condolencias" a la familia de Felipe, incluyendo a Agustín, que sigue detenido en EU. Pero, al margen de los buenos deseos, la muerte de los dos niños guatemaltecos ha expuesto, según los defensores de los inmigrantes, la catástrofe humanitaria que está produciendo la política de lucha contra la inmigración de Trump.

La capacidad de los centros de detención para acoger y tratar a los detenidos no es suficiente para la oleada de arrestos que EU está llevando a cabo en la frontera. Son, además, arrestos indiscriminados, lo que agrava los problemas. Tradicionalmente, las autoridades fronterizas estadounidenses han sido selectivas a la hora de apresar a indocumentados, centrándose en sospechosos de pertenecer a mafias o de tener antecedentes penales. Desde hace un año, la única política es arrestar a todo el mundo. Eso incluye niños para los que no existen planes de actuación ni equipos.

Finalmente, está el hecho de que Estados Unidos está llevando a cabo una política de separación de menores de sus padres de manera encubierta. Después del escándalo, en junio, de la ruptura de las familias por los agentes de aduanas, Washington ha dejado de arrebatar a los hijos a las familias de manera automática. En lugar de ello, ahora usa como argumento presuntos malos tratos o tráfico de personas con los menores para llevarlos a centros de detención que a veces están situados a miles de kilómetros de los que acogen a sus padres. Normalmente, los grupos que luchan por los derechos de los inmigrantes no son avisados de esas separaciones familiares, dado que, en teoría, se tratan de decisiones llevadas a cabo para proteger a los niños. 

Todo ello subyace a la idea - sugerida por el presidente de EU y sostenida sin pruebas en las redes algunos de sus seguidores -, de que una de las razones de la inmigración ilegal es el tráfico de menores, realizado por mafias controladas por Hillary Clinton que abusan sexualmente de los niños para asesinarlos después, como afirma la teoría conspiratoria QAnon, que arrasa en redes sociales desde hace 14 meses (el autor de estas líneas ha sido acusado en Twitter de pertenecer a esas redes).

Pero, más allá del mundo conspiranoide de foros como 4chan y 8chan, y de respetables empresas tecnológicas como Twitter y YouTube (está ultima, propiedad de Google), esas suposiciones no son reales. Sí han sido reales, sin embargo, las muertes de Felipe y Jakelin. Ahora, queda en manos de las autoridades de inmigración de EU evitar que se produzcan más muertes como ésas.



regina
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