Internacional - Seguridad y Justicia

La monarquía saudí busca forjar un complicado frente común contra Irán

2019-05-30

En su ofensiva contra su archienemigo regional, la monarquía saudí ha auspiciado...

Francisco Carrión | El Mundo

No todos los enemigos son igual de enemigos. Arabia Saudí ha reunido este jueves, tras el fin del preceptivo ayuno de Ramadán, a mandatarios árabes y musulmanes en busca de un frente común contra Irán tras una cadena de asaltos a petroleros y estaciones de bombeo de cuya autoría acusa a Teherán. A la cita acudió una delegación qatarí en el primer acercamiento dos años después del bloqueo regional al país.

"El apoyo de Teherán a los hutíes en Yemen es una prueba de la interferencia iraní en los asuntos de otras naciones y esto es algo que los países islámicos deberían rechazar", ha proclamado el ministerio de Asuntos Exteriores saudí, Ibrahim al Asaf, en la primera de las cumbres celebrada hoy en Yeda, a orillas del Mar Rojo, que reunió a cancilleres de los 57 países miembro de la Organización de Cooperación Islámica.

En su ofensiva contra su archienemigo regional, la monarquía saudí ha auspiciado otros dos encuentros al más alto nivel con los países árabes y las naciones miembro del Consejo de Cooperación del Golfo, una institución malherida por la ruptura de relaciones diplomáticas con Qatar decretada en junio de 2017 por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egipto.

Por primera vez en dos años un avión procedente de Doha recibió autorización para aterrizar en Arabia Saudí. A bordo viajaba el primer ministro qatarí Sheij Abdalá bin Naser al Zani. Un hito que disparó las cábalas sobre un deshielo. Las estrechas relaciones de Qatar con la república de los Ayatolás, con la que comparte un vasto yacimiento de gas, fueron una de las razones esgrimidas entonces para el insólito bloqueo.

"Esta visita no debe ser vista en el contexto de una reconciliación, pues los motivos que llevaron al boicot se hallan aún sin resolver", señala a EL MUNDO Ganem Nuseibeh, profesor visitante del Kings College de Londres. "Este contacto está relacionado con el conflicto con Irán y la cada vez más cercana relación de Doha con Teherán es considerada una razón para mantener el bloqueo más que para desescalarlo", agrega.

Las cumbres patrocinadas por el rey Salman -las dos últimas tuvieron como escenario la ciudad sagrada de La Meca en unas fechas especiales para el peregrinaje- se desarrollaron horas después de que el asesor de Seguridad Nacional estadounidense John Bolton señalara a Irán y sus minas marinas como culpables del sabotaje de cuatro barcos, entre ellos dos petroleros saudíes, en las costas de Emiratos Árabes Unidos a mediados de mayo.

Una escalada de la tensión que también ha alimentado el grupo rebelde chií de los huties al reivindicar una serie de ataques con drones contra estaciones de bombeo saudíes que provocó la interrupción temporal de un importante oleoducto. Teherán, entretanto, ha rechazado las acusaciones y ha criticado el incremento de la presencia militar de Estados Unidos en la región.

La diplomacia saudí asegura en público que quiere evitar un conflicto armado pero, en la primera de las reuniones ante países islámicos a la que acudió una delegación iraní de nivel modesto, el ministro saudí instó a responder a los ataques con "firmeza y determinación".

En la resolución del contencioso, hasta tres países árabes se han ofrecido a mediar: Qatar, que acoge la mayor base estadounidense en la región; el sultanato de Omán, con unos lazos históricos con Teherán que certificaron su utilidad durante las negociaciones del pacto nuclear iraní del que ha renegado la administración Trump; e Irak, un país dominado por una élite chií con una notable población suní. Un grado de cercanía y cooperación con el rival iraní que amenaza con hacer fracasar el intento saudí de sellar un consenso árabe y musulmán frente a un país con el que libra una dura y desestabilizadora batalla por la hegemonía regional.



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