Internacional - Seguridad y Justicia

Nxivm era ‘una película de terror’ y Raniere su villano principal, según la fiscala

2019-06-18

Durante los alegatos finales en el juicio por los delitos de asociación delictiva y...

Por Colin Moynihan | The New York Times

En un desarrollo de viviendas ubicado al norte de Nueva York, los integrantes de Nxivm tenían casas que funcionaban como el escenario de una “película de terror” y el líder del grupo, Keith Raniere, interpretaba el papel del villano principal, afirmó este lunes ante el jurado la fiscala federal Moira Penza.

Durante los alegatos finales en el juicio por los delitos de asociación delictiva y tráfico sexual que enfrenta Raniere, la fiscala señaló un mapa de un vecindario de Clifton Park donde vivían muchos de los miembros de Nxivm y describió las escenas que, según los testigos, ocurrieron en varias de esas casas.

Dijo que en una se mantuvo a una mujer desnuda —“Con los brazos por encima de la cabeza como en un sacrificio, gritando”— mientras era marcada con las iniciales de Raniere. En otra, una mujer horrorizada llamada Nicole fue atada a una mesa de madera, con los ojos vendados, mientras alguien le practicaba sexo oral, relató Penza.

Una tercera vivienda contenía un archivo de fotografías sexualmente explícitas tomadas por Raniere, quien era conocido como Vanguardia, narró la fiscala. Las imágenes mostraban a varias mujeres que formaban parte de Nxivm, incluida una que Penza calificó como “su trofeo, su conquista sexual”, una adolescente de 15 años originaria de México.

Durante cuatro horas, la funcionaria recapituló fragmentos del juicio de seis semanas que incluyó a más de una docena de testigos, entre ellos varios exintegrantes de Nxivm que describieron la extraña manera en que operaba el grupo. La fiscala le dijo al jurado que Raniere, quien se presentaba a sí mismo como un gurú que podía ayudar a mejorar la vida de las personas, en realidad dirigía una organización delictiva que explotaba sexualmente a las mujeres.

“Ustedes lo vieron como realmente es”, les dijo Penza a los miembros del jurado. “Un estafador, un depredador, un mafioso”. Usando a la organización como tapadera, Raniere “tuvo acceso a un flujo inagotable de mujeres y dinero”, afirmó Penza.

Uno de los abogados de Raniere, Marc Agnifilo, cuya declaración final continuará este martes, replicó diciendo que las personas que ahora afirmaban haber actuado bajo coacción simplemente había tomado “decisiones de adultos”.

Aunque Raniere llevó una vida que podría resultar “inconcebible” para algunos, Agnifilo dijo que muchos de sus seguidores aceptaban eso y lo admiraban debido a sus conocimientos y liderazgo. “En lo que creían, con todo y sus defectos, era en Keith Raniere”, dijo. “Ellos no le agradecían a Vanguardia porque fueran un puñado de autómatas”.

Raniere, de 58 años, cofundó Nxivm en la década de 1990 como una supuesta organización de autoayuda ubicada cerca de Albany. Ahora enfrenta un juicio por delitos de asociación delictiva, robo de identidad, extorsión, trabajo forzoso, lavado de dinero, fraude electrónico y tráfico sexual.

Penza señaló que además de explotar a las mujeres para obtener sexo, Raniere gastó más de 100,000 dólares en una tarjeta American Express de una integrante de Nxivm de alto nivel, Pam Cafritz, tras su muerte, y emitió cheques por un total de más de 300,000 dólares de una de las cuentas bancarias de la mujer.

Sus seguidores pagaron miles de dólares para tomar cursos que Raniere les vendió como un camino para una vida más plena. Exmiembros de Nxivm han dicho que los cursos eran una manera de adoctrinar y controlar a la gente.

Durante el juicio, los testigos declararon que se decía que los miembros que no eran del agrado de Raniere habían cometido violaciones éticas y los sometían a castigos. También dijeron que los miembros de mayor rango espiaban a los que consideraban sus enemigos, incluido Edgar Bronfman padre, el magnate licorero cuya hija, Clare Bronfman, tenía una posición importante dentro del grupo.

Entre otras cosas, se dice que Raniere fundó una hermandad clandestina dentro de Nxivm llamada DOS, en la cual se refería a sus integrantes como “esclavas” y tenían que seguir sus órdenes sin cuestionarlas. Algunas de esas mujeres fueron marcadas con las iniciales de Raniere y se les asignó la tarea de “seducirlo”.

Las mujeres de la hermandad fueron obligadas a entregar información personal comprometedora, conocida como “garantía”, que incluía fotografías y cartas con confesiones vergonzosas. Se les dijo que el material sería divulgado si desobedecían las órdenes o trataban de abandonar la organización.

Penza relató a los miembros del jurado que una mujer mexicana llamada Daniela, a quien Raniere había “preparado” para una relación sexual cuando era adolescente, posteriormente “facilitó” la relación sexual entre su hermana menor y Raniere.

Esa hermana, Camila, después le practicó sexo oral a una mujer con los ojos vendados, Nicole, bajo la dirección de Raniere, agregó Penza. Además, Nicole fue reclutada para espiar a un hombre dentro de Nxivm cuyo delito ante los ojos de Raniere fue tener un encuentro romántico con Camila.

Camila fue una de las ocho “amas de primera línea” que fueron reclutadas por Raniere para formar parte de DOS, según testimonios. Actuaron como sus esclavas y se les alentó a reclutar a otras mujeres como sus propias esclavas.

La garantía supuestamente era una muestra de compromiso, pero se usaba para coaccionar a las mujeres, dijo Penza; agregó que una vez que se entregaba “se establecía el miedo de que se diera a conocer y la dinámica de poder cambiaba de inmediato”, explicó la fiscala.

Agnifilo cuestionó esa teoría y añadió que la extorsión era “meramente teórica” y “no se llevaba a la práctica”. Caracterizó a DOS como una “medicina fuerte” que ciertamente no era para todos, pero que tal vez era útil para ciertas mujeres si se suministraba de la manera correcta.

En algún momento, Agnifilo hizo un comentario breve sobre un término que se mencionó en el juicio desde el comienzo. Dijo que, aunque “la palabra culto se había mencionado en un par de ocasiones en este juicio”, no era una palabra que el jurado debiera considerar en su deliberación.

“No creo que les ayude”, dijo al jurado. “Me parece que es una especie de callejón sin salida”.



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