Migración

México bate en mayo su récord de contención de la migración centroamericana

2019-06-01

La cifra supera por mucho las devoluciones que se registraron en el mismo mes del año...

Elías Camhaji, El País

La migración ha rebasado a México y Estados Unidos en los últimos meses. El Gobierno mexicano ha triplicado las deportaciones de migrantes centroamericanos en los primeros meses de la Administración de Andrés Manuel López Obrador, al pasar de 5.717 expulsiones en diciembre de 2018 a 15.654 en mayo, según datos preliminares oficiales. La cifra supera por mucho las devoluciones que se registraron en el mismo mes del año pasado, 10.350. En 2018 hubo 26.566 solicitudes de refugio, el número más alto del que se tiene registro. Del otro lado del muro, las detenciones han aumentado un 30% en los últimos dos años y la puerta del sistema de acogida se ha estrechado a 30,000 plazas, el mínimo histórico. Mientras las tensiones se agudizan, el mensaje desde la Casa Blanca es claro: México tiene que ser el dique que contenga el éxodo de Centroamérica, que este año podría alcanzar las 800,000 personas en tránsito, de acuerdo con el Gobierno mexicano.

Para contener los embates de Donald Trump, el Gobierno mexicano ha diseñado una estrategia de dos frentes. Para Centroamérica, México pone sobre la mesa el Plan de Desarrollo Integral, que pretende atraer proyectos productivos, crear empleos y atraer decenas de miles de millones de dólares en inversión extranjera. A cambio, López Obrador exige a Washington recursos para materializarlo y se ofrece como el garante de la contención migratoria. El país busca convertir una fatalidad geográfica, su vecindad con Estados Unidos y con el istmo centroamericano, en una política diplomática. Es el “policía bueno” y el “policía malo”.

Las estaciones migratorias cercanas a la frontera con Guatemala se encuentran desde hace meses al doble de su capacidad. Soldados mexicanos han custodiado los sitios de internación. Se han registrado disturbios de decenas de migrantes que han intentado escapar del hacinamiento. “El Gobierno mexicano ha trabajado a contracorriente, al máximo de su capacidad, para contener el flujo migratorio”, apunta Andrew Selee, presidente del Migration Policy Institute. El número de migrantes en los últimos meses ha sido inesperado, apunta el especialista, lo que explica en parte las más de 22,000 personas detenidas este mes. “En otro momento, detener en torno a 20,000 migrantes al mes podría parecer una cifra estratosférica, pero cuando tienes casi un flujo sin precedentes parece poco”, agrega.

La patrulla fronteriza estadounidense informó el jueves de un arresto masivo de más de 1,000 personas que intentaron cruzar el muro que divide a Ciudad Juárez (Chihuahua) de El Paso, en Texas. La amenaza de imponer aranceles, la más reciente afrenta de Trump, responde a su impresión de que su vecino del sur no ha hecho nada frente a la crisis. También es un mensaje a su base de seguidores con vistas a su reelección en 2020. “Pegar a la piñata mexicana es una forma de azuzar a sus votantes sin que le salga caro”, señala Carlos Bravo Regidor, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). “Ese es el juego de Trump, con él nunca se puede dar por cerrado un asunto y esta es la enésima prueba”, agrega.

Los especialistas coinciden en que combinar la gestión migratoria con castigos comerciales ha roto una regla implícita y puede significar haber rebasado una línea en la relación bilateral. “Puede ser contraproducente para Trump, en primer lugar porque al parecer México no puede hacer más, incluso puede disminuir la voluntad de las autoridades mexicanas para seguir deteniendo a los centroamericanos”, comenta Duncan Wood, del Woodrow Wilson Center. Si Trump desgasta demasiado a López Obrador, las consecuencias pueden llegar a un conflicto arancelario que afecte a ciertos sectores en Estados Unidos o restar apoyo a la ratificación del T-MEC en México, que fue presentado este jueves ante Senado.

En medio de los ataques recurrentes de Trump a México, se dibujan nuevas incógnitas. Una de ellas es un cambio de posición de López Obrador, quien cumple seis meses de gobierno. “México no necesita deportar más gente, sino construir una capacidad institucional de control fronterizo que pueda contener el flujo y regularizar la situación migratoria de los indocumentados”, señala Selee. “México está en una situación delicada, pero está claro que ya no puede seguir quedándose callado como había hecho López Obrador”, afirma Bravo Regidor. A las puertas de un despliegue diplomático tras el último capítulo de las tensiones entre ambos Gobiernos, las consecuencias para cientos de miles de migrantes, productores, comerciantes y los casi 500 millones de ciudadanos de ambos países están por verse.



JMRS