Internacional - Seguridad y Justicia

Tres suicidios en una semana: el drama de los supervivientes de las masacres en EU

2019-03-28

Ambos casos han hecho saltar todas las alarmas, porque ponen otra vez encima de la mesa los traumas...

Por EMILIO LÓPEZ ROMERO, El Mundo

El drama de la violencia de las armas en Estados Unidos no da tregua. En apenas una semana, dos jóvenes supervivientes de la matanza del año pasado en Parkland (Florida), y el padre de una de las víctimas de la masacre de Sandy Hook (Connecticut) en 2012, murieron en lamentables circunstancias que las autoridades han catalogado como aparentes casos de suicidio.

Avielle Richman tenía seis años cuando el fatídico 14 de diciembre de 2012 Adam Lanza entró fuertemente armado en su escuela primaria y mató a 20 niños y seis adultos, en la peor matanza escolar que se recuerda en Estados Unidos. Su padre, Jeremy Richman, decidió transformar su tragedia personal en una nueva fundación que trabaja desde entonces en aras de prevenir la violencia, investigando conexiones entre la salud mental y comportamientos como el del responsable de la muerte de su hija.

Por eso cuesta entender lo que ha pasado. La policía encontró este lunes su cuerpo sin vida en su oficina de Newtown, el pequeño pueblo a 120 kilómetros de la ciudad de Nueva York, donde se ubica la escuela Sandy Hook. "Esto es demoledor. Jeremy era un gran amigo y hace dos semanas estuvimos hablando en mi despacho del increíble trabajo que estaba haciendo la fundación Avielle", dijo el senador de Connecticut, Chris Murphy.

Su muerte se suma a la de otras dos víctimas de esta tragedia que azota el país. Sydney Aiello estaba en el interior del Instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland cuando Nikolas Cruz se llevó la vida de 17 personas el 14 de febrero de 2018. La joven, que tenía 19 de años, logró escapar con vida, pero nunca superó lo ocurrido y el 15 de marzo se pegó un tiro en la cabeza en su casa. Su madre reveló esta semana al canal CBS que tenía el "síndrome del superviviente", pero nunca había buscado ayuda.

El pasado 23 de marzo otro estudiante que se salvó de la matanza de San Valentín también terminó quitándose la vida. Las autoridades locales no quisieron revelar su nombre, pero los familiares de Calvin Desir, que tenía 16 años, decidieron este martes dar un paso al frente y revelar su identidad.

Ambos casos han hecho saltar todas las alarmas, porque ponen otra vez encima de la mesa los traumas psicológicos que sufren los adolescentes que sobreviven a estos tiroteos. "Quiero que todos ellos sepan que hay gente ahí afuera que nos preocupamos por ellos, que los queremos, y nunca deberían pensar que están solos", dijo al 'Miami Herald' el activista Andrew Pollack, cuya hija Meadow murió también en la misma matanza.

En Estados Unidos las estadísticas son terribles y hablan por sí mismas, sin necesidad de ponerles rostro. Según un nuevo estudio publicado la semana pasada, en este país es más fácil morir en un tiroteo en una escuela que patrullando las calles de una ciudad o yendo a la guerra. En 2017, murieron un total de 2.462 chicos de entre 5 y 18 años por culpa de las armas de fuego, frente a 144 agentes de policía en actos de servicio y unos 1,000 soldados en activo repartidos por el mundo.

Así de contundente lo explicó el profesor Charles Hennekens, de la Facultad de Medicina de Florida Atlantic University, quien lideró una investigación que recoge datos desoladores. Entre 1999 y 2017, casi 39,000 niños y adolescentes murieron víctimas de armas de fuego, de los cuales 6,500 tenían entre 5 y 14 años. Las muertes de chicos en edad escolar están aumentando a niveles alarmantes en Estados Unidos, donde las tasas de homicidios son entre un 6% y un 9% más altas que en otros países desarrollados.



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