Tras Bambalinas

Bolsonaro se llevará en la maleta a Davos la sombra de la sospecha sobre su hijo Flavio

2019-01-21

Bolsonaro llega al frío de Davos como quien derrotó a la izquierda de Lula que se...

Por JUAN ARIAS, El País

19 ENE 2019 - 16:44    CST El nuevo presidente brasileño, el ultraderechista, Jair Bolsonaro, acudirá los próximos días al Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, junto con sus ministros estrella, el de Economía, el liberal Paulo Guedes, y el de Justicia, el mítico juez Sérgio Moro. Son esperados con la misma expectación que otros años se otorgaba al expresidente Lula da Silva, que encarnaba la nueva izquierda democrática de América Latina.

Bolsonaro llega al frío de Davos como quien derrotó a la izquierda de Lula que se había corrompido por sus relaciones mafiosas con los grandes empresarios. Y llega alzando dos banderas de lo que llama la "nueva era" de Brasil: la de la recomposición de la economía que los Gobiernos de Dilma Rousseff habían dejado maltrecha con 14 millones de desempleados y la de la lucha contra la corrupción, encarnada en su ministro de Justicia que llevó a la cárcel a Lula y a buena parte de la élite de su partido, el PT.

Fueron ambas banderas, junto con la prometida guerra contra la violencia que castiga al país con 63,000 homicidios al año, lo que llevó a 57 millones de brasileños a darle la confianza al nuevo presidente, que sin tener biografía, llegó al poder como revulsivo contra la vieja política y sus escándalos de corrupción.

La presencia, sin embargo, de Bolsonaro y de sus dos ministros estrella en Davos podría acabar empañada gravemente, si antes de tomar el avión presidencial no se disipan definitivamente las sospechas de presunta corrupción política de su hijo mayor, el elegido senador, Flavio, que se está convirtiendo en un enredo que da la impresión de que se quiere ocultar bajo el tapete con los clásicos enjuagues de la más vieja política. Algo que empieza a preocupar, por ejemplo, no solo a la docena de militares presentes en su Gobierno, algo inédito desde los tiempos de la dictadura, sino también a muchos de sus seguidores fieles que lo habían votado precisamente como al nuevo Quijote que prometía limpiar al país de corrupción.

Por todo ello, y después de las últimas revelaciones del Jornal Nacional de la TV Globo sobre depósitos sospechosos en la cuenta de su hijo Flavio, el presidente no debería ir a Davos antes de dejar aclarado definitivamente el caso de su hijo y de su asesor Fabricio Queiroz, amigo personal desde hace media vida de la familia Bolsonaro. Se trata de una situación que se está convirtiendo no solo en un enredo más de supuesta corrupción, sino en una herida que podría acabar envenenando la credibilidad del nuevo Gobierno.

No parece razonable imaginar que un presidente de la República, con los poderes que el cargo le otorga en este país, y su ministro de Justicia, Moro, un experto mundial en asuntos de corrupción, no posean a estas horas la información suficiente para decir una palabra definitiva a la opinión pública sobre el caso de su hijo Flavio y de su asesor Queiroz.

El presidente Bolsonaro y el ministro Moro no deberían viajar a un simposio tan importante económica y políticamente como el de Davos, sin haber disipado antes, definitivamente, esa sombra de sospecha que está quebrando la luna de miel de la nueva era bolsonariana. Cuando quiere, el nuevo presidente es contundente en sus actos. Que no le tiemble la mano a la hora de decidir sobre su propia carne. Solo así su credibilidad quedaría restablecida sin dar pasto a la oposición a la que le está haciendo el mejor de los regalos.



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