Internacional - Seguridad y Justicia

Egipto libera a activista prodemocracia tras 5 años preso

2019-03-29

Alaa Abdel-Fattah alcanzó prominencia con las revueltas de la Primavera Árabe de 2011...

Por MAGGIE MICHAEL

EL CAIRO (AP) — Uno de los activistas prodemocracia más conocidos de Egipto salió libre el viernes a primeras horas de la mañana tras cumplir una condena de cinco años de prisión por incitar y participar en protestas, informaron su familia y abogado.

Los términos de su liberación, sin embargo, requieren que se presente en una comisaría de policía todos los días durante los próximos cinco años.

Alaa Abdel-Fattah alcanzó prominencia con las revueltas de la Primavera Árabe de 2011 que barrieron Oriente Medio y que en Egipto derrocaron al presidente Hosni Mubarak. Para muchos, su encarcelamiento tres años después _en un momento en que las autoridades imponían leyes draconianas que prohibían reuniones públicas y manifestaciones no autorizadas_ fue otro indicio del regreso a Egipto de gobiernos autocráticos.

Las hermanas de Abdel-Fattah, Mona y Sanaa Seif, publicaron en Facebook que “Alaa está fuera”, junto a un video de él en casa, jugando con un perro. Su abogado, Khaled Ali, confirmó la liberación publicando: “Gracias a dios, Alaa Abdel-Fattah está en casa”.

Aunque fuera de prisión, la sentencia de Abdel-Fattah estipula que durante los próximos cinco años estará bajo “observación policial” y que deberá presentarse en una comisaría todos los días. En algunos casos, los reclusos liberados sólo firman un cuaderno de bitácora y luego abandonan la comisaría de policía, pero en otros, las medidas son más severas.

El destacado disidente había sido detenido varias veces antes. Fue condenado a cinco años de prisión por su participación en una protesta pacífica luego de que le ejército derrocó al polémico presidente islamista electo Mohammed Morsi en julio de 2013.

Tras la salida de Morsi, las autoridades de transición, respaldadas por el ejército, emprendieron una dura represión hacia quienes se manifestaron contra la caída del presidente, incluyendo una operación de las fuerzas de seguridad contra una sentada de islamistas en El Cairo que dejó cientos de muertos.

En cuestión de semanas, el gobierno también persiguió a activistas laicos y liberales que se oponían a una recién aprobada norma que vetó las manifestaciones callejeras sin autorización previa de las autoridades. La ley requería que los participantes solicitasen permiso formalmente al Ministerio del Interior tres días antes e incluía penas de prisión y sanciones elevadas para quienes no la acataban.

La manifestación que llevó a la detención y condena de Abdel-Fattah era contra la decisión de juzgar a civiles en tribunales militares, conocidos por sus rápidas y duras condenas.

Las fuerzas de seguridad registraron su casa tras la protesta, golpearon a su esposa y confiscaron sus computadoras, pero él no se encontraba en la vivienda. Más tarde se entregó a las autoridades.

“No niego la acusación”, escribió en un comunicado entonces. “Es un honor ser responsable de las protestas de la gente que desafían la legalización del retorno” del gobierno de Mubarak.



Jamileth

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