Internacional - Política

Ucrania y se medirá al presidente Poroshenko en la segunda vuelta

2019-04-01

Los detractores de Zelensky ponen en duda su capacidad para gobernar el país y algunos lo...

Por XAVIER COLÁS, El Mundo

Ucrania se sumó ayer a la lista de países que está oficialmente harta de todos sus políticos. El actor, humorista y productor Volodymyr Zelensky, de 41 años, fue el candidato más votado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales ucranianas con un 30,4% de los votos, según los primeros datos. Su 'experiencia' como gobernante se limita a su papel en una serie de televisión, en la que encarnaba a un profesor que de pronto se convierte en presidente. Tres de cada diez votantes ucranianos creen que ese guión podría funcionar en la realidad. Para eso tendrá que vencer en la segunda vuelta del próximo 21 de abril. Ese día se medirá con el presidente saliente, el magnate prooccidental Petro Poroshenko, que recibió el apoyo de un 16%, escrutada la primera mitad de los votos. El duelo va a ser a cara de perro. Anoche Poroshenko empezó de nuevo a intentar desgastar la fiabilidad de Zelensky, recordando que Putin "sueña con un presidente suave, sumiso, amable, risueño, inexperto, débil, ideológicamente amorfo y políticamente incierto. ¿Le regalaremos esto?"

Los detractores de Zelensky ponen en duda su capacidad para gobernar el país y algunos lo tachan de títere del oligarca Igor Kolomoiski, viejo adversario de Poroshenko. Ante esto, el actual presidente ha 'vendido' su experiencia y el espíritu patriótico de resistencia ante la sublevación impulsada en el este por Rusia, que se anexionó en 2014 la península de Crimea. La postura de Zelensky es mucho más ambigua respecto a la paz en Donbás, pues incluso ha abogado por una negociación directa con Moscú que después sería sometida a votación.

Yulia Timoshenko, la carismática líder de la Revolución Naranja, que se presentaba por tercera vez a unas presidenciales, se ha quedado fuera de la segunda vuelta con un 14,2% de los votos. En cuanto se supieron los primeros datos, Timoshenko rebatió la precisión de los sondeos, asegurando que su encuesta interna la colocaba en el segundo lugar detrás de Zelenskiy. Timoshenko hizo campaña prometiendo reducir a la mitad el precio del gas y rechazar los acuerdos de paz de Minsk para la guerra en el este. Aunque queda fuera de la carrera electoral, su apoyo puede ser decisivo de cara a la segunda vuelta. Ella también es próxima al oligarca Kolomoiski, por lo que en teoría debería poner a sus bases al servicio de Zelensky, tal vez a cambio de ser primera ministra después. Pero Zelensky se ha presentado como el 'outsider' que iba a renovar la esfera pública, quitando la inmunidad a los políticos y borrando la corrupción. La sola perspectiva de entregar la jefatura del gobierno a una líder que lleva en primera línea desde los años noventa podría apagar su aureola antes de tiempo.

Poroshenko tendrá difícil remontar los más de diez puntos que parece que le ha sacado Zelensky, cuyo irresistible ascenso es en buena medida fruto del rechazo de los electores ucranianos a las élites del país. Pese a la reforma del sector público, las instituciones y los políticos se han visto salpicados repetidamente por escándalos de corrupción. Hay decepción cinco años después de las movilizaciones de Maidan, pese a que Poroshenko ha logrado culminar reformas clave: en particular en las fuerzas armadas y el sector energético así como en la salud pública y la educación. "Pero no puede darse por 'muerto' a Poroshenko", advertía un alto cargo gubernamental, "porque no todos los 'partisanos' de Timoshenko están dispuestos a apoyar a Zelensky".

"Este es solo un primer paso hacia una victoria amplia", clamó Zelensky desde su sede tras saberse ganador. "Esto es solo el comienzo, no nos vamos a relajar", continuó, asegurando que no contempla negociar alianzas con otros candidatos eliminados. Y resumiendo así su estrategia: "¡Sólo la victoria!"

"No estoy eufórico", afirmó Petro Poroshenko, reconociendo que "los resultados son una dura lección" de un electorado que no se conforma y exige cuentas a su presidente aunque se haya recurrido mil veces a señalar a Vladimir Putin como el enemigo de todos. El país está en una dura crisis económica -es el más pobre de Europa después de Moldavia- y todavía libra una guerra que ha dejado más de 12,000 muertos en cinco años. A pesar de la aversión a Moscú que hay entre buena parte de la población, en regiones del este se ve de otra manera. Yuri Boiko, considerado el candidato pro-Kremlin por excelencia, quedó cuarto con un 9,8% de los sufragios.

Poroshenko aseguró que la primera ronda electoral había sido libre y en línea con los estándares internacionales. Las imágenes de las elecciones dibujan un panorama de lo que es la Ucrania de hoy: los soldados del frente votando cerca del campo de batalla, los ucranianos emigrados haciendo cola en consulados extranjeros o la enorme papeleta con más candidatos -39- que nunca. Y sobre todo la incertidumbre respecto al resultado: una situación poco habitual en la mayoría de las ex repúblicas soviéticas, donde el candidato oficialista no suele tener rivales. En contra de las acusaciones de profascista o antisemita que se hacen a Ucrania, el candidato más votado es judío. Y de nuevo una mujer ha estado entre las favoritas con opciones, otro hecho poco habitual en la vieja URSS y todavía inédito en democracias como España. En Ucrania hay hambre de cambio, pero todavía no está claro quién será el protagonista del siguiente capítulo.

Según resultados no definitivos de la Comisión Electoral Central de los más de 34 millones de ucranianos que estaban llamados a las urnas votó un 63,48 %. Unos cinco millones residentes en la parte de los territorios controlada por los separatistas prorrusos en las provincias de Donetsk y Lugansk no pudieron ejercer su derecho al voto.



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