Internacional - Economía

Un tercio de los españoles teme que el Brexit golpee duramente a la economía

2019-04-12

Los españoles aparecen en ella como los europeos que viven más de espaldas a las...

Por FÁTIMA RUIZ, El País

El 'vía crucis' del Brexit ha alcanzado otra estación de penitencia a pocos días de la Semana Santa. Theresa May y sus íntimos enemigos de Bruselas lograron el miércoles posponer el abismo de un divorcio por las malas hasta Halloween, una fecha mucho más apropiada para hablar de un terrorífico 'no acuerdo' que puede llevarse por delante varios puntos del PIB del Reino Unido y golpear duramente las economías del Viejo Continente.

Los ciudadanos españoles son conscientes de que esa salida de Reino Unido no será gratuita. Literalmente. Uno de cada tres teme que el Brexit le cueste caro a la economía española: el 36,9% prevé consecuencias «muy negativas» para sus bolsillos.

Tampoco comulgan con la forma en la que se han llevado a cabo unas negociaciones que se han convertido en el día de la marmota y que casi la mitad de ciudadanos de nuestro país (45,4%) considera que no han defendido los intereses nacionales.

Y eso a pesar de que se haya rascado el estatus de «colonia británica» para Gibraltar -en el reglamento de exención de visados tras la salida de Londres- y de que el Gobierno lograra garantías adicionales al acuerdo de salida pactado en noviembre, que establecen que la última palabra sobre el Peñón en futuras conversaciones la tendrá Madrid.

Son las conclusiones de la macroencuesta multinacional El Cambio en Europa, presentada ayer en Madrid y realizada por institutos demoscópicos de seis países -en el caso de España Sigma-DOS- a través de miles de entrevistas en esos Estados Miembros: Italia, España, Alemania, Austria, Francia y Polonia.

DE ESPALDAS A LAS INSTITUCIONES

Los españoles aparecen en ella como los europeos que viven más de espaldas a las instituciones comunitarias. Un 63,5% se reconoce poco informado sobre las labores del Parlamento europeo, mientras que las de la Comisión continúan siendo un misterio para un 66,3%. Entre uno y otra, y aunque ambos suenan, en general, poco -un 37% confiesa estar «poco o muy poco familiarizado» con sus eurodiputados-, a la Eurocámara se le atribuye un mayor valor.

El hecho de no conocer mucho a los legisladores europeos no exime de juzgarlos duramente, como al al resto de los políticos: un 16,2% de los españoles encuestados considera que todos los políticos -aquí y en Bruselas- son «deshonestos». Eso sí, no hay peligro de que se calcen el 'chaleco amarillo' para incendiar la Puerta del Sol, como ha ocurrido en Francia, donde la revuelta popular contra el presidente Emmanuel Macron llegó hasta el sacrosanto Arco de Triunfo. Un 59% de españoles rechaza rotundamente las barricadas para cambiar la situación política, el mayor porcentaje, junto al de Polonia, entre los seis países participantes.

El sondeo refleja un europeísmo que resiste en Alemania pese a los baches que atraviesa la locomotora de Europa, que ha perdido fuelle económico -con una rebaja del crecimiento del PIB al 0,8%, el ritmo más lento desde 2013- y político, con una canciller debilitada por su renuncia a volver a coronarse y que ha echado el freno a la Gran Reforma europea que le reclama su socio francés.

EUROPEÍSMO EN ALEMANIA
De los seis países que figuran en la encuesta, sin embargo, Alemania es el que más importancia concede a los comicios europeos de mayo, en los que se teme un auge de la ultraderechista AfD (y de los populistas del resto de Europa). Más de la mitad de ciudadanos alemanes los consideran tan importantes como los nacionales. En el otro extremo, los que menos valor les atribuyen son los polacos, con un 45,3% seguro de que cuentan menos que los propios.

La falta de pasión hacia la lluviosa Bruselas se achaca en España a la escasa cobertura de las elecciones europeas en los medios de comunicación. Un 59,6% considera que se cubren en grado insuficiente. Italia aparece, en cambio, como el país con más fe en que su prensa cumple también en el caso de las elecciones europeas.

El trabajo de la Eurocámara no levanta gran entusiasmo entre los encuestados, con los italianos al frente de las tropas del descontento: el 16% se declara «muy insatisfecho» con su labor. Muchos más marcan la casilla de la indiferencia en los seis países, donde se registran más 'ni-nis' (ni satisfechos ni insatisfechos) que indignados o contentos con Estrasburgo. España defiende, sin embargo, que debería mantener el poder que ahora ostenta (36,4%) o incluso ganar más (24%), frente a Polonia, el que cuenta con más detractores dispuestos a abolirlo (19,1%).

En cuanto a la sede, sólo Italia defiende la doble apuesta de Estrasburgo y Bruselas (42%), mientras Polonia cree que deberían abandonarse las sesiones en la ciudad francesa y decantarse por la belga (43,5%).

El poder que multinacionales y bancos ostentan sobre el europeo de a pie preocupa mucho a los españoles (40,7%), y más relativamente a alemanes y polacos.

En el frente económico, Viena y Berlín prefieren el modelo dominante, con un 43,8% y un 41,6% apostando por que «se quede como está». Frente a ellos, italianos y polacos, dos terceras partes de los cuales apuestan por un cambio radical. Españoles y franceses prefieren una modificación suave.



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