Internacional - Política

Xi Jinping advierte a Taiwán, "hay una sola China"

2019-01-02

Xi adoptó una retórica menos agresiva respecto al pasado, en el que evocaba...

 

(ANSA) - PEKIN, 2 ENE - La reunificación entre China y Taiwán es "inevitable", lo contrario a la independencia de la isla que es un "callejón sin salida", afirmó el presidente chino Xi Jinping.
    
El mandatario reiteró así una vez más un concepto fundamental de la doctrina política del gigante asiático y advirtió enfático que este objetivo se logrará por cualquier medio, incluso por la fuerza, si es necesario.
    
La ocasión fue un discurso a 40 años de la reanudación de las relaciones entre Pekín y Taiwán, que se autogobierna desde 1949, cuando los nacionalistas chinos escaparon del continente mientras Mao Zedong instauraba el régimen comunista.
    
Xi adoptó una retórica menos agresiva respecto al pasado, en el que evocaba "batallas sangrientas" para proteger "cada centímetro de nuestra tierra".
    
Incluso, aseguró que la reunificación protegerá los "bienes privados", las religiones y los derechos legítimos del pueblo taiwanés".
    
Para convencer a los habitantes de la isla, preocupados del abrazo mortal de un régimen autoritario, prometió que gozarán también ellos del crecimiento de la "madre-patria".
    
El contenido de la dirección de Pekín, sin embargo, no cambió. La reunificación sigue siendo "un requisito inevitable para el gran rejuvenecimiento del pueblo chino" y "la independencia solo traerá inconvenientes para los taiwaneses", dijo Xi. Que "se reserva el derecho de tomar todas las medidas necesarias" contra fuerzas separatistas, internas y externas.
    
Una advertencia fue también a Estados Unidos, que con Taiwán tiene estrechos vínculos, para contener la influencia de Pekín en el Pacífico. La invasión de la isla, más allá de las amenazas verbales, es un camino que Xi quiere evitar, debido a las consecuencias desestabilizadoras a nivel internacional.
    
Por este motivo, apunta a la solución de "un país, dos sistemas" como en Hong Kong, que en 1997 pasó de la soberanía británica a la china, manteniendo un sistema económico abierto y una forma, aunque limitada, de democracia.
    
Sin embargo, en los últimos años, Pekín redujo su control, enviando a la cárcel a importantes figuras pro democracia y limitando la libertad política y de prensa.
    
En Taipei existe el temor de una autonomía enmascarada que permita a los chinos erosionar lentamente los cimientos de la convivencia en la isla. La presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, invitó a Pekín a "enfrentar la realidad de la existencia de la República de China", nombre oficial de Taiwán. E invocó "respeto por la voluntad de 23 millones de personas que eligieron vivir en libertad y democracia".
    
La misma Tsai, sin embargo, acaba de sufrir una abrumadora derrota en las elecciones regionales, lo que la obligó a renunciar a la dirección de su partido, históricamente independentista. Entre otras cosas, fue rechazada la propuesta de que la isla participara en eventos deportivos internacionales como "Taiwán" en lugar de "Taipei Chino". Esta votación es una señal de que Xi Jinping ha roto una brecha. Y con los extraordinarios recursos económicos, militares y políticos a su disposición, incluido un ciber-arsenal para influenciar las elecciones locales, el líder chino más poderoso desde que Mao puede llevar el barco a puerto. Tarde o temprano".


 



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