Vox Populi

El presidente debe defender y Cuidar a las fuerzas armadas

2019-06-06

Las fuerzas armadas son una de las instituciones del Estado mexicano con mayor presencia,...

 

Por Carlos Alberto Pérez Cuevas | Revista Siempre

“Lealtad al país siempre. Lealtad al gobierno cuando se lo merece”: Mark Twain

Lo sucedido en la Huacana, en el Estado de Michoacán, es un hecho lamentable y grave. Que nuestras fuerzas armadas hayan sido sometidas, desarmadas y ultrajadas es algo que no tenía precedente en nuestro país, que se les haya exigido y forzado a devolver las armas –entre ellas un fusil Barret– decomisadas a grupos delincuenciales, armas que solo son permitidas para el uso de las fuerzas armadas militares, también es un acto reprobable y sin precedente.

Lo más grave y perjudicial para las instituciones del país, es la postura que adoptó el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien elogió la actitud según él, “prudente” de parte de los militares, ya que expresó que nadie tiene derecho de quitarle la vida a otro. En el marco de su propuesta de campaña, “abrazos, no balazos”, todo parece tan simple y fácil, que pasa a ser irreal.

Las fuerzas armadas son una de las instituciones del Estado mexicano con mayor presencia, reconocimiento y respeto. Desde que se tomó la decisión para que fuesen un apoyo en las labores de seguridad pública, han tenido que pasar por un sinfín de vejaciones, y afectaciones a su imagen institucional. Sobre todo, cuando se les ha acusado en su conjunto de diversas violaciones a Derechos Humanos, lo que es injusto, ya que si bien es cierto, que en algunas acciones pudieron haberse causado daños o afectaciones, estas han sido en circunstancias específicas, que involucran a personas concretas, con nombre y apellido, que en muchos de los casos han sido juzgadas y sancionadas, esas conductas no se pueden transpolar inmediatamente a todas las corporaciones que integran la institución de las fuerzas armadas mexicanas.

Se les ha pedido hasta el exceso, apoyar en desastres naturales y problemas graves que ha vivido nuestra nación, entre esas tareas, las de devolver la paz y tranquilidad al país. Tareas nada fáciles y muy ingratas, mal remuneradas y encima de todo dañinas para su imagen y fuerza institucional.

En ninguna parte del mundo, una autoridad en jefe, un presidente de nación o un comandante supremo de las fuerzas armadas permitiría que sus elementos fueran dañados y humillados de la manera en que lo vimos en los videos que circularon por las redes sociales. La autoridad y el Estado de derecho no se negocian, el imperio del estado y el uso de la fuerza esta para salvaguardar los derechos humanos, las leyes e instituciones y no dejarse someter por los delincuentes o los que pretenden tener al gobierno y al Estado mexicano de rodillas.

Se trata de un acto que transgrede y lesiona al Estado mismo, el Presidente de México, como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, es el primero que debe defender y cuidar a esa heroica institución y no ser parte del escarnio y la humillación al tratar de excusar a quienes violentan el Estado de derecho.



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