Religión

El Papa Francisco, a los cristianos en la cuna del islam: "No entablen litigios ni contiendas"

2019-02-05

La primera visita de un Pontífice a la península Arábiga coloca el foco sobre...

Francisco Carrión | El Mundo

Abu Dabi.- En la misa más multitudinaria jamás celebrada en un país musulmán, el Papa Francisco ha ensalzado este martes a "los pobres, los mansos, los que se mantienen justos aún corriendo el riesgo de ser ridiculizados y los perseguidos". Un canto a una iglesia de migrantes multicultural y de ritos diversos, que habla medio centenar de lenguas y ha crecido en el último medio siglo al calor de quienes hallaron empleo en las petromonarquías del golfo Pérsico.

"He venido también a daros las gracias por el modo como vivos el Evangelio que hemos escuchado. Se dice que entre el Evangelio escrito y el que se vive existe la misma diferencia que entre la música escrita y la interpretada. Vosotros aquí conocéis la melodía del Evangelio y vivís el entusiasmo de su ritmo. Sois un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez mas, para hacer una sinfonía. Esta alegre sinfonía de la fe es un testimonio que dais a todos y que construye la Iglesia", ha declarado el Santo Padre desde un altar levantado para la ocasión en el estadio de la ciudad deportiva Sheij Zayed, en Abu Dabi.

La primera visita de un Pontífice a la península Arábiga coloca el foco sobre una comunidad católica desconocida, formada en Emiratos Árabes Unidos por un millón de extranjeros, en su mayoría, llegados de Filipinas y la India y con condiciones laborales no siempre fáciles. Según fuentes de la organización, hasta 135,000 fieles se han congregado a primera hora de este martes en un estadio al que el Papa ha llegado a bordo de coche tras visitar la catedral de San José, el primer templo en Emiratos consagrado en 1965 para un culto que desde entonces ha ido sumando fieles al ritmo que la federación de siete emiratos iba construyendo su horizonte de rascacielos y lujo.

"Estoy entusiasmada por la visita del Papa. Vine hace ocho años a Emiratos porque mi sueldo en Filipinas era ridículo. He pasado la noche sin dormir pero no tengo sueño", señalaba Rimy Uyanguren, de 45 años, poco antes de que comenzara una ceremonia oficiada bajo un sol de justicia en inglés, con homilía en italiano. Más de un millar de autobuses desde diferentes puntos del país han enfilado desde la noche previa el camino hacia el estadio de Abu Dabi, la última parada del periplo de día y medio de Bergoglio enmarcado en el propósito de las familias reales del país de presumir de tolerancia religiosa a pesar de las limitaciones de culto.

A los decenas de miles de almas que han abarrotado las gradas del estadio, Francisco les ha dedicado su homilía, exhortándoles a que persistan en su fe en los confines de una región que es cuna del islam. "Os deseo que esteis asi, arraigados en Jesus y dispuestos a hacer el bien a todo el que esta cerca de vosotros. Que vuestras comunidades sean oasis de paz", ha reclamado. "Seguir el camino de Jesus no significa estar siempre contentos. Quien esta afligido, quien sufre injusticias, quien se entrega para ser artífice de la paz sabe lo que significa sufrir".

"Ciertamente, para vosotros no es fácil vivir lejos de casa y quizá sentir la ausencia de las personas más queridas y la incertidumbre por el futuro. Pero el Señor es fiel y no abandona a los suyos", ha declarado el obispo de Roma. "Miremos a Jesús: no dejó nada escrito, no construyó nada imponente. Y cuando nos dijo cómo hemos de vivir no pidió que levantemos grandes obras o que nos destaquemos realizando hazañas extraordinarias. Nos ha pedido que llevemos a cabo una sola obra de arte, al alcance de todos: la de nuestra vida. (...) Las Bienaventuranzas no son para súper-hombres, sino para quien afronta los desafíos y las pruebas de cada día. Quien las vive al modo de Jesús purifica el mundo. Es como un árbol que, aun en la tierra árida, absorbe cada día el aire contaminado y devuelve oxigeno".

En un país de 9,5 millones de habitantes, donde solo un millón tiene nacionalidad emiratí, el Pontífice ha rogado "practicar la mansedumbre y la justicia a pesar de todo, a ser misericordiosos con todos, a vivir la aflicción unidos a Dios". "No es bienaventurado quien agrede o somete, sino quien tiene la actitud de Jesús que nos ha salvado: manso, incluso ante sus acusadores", ha insistido el argentino, parafraseando a San Francisco. "No entablen litigios ni contiendas: en ese tiempo, mientras tantos marchaban revestidos de pesadas armaduras, San Francisco recordó que el cristiano va armado solo de su fe humilde y su amor concreto. Es importante la mansedumbre: si vivimos en el mundo al modo de Dios, nos convertiremos en canales de su presencia; de lo contrario, no daremos frutos".

A los miembros de la iglesia del desierto -constituida por cristianos de Oriente Próximo y migrantes procedentes de medio mundo y hablada en árabe, inglés, tagalo, francés, urdú o español-, el Papa Francisco les insta a trabajar por la paz. "El cristiano promueve la paz, comenzando por la comunidad en la que vive. (...) Pido para vosotros la gracia de conservar la paz, la unidad, de haceros cargo los unos de los otros, con esa hermosa fraternidad que hace que no haya cristianos de primera y de segunda clase. Jesus, que os llama bienaventurados, os da la gracias de seguir siempre adelante sin desanimaros, creciendo en el amor mutuo y en el amor a todo".

Con la misa, el pontífice concluye una fugaz visita durante la que se ha reunido con el príncipe heredero Mohamed bin Zayed y el gran imam de Al Azhar Ahmed el Tayeb, líder de la institución más prestigiosa del islam suní con sede en El Cairo. En su discurso de ayer, al cierre de una conferencia sobre "Fraternidad Humana", el Papa condenó la guerra en Yemende la que Emiratos es parte beligerante y pidió a las monarquías del golfo Pérsico que reconozcan los derechos de ciudadanía a los miembros de las minorías religiosas. "La fraternidad humana nos exige, como representantes de las religiones, el deber de desterrar todos los matices de aprobacion de la palabra guerra. Devolvamosla a su miserable crudeza", clamó.

Además de presentar una declaración conjunta que llama al diálogo interreligioso y la convivencia mutua de musulmanes y cristianos, Francisco y El Tayeb dejaron sus firmas sobre la piedra de fundación de dos nuevos templos de Abu Dabi, la iglesia de San Francisco y la mezquita del gran imam de Al Azhar Ahmed el Tayeb. Ambos edificios recordarán un periplo histórico que el emirato de Abu Dabi, enfrascado junto a Arabia Saudí en un conflicto regional con la vecina Qatar, ha vendido como una muestra de "tolerancia e integridad moral".



Jamileth