Internacional - Población

Miles de cubanos marchan a pocas horas de nuevas sanciones

2019-05-01

Pancartas con lemas de apoyo a la revolución, en contra de las sanciones, coloridas banderas...

Por ANDREA RODRÍGUEZ

LA HABANA (AP) — Encabezados por el expresidente Raúl Castro y su sucesor Miguel Díaz-Canel, cientos de miles de cubanos salieron a marchar el miércoles pocas horas antes de la puesta en vigencia de sanciones, las más duras impuestas contra la isla por Estados Unidos en décadas.

“No nos entendemos con la Hemls-Burton”, dijo un locutor antes de dar salida al desfile del Primero de Mayo por la Plaza de la Revolución y en alusión directa a la norma estadounidense activada por el presidente Donal Trump que permite a los ciudadanos de su país o a los cubanos nacionalizados presentar demandas contra empresas de terceros países por confiscaciones realizadas en la isla.

Trump impuso además otras restricciones a los viajes y remesas -dos áreas vitales para la economía de la isla- presionando por un cambio de modelo político y la víspera amenazó nuevamente a Cuba tras acusar al país de mantener 20,000 soldados en Venezuela en apoyo al mandatario Nicolás Maduro, algo que la isla consideró descabellado.

“Ninguna ley extranjera ni extraterritorial va decidir en nuestro país”, expresó el locutor cuya voz alentaba la marcha a través de enormes parlamentes colocados en la calle.

Una gigante manta blanca con letras rojas y el lema “Unidad, Compromiso y Victoria”, lideraba la columna de trabajadores que entre las primeras filas contenía además a médicos regresados de Brasil luego de que la isla rompiera un convenio de cooperación con el mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro.

Pancartas con lemas de apoyo a la revolución, en contra de las sanciones, coloridas banderas y carteles identificando los centros de trabajo coloreaban la marcha, que tenía réplicas en todo el país.

“Esas medidas no le van a dar resultado para lo que él quiere (Trump). Nosotros siempre estamos preparados”, dijo a The Associated Press Emilio Espino, un trabajador estatal de 59 años que lamentó que el embargo termine por perjudicar a la gente.

El enorme desfile frente a la tarima donde se ubicaron Castro, Díaz-Canel y decenas de invitados oficiales duró más de dos horas.

La ruptura del convenio con Brasil, junto con la crisis política en Venezuela, la falta de productividad de su propia economía y el endurecimiento de las sanciones estadounidenses conforman un difícil panorama para el bolsillo de los trabajadores de Cuba, que vive una temporada de desabastecimiento intermitente de productos básicos.

En el último congreso de la Central de Trabajadores de Cuba -cercana al gobierno- realizado en abril, hubo quejas sobre el salario. Personas consultadas por AP estimaron que un matrimonio con un hijo necesita unos 1,500 pesos cubanos (60 dólares) para enfrentar el gasto mensual pese a los amplios subsidios estatales. Muchos además de trabajar reciben ayuda de familiares en el extranjero y se calcula que por remesas ingresan a la isla unos 3,000 millones de dólares anuales.

“El sueldo está por el piso, es la verdad, y los precios disparadísimos”, dijo a AP Jesús José Herrera, de 53 años, quien prefirió retirarse de una oficina estatal adonde trabajaba tras una licencia por enfermedad. En su casa una hermana empleada del gobierno gana 328 pesos cubanos (13 dólares) y la otra, médica, 1,200 (50 dólares).

Un reporte de la Ministra de Trabajo y Seguridad Social, Margarita González, indicó que al cierre de 2018 la ocupación alcanzaba a 4,8 millones de cubanos, de ellos tres millones en el sector estatal, y el resto en el no estatal -incluidos los 588,000 emprendedores y pequeños empresarios autorizados al calor de las reformas iniciadas por Castro a comienzos de esta década-.

Según la ministra la tasa de desocupación fue de 1,7% el año pasado, unas 76,000 personas; pero a ellos deben sumarse los 567,000 que no trabajan ni estudian voluntariamente.

Cuba tiene problemas muy serios en el reemplazo de su fuerza laboral por el envejecimiento y la emigración creciente de jóvenes. Ese volumen de personas que no aportan a la economía constituye un desafío, pues siguen recibiendo del Estado las mismas prestaciones que los trabajadores como salud, educación, y subsidios en alimentación y servicios.



Jamileth

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