Internacional - Política

Barr, asediado por señalamientos de favoritismo hacia Trump

2019-05-03

“Tenemos un máximo funcionario de la ley y el orden que es definitivamente el abogado...

Por ERIC TUCKER, AP

WASHINGTON (AP) — El secretario de Justicia de Estados Unidos, William Barr, se mostró a sí mismo como un estadista apolítico en su audiencia de confirmación. Dijo que prefería renunciar antes que despedir al fiscal especial Robert Mueller sin causa justificada e insistió en que el fiscal al que él conocía de muchos años nunca se involucraría en una cacería de brujas como lo decía el presidente.

Sin embargo, ahora Barr ha emergido como la figura más divisiva en el gobierno de Donald Trump. La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi lo acuso el jueves de mentir _una acusación que el Departamento de Justicia calificó de imprudente y falsa_ y los representantes demócratas se aprestan a declarar a Barr en desacato.

Su comparecencia ante la comisión judicial del Senado esta semana aceleró demandas de que renuncie, luego de que él dijo que Trump había sido acusado falsamente y de que le dio un sesgo favorable al presidente al comentar partes del reporte de Mueller.

Barr pudiera haber parecido un improbable imán que atrajera ataques y críticas, dada su larga carrera en el gobierno, su distancia del círculo íntimo de Trump y su edad _ 68 años _, que él dijo que le hacía poco interesado en tener avances políticos.

Sin embargo, él sí dio indicios de opiniones favorables a un fuerte poder presidencial _una opinión ciertamente útil para Trump_ en un memorándum al Departamento de Justicia el año pasado, en el que criticó la investigación de Mueller.

Su testimonio más reciente, cuando dijo que las acciones de Trump no eran delictivas, reafirmaron esa filosofía y, para los críticos, establecieron a Barr como el protector del presidente.

“Tenemos un máximo funcionario de la ley y el orden que es definitivamente el abogado defensor del presidente”, opinó el jueves la Senadora demócrata Mazie Hirono.

El testimonio en el Senado fue el episodio más reciente de un giro en la percepción pública sobre Barr, cuya selección fue recibida con esperanzas de que él le devolvería la estabilidad al Departamento de Justicia luego de dos años de caos en esa cúpula.

El reemplazó a Jeff Sessions, que fue objeto de burlas del presidente y forzado a renunciar y al interino Matt Whitaker, que fue criticado por los demócratas como poco calificado y de ser partidario de Trump.

Es la segunda vez que Barr ocupa el cargo. Fue secretario de Justicia durante la presidencia de George Bush padre, de 1991 a 1993, y participó en algunas de las decisiones más importantes de esa administración.

Entonces fue el jefe de Mueller en el Departamento. En su audiencia de confirmación, en enero, describió al fiscal especial como un viejo amigo a quien se le permitiría terminar su investigación de Trump sin interferencias.

En la misma audiencia esquivó preguntas sobre su memorándum, diciendo que fue escrito sin conocer hechos de la investigación. Admitió además que existen límites a los poderes presidenciales, diciendo que pudiera ser un delito si un presidente confiere un perdón a cambio del silencio de alguien con información incriminatoria.

Incluso cuando la mayoría de los demócratas no lo respaldaban, éstos no parecieron temer su nombramiento.

“Las audiencias de confirmación son fáciles en el sentido de que el nominado inteligente sabe la respuesta adecuada a todas las preguntas: no comprometerse con nada, pero aceptar considerarlo todo”, dijo Greg Brower, exsubdirector de la oficina de asuntos legislativos del FBI. “Ahora que está en medio de las secuelas de la investigación de Mueller, obviamente está siendo arrinconado para dar respuestas específicas a preguntas específicas y eso claramente va a resultar más problemático para él”.

Mientras los representantes demócratas ya pidieron que Mueller testifique ahora, sus copartidarios en el Senado, que son minoría en la cámara alta, están más limitados. No tienen el poder para fijar calendarios y conminar comparecencias de funcionarios. No obstante, están tratando de construir un caso para la opinión pública, de que es Mueller, no Barr, quien tiene que explicar las conclusiones de la investigación.



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