Diagnóstico Económico

Un nuevo marco para las relaciones entre la Unión Europea y Japón

2019-04-11

La relación de Japón con esta organización internacional comienza cuando se...

 

Carmen Tirado Robles | El Mundo

El pasado 1 de febrero entraron en vigor dos acuerdos especialmente relevantes para las relaciones entre la Unión Europea y el país del sol naciente: uno de asociación económica y otro de asociación estratégica. En ambos casos las negociaciones comenzaron en 2013 y finalizaron en 2018.

La relación de Japón con esta organización internacional comienza cuando se crea la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, la primera de las tres comunidades que están en el origen de la actual Unión Europea. El 20 de octubre de 1954, el primer enviado diplomático de Japón, el embajador Shoji Arakawa, fue acreditado ante la Alta Autoridad de la CECA en calidad de "Observador Permanente". Desde entonces estas relaciones se van estrechando y en los años 70 se abren un Centro de cooperación Industrial UE-Japón, una representación de Japón ante la Unión Europea en Bruselas y una sede de la Comisión en Tokio. Además, se celebran cumbres anuales desde 1991 y existen multitud de programas e iniciativas entre estos dos actores internacionales.

Sin embargo, estas ya largas relaciones se han caracterizado por centrarse sobre todo en lo económico y lo comercial (en este último caso con numerosas fricciones) y no se había establecido nunca entre Japón y la Unión Europea un marco general susceptible de incorporar otros ámbitos de interés común. Afortunadamente, el panorama cambia con la firma de estos dos nuevos acuerdos, que sí suponen el establecimiento de una estrategia global tanto en el plano económico como en el político.

Así, en lo que se refiere al acuerdo de asociación económica, su contenido excede el de un mero convenio de libre comercio al uso, pues dedica también capítulos a materias como la gobernanza empresarial, el desarrollo sostenible, la propiedad intelectual o la transparencia. Los beneficios van a ser múltiples, tanto para japoneses como para europeos. Por ejemplo, va ampliar y reforzar las posibilidades de exportación de muchos productos nacionales, al mismo tiempo que eliminar o rebajar en gran medida los aranceles. Así productos como vinos, quesos, aceites, carnes de cerdo y vacuno, turrones y muchos otros productos españoles van a ver suprimida su barrera arancelaria hacia el mercado nipón, estando cifrado el ahorro para las empresas españolas en unos 100 millones de euros. Pero no sólo es eso: 42 denominaciones de origen españolas van a ser protegidas en Japón como lo son hasta ahora en la Unión Europea.

Por otra parte, la flexibilización de las barreras no arancelarias también nos beneficiará. Hasta ahora, muchas empresas españolas no podían competir en el hiperregulado mercado japonés, pues sus controles técnicos y sus complicados procedimientos de certificación dificultaban extremadamente la exportación de nuestros productos a Japón, a pesar de ser seguros y de alta calidad. Ahora, con el acuerdo, se garantiza la plena sintonía entre Japón y la UE en lo que se refiere a la seguridad de productos como automóviles, productos sanitarios o cerveza. Además, la adopción por Japón del sistema internacional de etiquetado de textiles, el mismo que se usa en la UE, hará que ya no sea necesario etiquetar de nuevo cada prenda que se exporte a Japón, como ocurría hasta ahora.

Por otra parte, las empresas europeas y, por ende, también las españolas, podrán competir en las licitaciones públicas de las 48 llamadas “ciudades centrales” de Japón. El acuerdo beneficiará especialmente a las PYMES –que, como es sabido, son una aplastante mayoría en el tejido empresarial español– a través de un mayor y mejor acceso a la información. Tanto la UE como Japón se comprometen a crear un sitio web específico para facilitar información a estas empresas sobre cómo acceder a sus mercados y se prevé también la creación de puntos de contacto específicos, que gestionen todas las consultas que las empresas puedan plantearse en relación con el acuerdo.

En lo que respecta al Acuerdo de Asociación Estratégica, sus negociaciones fueron mucho más opacas que las del económico, sin perjuicio de lo cual, su entrada en vigor ha sido simultánea a la de este. Su contenido es mucho más delicado, pues aborda cuestiones fundamentales que afectan a los conceptos de democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos o las libertades fundamentales. Se trata de valores compartidos entre la UE y Japón que, no obstante, han generado algunas fricciones que finalmente han conseguido superarse.

Este Acuerdo también contribuye a reafirmar la promoción de la paz y la seguridad internacionales, ámbitos en los que la UE y Japón han colaborado ya en diversas ocasiones. Además, se contempla la posibilidad de llevar a cabo acciones conjuntas en más de 40 áreas de interés común, tales como seguridad, energía, gestión de desastres, delitos informáticos, asuntos económicos, educación, envejecimiento de la población, investigación y desarrollo y lucha contra el terrorismo o cambio climático. Puede afirmarse que, con este acuerdo, ambos socios asumirán un papel de liderazgo en términos de estabilidad y promoción de valores universales, en un contexto global caracterizado por la incertidumbre, lo que supone un paso de enorme importancia, teniendo en cuenta sobre todo la gran reforma interna en materia de seguridad y defensa recientemente abordada por el actual gobierno nipón.

Mediante estos dos acuerdos, la UE y Japón forjan un compromiso de acción común sin precedentes, sustentado en valores compartidos, que afecta a múltiples ámbitos y constituye una respuesta adecuada, sensata y coherente frente al proteccionismo que actualmente caracteriza a la política exterior estadounidense. Con ellos se crea una zona de cooperación, seguridad y confianza nunca establecida en ninguna otra área del planeta.



regina