Internacional - Política

Bashar Asad visita Irán por primera vez desde el inicio de la guerra en Siria

2019-02-26

El rais se ha reunido este mismo lunes, sin anuncio previo, con el jefe del Ejecutivo, Hasan...

Lluis Miguel Hurtado | El Mundo

Chabahar (Irán).- El presidente de Siria ha visitado de improvisto a uno de sus principales apoyos políticos, económicos y militares. Medios oficiales han anunciado este lunes por la noche el primer viaje de Bashar Asad a Irán desde el inicio de la guerra, hace ocho años. El rais se ha reunido este mismo lunes, sin anuncio previo, con el jefe del Ejecutivo, Hasan Rohani, y con el Líder Supremo, Ali Jamenei.

No es habitual que el Guía Supremo reciba a mandatarios internacionales. El presidente ruso, Vladimir Putin, o el sultán de Omán Qabus bin Said están entre los pocos que han podido intercambiar unas palabras con Jamenei. Con Asad, el encuentro ha ido más allá de lo habitual: las imágenes de las agencias iraníes han mostrado al hombre que tiene la última palabra en Irán abrazando efusivamente al líder sirio.

Durante el encuentro, Jamenei se ha deshecho en elogios. "Te has convertido en un héroe para el mundo árabe, y el movimiento de resistencia de la región ha ganado reputación contigo", ha asegurado el iraní, según la agencia local Tasnim. "A través de la resistencia y la cooperación de sus pueblos, Siria ha conseguido mantenerse firme frente a una gran coalición formada por América, Europa y sus aliados en la región, y emerger triunfante de esta crisis", ha zanjado.

Siria e Irán son aliados tradicionales desde hace 40 años. Ambos han confrontado la existencia de Israel y se han ofrecido apoyo mutuo en tiempos de crisis. Desde 2011, Irán ha proporcionado a Damasco financiación, el asesoramiento militar de su Guardia Revolucionaria y recursos humanos, como la formación y manutención de milicias chiíes iraquíes, afganas y paquistaníes.

Sin embargo, si bien Bashar Asad ha visitado Rusia -su otro apoyo durante la guerra- a lo largo del conflicto, el máximo mandatario árabe no había pisado Irán desde 2011, antes del estallido de las protestas populares que desembocaron en la carnicería actual. Se estima que hasta medio millón de personas pueden haber muerto desde el inicio de lo que hoy es una guerra de proximidad.

En esta fase del conflicto, Irán se sienta en la mesa tripartita de Astana, junto a Rusia y Turquía, buscando una fórmula de rebajar la guerra siria. La victoria de Asad frente a una amalgama de fuerzas opositoras, inicialmente respaldadas por Turquía y varios países del Golfo Pérsico no se discute. Frente a Asad, consciente de cuán crucial ha sido la guerra de Siria para el destino de Irán, el presidente iraní Rohani ha declarado que "la victoria de Siria es una victoria para Irán y para la nación islámica en su conjunto".

La guerra, sin embargo, está lejos de acabar. Los muertos, aunque en cantidad menor que en meses anteriores, siguen acumulándose en la provincia de Idlib, donde se halla el último bastión opositor. Los leales al Gobierno abogan por atacar Idlib para recuperarla frente a Turquía, que teme una nueva crisis de refugiados en consecuencia. En el este del país, pese a los anuncios iniciales de una retirada total, EU ha anunciado recientemente que pretende mantener al menos 400 efectivos en suelo sirio.

Damasco y sus aliados rechazan el plan de Donald Trump: "La zona de seguridad que los americanos pretenden establecer en Siria es uno de los complots que deben ser categóricamente rechazados y confrontados", ha dicho Jamenei frente a un Bashar Asad que, pese a poder cantar victoria, ofrece una sensación de debilidad ante a la notoria influencia que han cobrado sus sostenes rusos e iraníes.



Jamileth

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