Internacional - Política

El nuevo primer ministro palestino advierte que están ‘al borde del colapso’

2019-06-07

Una nueva ley antiterrorista israelí que retiene una parte de los ingresos de Palestina ha...

Por David M. Halbfinger | The New York Times

RAMALA, Cisjordania — La atribulada Autoridad Palestina, presionada por el gobierno estadounidense de Donald Trump, asediada por las declaraciones de Israel sobre anexarse Cisjordania, cada vez más aislada del mundo árabe y muy cerca de quedarse sin dinero, enfrenta lo que su nuevo primer ministro reconoce que podría ser su ruina.

“Estamos al borde del colapso”, afirmó el primer ministro Mohamed Shtayé.

Una nueva ley antiterrorista israelí que retiene una parte de los ingresos de Palestina ha precipitado una crisis financiera que podría dejar en la quiebra a la Autoridad Palestina para julio o agosto, mencionó el funcionario. Si eso sucede, tendrán que despedir temporalmente a sus oficiales de policía: una amenaza velada a Israel, que depende de las fuerzas de seguridad palestinas para patrullar Cisjordania.

“Es un verano muy caluroso. En todos los aspectos”, advirtió Shtayé. “Espero que no tengamos que llegar a eso”.

En una de sus primeras entrevistas con un medio occidental, el primer ministro también tildó de “extorsión” a las tácticas de presión del gobierno de Trump para concretar un plan de paz, la primera de ellas una conferencia este mes sobre el desarrollo económico en Cisjordania.

Shtayyeh, de 61 años, fue un alto funcionario de desarrollo económico y participó en las negociaciones de paz con los israelíes antes de ser nombrado para el segundo puesto más importante de la Autoridad Palestina (AP) en marzo. Su jefe, el presidente Mahmud Abás, tiene más de 80 años y no goza de buena salud. Desde entonces, Shtayé se ha propuesto tratar de aumentar la confianza del pueblo en la AP y, a la vez, mostrarle cercanía y ganárselo, como si tuviera la esperanza de ser candidato para suceder a Abás.

Sin embargo, ha comenzado sus funciones enfrentando una crisis financiera. En febrero, de conformidad con una ley de 2018 inspirada en la ley estadounidense Taylor Force, Israel empezó a deducir alrededor de 138 millones de dólares de lo que califica como “pagos por asesinato” de los 2500 millones de dólares en impuestos y aranceles que recauda al año en nombre de los palestinos para luego transferírselos.

Esta deducción coincide con la cuenta que lleva Israel del apoyo financiero que la AP les ofreció el año pasado a los palestinos que se encontraban en prisiones de Israel por haber atacado a israelíes, así como a sus familiares y a las familias de aquellos que fueron “martirizados” o asesinados hace mucho tiempo en levantamientos en contra de Israel, incluyendo a los atacantes suicidas.

Israel y los países occidentales consideran que esos pagos, que empezaron en la década de los sesenta, son un incentivo para el terrorismo. Sin embargo, los palestinos los ven como una forma vital de ayuda social que recompensa los sacrificios que hicieron los defensores de la libertad y sus familias, y aseveran que muchos prisioneros no participaron en actos violentos y no recibieron juicios justos. Asimismo, afirman que las deducciones unilaterales por parte de Israel violan los acuerdos que establecen que Israel recaude ingresos para los palestinos.

Abás respondió rechazando cualquier recaudación transferida por Israel, con lo cual renunció en la práctica a más de la mitad de los ingresos de la AP, lo cual explica la actual crisis que podría empeorar si Israel no revoca o suspende su nueva ley.

La AP ya recortó su nómina, por lo que decenas de miles de funcionarios públicos y oficiales de policía de Cisjordania ahora solo reciben el 50 por ciento de sus salarios. Los bancos palestinos, que batallan para extenderle créditos a la AP y a la vez cobrar los préstamos al consumidor, están agotando su liquidez, explicó Shtayé.

No obstante, afirmó que aceptar la transferencia monetaria de Israel equivaldría a reconocer que esos pagos apoyan el terrorismo, un argumento que él rechaza.

“En términos políticos, no podemos aceptar que nuestros muchachos encarcelados son terroristas”, declaró, y en términos legales, podría exponer tanto a la Autoridad como a los bancos palestinos a demandas en tribunales israelíes y estadounidenses.

Si los israelíes quieren que la AP se venga abajo, “que ellos la empujen al colapso”, sentenció. “Nosotros no disolveremos la Autoridad, pero ellos pueden ayudarla a colapsar”.

Si eso ocurre, agregó: “La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tomará el mando”, lo cual significaría un retroceso en la práctica hasta la era anterior a que comenzara el proceso de paz de Oslo. Si eso llegara a suceder, incluso el reconocimiento palestino de Israel podría ponerse en duda.

Cuando la AP ya no pueda pagar sus cuentas, comentó, “lo primero que haremos será enviar a casa a nuestra gente de seguridad”.

Esa amenaza tiene un significado específico en Israel, cuyas fuerzas de seguridad trabajan muy de cerca con sus homólogos palestinos para erradicar las células terroristas, evitar los ataques a Israel o perseguir a los perpetradores, así como prevenir conflictos con las redadas militares israelíes en las áreas de Cisjordania que están bajo el control de seguridad palestino.

Sin embargo, por lo general, Israel toma estas amenazas con mucho escepticismo, pues su cooperación de seguridad con la Autoridad Palestina tiene como objetivo principal impedir que Hamás, el grupo militante que controla la Franja de Gaza, se atrinchere en Cisjordania. Los funcionarios de Fatah que dominan la AP quizá tengan más motivos para temerle a sus rivales de Hamás que a Israel.

Shtayé mencionó que había tenido la esperanza de que Israel buscara una solución luego de que el primer ministro Benjamín Netanyahu formara un nuevo gobierno tras su reelección en abril. No obstante, el hecho de que Netanyahu no logró hacer tal cosa, y la posibilidad de otra elección en septiembre, hacen que parezca menos probable que el estancamiento termine pronto, comentó.

“Estamos acorralados contra la pared”, dijo. “Ahora tenemos el control de la situación, pero no sé por cuánto tiempo será así”.

En la entrevista en su oficina de Ramala, no se desvió de la línea del partido al atacar el plan del gobierno de Trump de realizar un “taller de economía” este mes en Bahréin, donde espera reunir a las naciones donadoras a fin de convencer a los ejecutivos empresariales palestinos sobre los beneficios financieros excepcionales que pueden esperar si aceptan el plan de paz que propondrá el gobierno en su momento.

El evento en Bahréin ha puesto a los líderes palestinos a la defensiva en términos políticos, por lo que han presionado a los dirigentes empresariales en Cisjordania para que boicoteen el evento, mientras lamentan el hecho de que otros líderes árabes probablemente participarán.

Shtayé dijo que era gracioso que el gobierno de Trump hablara de mejorar la economía palestina después de haber eliminado cientos de millones de dólares en ayuda estadounidense para proyectos en Cisjordania y Gaza, para la agencia principal de las Naciones Unidas para refugiados palestinos y para los hospitales en el este de Jerusalén.

“Estas son las mismas personas que han estado trabajando para agotar los recursos financieros de la Autoridad Palestina”, afirmó.

Declaró que el taller estaba condenado a sufrir el mismo destino de otros intentos para promover una “paz económica” o mejorar la calidad de vida de los palestinos, desde la época de Reagan hasta la de Obama. “Nada se ha materializado”, manifestó. “Y ahora esta conferencia en Bahréin nacerá muerta. No generará ningún resultado”.

Cuando se le preguntó por qué los palestinos no desafiaban las expectativas y asistían a la conferencia en Bahréin, aunque solo fuesen para desmentir a los críticos israelíes y estadounidenses que los acusan de rechazar el plan de paz, Shtayé respondió que la AP no fue invitada, pero arguyó que participar de cualquier manera en el proceso de Trump sería caer en una trampa.

Citó una letanía de estrategias del gobierno de Trump que favorecieron a Israel, incluyendo las medidas para quitarles su estatus de refugiados a millones de palestinos, reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y abandonar la búsqueda de una solución de dos Estados basada en el armisticio de junio de 1967.

“Ya conocemos la agenda política”, dijo. “Están rechazando a los refugiados. Están rechazando a Jerusalén. Están rechazando la solución de dos Estados. No están respetando las fronteras de 1967 y, si esta ruta económica es parte del paquete en general, ¿qué estamos aceptando? Si asistimos, la gente usará nuestra presencia para sacarle provecho”.



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