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Kushner podría cambiar el plan de paz en Medio Oriente para ayudar a Netanyahu

2019-06-05

Jared Kushner, el yerno y asesor sénior de Trump, se reunió con Netanyahu en...

Por Mark Landler | The New York Times

WASHINGTON — El presidente estadounidense, Donald Trump, planea apoyar con todo la campaña de Benjamín Netanyahu para salvar su trabajo como primer ministro de Israel. Sin embargo, para hacerlo, dijeron analistas y exdiplomáticos, el presidente tendrá que sacrificar la última esperanza de proponer un plan de paz aceptable tanto para los israelíes como para los palestinos.

Jared Kushner, el yerno y asesor sénior de Trump, se reunió con Netanyahu en Jerusalén para hablar del estatus del plan el 30 de mayo, horas después de que el primer ministro fracasó en su intento de formar una coalición gobernante. Kushner llegó con un calendario más largo y una misión diplomática más estrecha, dijeron estas personas.

En vez de hacer concesiones a los palestinos, Kushner estará bajo presión de inclinar el plan aún más a favor de Israel. Lejos de ser un esfuerzo audaz para terminar con décadas de hostilidades entre ambos bandos, podría terminar convirtiéndose en una manera de revivir el éxito político de Netanyahu y proteger el de Trump.

El plan, que Kushner ha redactado bajo un velo de hermetismo durante más de dos años, ya parecía un esfuerzo destinado al fracaso. Aunque los detalles siguen siendo desconocidos, Kushner ha insinuado que no hará un llamado a favor de la creación de un Estado palestino, lo que tiraría por la borda décadas de políticas estadounidenses dedicadas a tratar de resolver el conflicto. Los palestinos han jurado rechazarlo de antemano, pues dicen que es un plan para el dominio israelí.

En efecto, un Netanyahu herido no tardó en aprovechar su amistad con Trump. Blandió una copia de un mapa de Israel que Trump había firmado y le había enviado a través de Kushner. En los márgenes, el presidente había dibujado una flecha que apuntaba a los largamente disputados Altos del Golán, que reconoció como territorio israelí, y había escrito la palabra “Genial”.

Se espera que la Casa Blanca posponga el componente político de su plan —que trata temas espinosos como las fronteras, la seguridad y el estatus de Jerusalén— hasta después de las elecciones en Israel, programadas para el 17 de septiembre. Un alto funcionario de gobierno solo dijo que el plan se presentaría “en el momento adecuado”.

No obstante, ese momento se ha vuelto cada vez más problemático. Es probable que no se forme una nueva coalición israelí sino hasta por lo menos octubre, lo cual retrasaría el anuncio de un plan de Trump hasta noviembre, incómodamente cerca de las primeras elecciones primarias de la elección de 2020 en Estados Unidos.

Es poco probable que Trump, preocupado por no alejar a los electores evangélicos o a los donantes influyentes pro-Israel como el magnate de los casinos Sheldon Adelson, presente un plan que ponga a Israel o a Netanyahu en una posición incómoda. Por lo tanto, debido a los cálculos políticos para ambos líderes, se propondrá un plan que pida tan poco de Israel como sea posible.

“Para hacer que Netanyahu sea reelecto, Trump ahora claramente está dispuesto a recibir instrucciones de su parte”, dijo Martin Indyk, quien fue embajador de Estados Unidos en Israel. “Creo que Netanyahu le devolverá el favor argumentando enérgicamente ante los judíos estadounidenses y los electores evangélicos que deben votar por Trump porque es el mejor amigo que Israel haya tenido”.

Trump ya ha ido más lejos en su apoyo a Netanyahu que cualquier otro presidente por cualquier otro líder israelí. Antes de reconocer la autoridad israelí en los Altos del Golán, trasladó la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén. Y en lo que fue una intromisión notable en la política electoral israelí, Trump tuiteó el 27 de mayo su apoyo a los esfuerzos de Netanyahu para formar una coalición.

“Espero que todo salga bien con la formación de una coalición en Israel y que Bibi y yo podamos seguir haciendo que la alianza entre Estados Unidos e Israel sea más fuerte que nunca”, dijo Trump, usando el apodo del primer ministro. “¡Muchas cosas más que hacer!”.

Dos días después, la Casa Blanca anunció una reunión trilateral sin precedentes en Jerusalén entre el asesor nacional de seguridad, John Bolton, y sus homólogos ruso e israelí, Meir Ben-Shabbat y Nikolay Patrushev. La reunión, para hablar de temas de seguridad en el Medio Oriente, es un motivo de orgullo para Netanyahu, pues subraya su capacidad de convocar a las grandes potencias del mundo.

El siguiente gran regalo para Netanyahu podría llegar el 25 de junio, fecha en que Kushner ha convocado a una conferencia económica en Baréin. Los palestinos han anunciado que boicotearán la reunión; los israelíes sí asistirán. Eso permitirá que Netanyahu muestre otra de sus metas estratégicas a largo plazo: relaciones más cercanas entre Israel y los líderes musulmanes suníes en el golfo Pérsico, con quienes comparte una profunda hostilidad hacia Irán.

Mediante esa reunión, que describe como un “taller”, Kushner separará el componente económico de su plan de una solución política más tensa. La idea era darles a los palestinos y a otros líderes árabes un incentivo —en la forma de miles de millones de dólares de inversiones— para apoyar un acuerdo de paz.

Kushner progresó un poco en ese frente. Obtuvo la promesa de Catar, un gran respaldo financiero del enclave palestino en Gaza, de asistir al taller, a pesar de la presión de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, que están involucrados en un amargo conflicto con los cataríes.

Durante su recorrido por la región, Kushner se esforzó por obtener apoyo árabe para su plan. Sus reuniones con el rey Mohamed VI de Marruecos y el rey Abdullah II de Jordania fueron “muy positivas y productivas”, de acuerdo con un funcionario del gobierno, aunque el rey Abdullah declaró inequívocamente que cualquier plan debe contemplar un Estado palestino.



Jamileth

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