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La 'semana negra' termina con una andadura con más sombras que luces de Santiago Solari

2019-03-11

Pero tan rápido como vino la recuperación llegó el hundimiento. El Girona...

 

MADRID, 11 Mar. (EUROPA PRESS) - El recorrido de Santiago Solari como técnico del Real Madrid concluyó este lunes después de 132 días en el cargo, al que accedió como relevo del también destituido Julen Lopetegui el pasado 29 de octubre y con el único bagaje positivo del título del Mundial de Clubes, insuficiente para empañar una etapa marcada por la infausta 'semana negra' de finales de febrero y principios de marzo y los desencuentros con jugadores como Isco o Marcelo.

El de Rosario heredó un equipo que estaba a siete puntos del liderato en LaLiga Santander, con serios problemas ofensivos, defensivos y de estado de forma de jugadores, y lo deja sin apenas posibilidades de salvar una temporada donde el único consuelo será el Mundial de Clubes.

El todavía campeón de Europa no falló en Abu Dabi y se dio un respiro a un discreto 2018 con su tercer título consecutivo tras ganar en la final al modesto Al Ain por 4-1, pero 2019 no le trajo ninguna buena noticia pese a un esperanzador resurgir que fue finiquitado tras seis días terribles.

A Solari le costó enderezar el rumbo de la nave blanca y el inicio no fue demasiado optimista. Cumplió con el objetivo primordial de pasar a octavos de la Liga de Campeones como primero tras ganar en Roma sin excesivo brillo y golear en Plzen, pero con todo decidido fue testigo directo de la, hasta entonces, mayor goleada encajada en Europa como local con el sonrojante 0-3 ante el CSKA ruso, segundo gran revolcón tras el encajado en Ipurua en Liga por idéntico resultado.

Pese a ello, el Real Madrid cerró el 2018 con pleno de victorias y un trofeo bajo el brazo, pero el 2019 le volvió a condenar con un empate en Villarreal y la derrota en casa ante la Real Sociedad (0-2), que sacaba al equipo de los cuatro primeros puestos y aumentaba a 10 puntos la brecha con el Barça.

Sin embargo, el escenario cambió radicalmente y el conjunto madridista hizo atisbar algo de esperanza a sus aficionados. La aparición del pujante Vinicius, al que Lopetegui apenas había dado opciones, la recuperación de la mejor forma de jugadores como Luka Modric y los goles de Karim Benzema catapultaron al Real Madrid como candidato a todo.

El trece veces campeón de Europa se metió en las semifinales de la Copa del Rey, donde tenía que medirse en una veintena de día en un carrusel de Clásicos al FC Barcelona, lo que finalmente sería su tumba pese al valioso empate a un gol en la ida del Camp Nou donde dejó buena imagen. Días después, ganó en el Wanda Metropolitano (1-3) y pareció encarrilar el billete a los cuartos de la 'Champions' al sacar un 1-2 de Ámsterdam.

Pero tan rápido como vino la recuperación llegó el hundimiento. El Girona frenó contra todo pronóstico la racha de cinco victorias ligueras seguidas y ese fue el principio del fin. Tras ganar al Levante con mucha polémica a domicilio (1-2), llegaba la hora de la verdad para un Real Madrid que se jugaba mucho en seis días con dos duelos ante el Barça y la vuelta ante el Ajax.

El 27 de febrero, la falta de puntería de antaño terminaba de condenarle en la Copa ante un Barça discreto que ganó incluso con gran autoridad (0-3) y apenas tres días después, con un conjunto azulgrana mucho más serio, la imagen no era buena y una nueva derrota (0-1) significaba el adiós a la Liga.

Quedaba la sempiterna bala por la 'Champions', pero el martes 5 de febrero pasará a la historia del madridismo como una de las más negras de su historia. El joven Ajax zarandeó sin contemplaciones a un campeón otra vez sin gol y sin la fortuna de su lado, al que derribó de su trono con un brutal 1-4, resultado que recogió el testigo de la peor derrota europea en casa de siempre, que agrandó aún más la herida, con el año y que fue el final de Solari como técnico, pese a su victoria del domingo ante el Valladolid.

ISCO Y MARCELO, APARTADOS

El rosarino también será recordado por haber vivido conflictos con el vestuario, en los que nunca quiso ahondar. El más sonado fue el que ha mantenido con Isco Alarcón, casi indiscutible con Julen Lopetegui, y condenado poco a poco a un ostracismo abrumador, al parecer tras un mal gesto del malagueño tras la derrota en Eibar.

Marcelo, uno de los símbolos de la última época dorada del conjunto merengue y segundo capitán, también pasó a tener un papel residual, provocado por su bajo estado de forma y la eclosión de Sergio Reguilón, titular en todos los partidos importantes menos en la ida copera de semifinales en el Camp Nou. Solari siempre tuvo palabras de cariño para el brasileño, pero la realidad fue que el lateral izquierdo apenas contó.

Tampoco se escapó de situaciones tensas con el técnico argentino un Gareth Bale, que no ha sabido aprovechar la marcha de Cristiano Ronaldo y que está cuajando otro año gris y repleto de problemas físicos. El de Cardiff también perdió el sitio en beneficio por la irrupción de Vinicius y por el mayor trabajo de Lucas Vázquez, y mostró su desacuerdo en la celebración de su gol ante el Levante, donde se quitó de encima al gallego, o en el extraño corte de mangas tras el 1-3 ante el Atlético.



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