Como Anillo al Dedo

Victoria en Hong Kong

2019-06-19

Lo ocurrido en Hong Kong va más allá de este territorio en el que viven 7,2 millones...

EL PAÍS

19 JUN 2019 - 18:22    CDT Tras 10 días de protestas masivas, millones de manifestantes en Hong Kong han logrado la retirada de una ley de extradición que consideran que pone en riesgo sus libertades. Se trata de una insólita derrota del Gobierno chino y del presidente Xi Jinping, que en sus siete años en el poder ha mantenido una nula tolerancia ante cualquier apertura. Desde su entrega en 1997, Hong Kong se mantiene como lo que es, un territorio chino, pero con un estatuto especial hasta 2047. Lo que ha ocurrido estos días en la antigua colonia británica ha demostrado que sus ciudadanos están dispuestos a luchar por sus derechos. De hecho, han convocado nuevas manifestaciones porque consideran insuficientes las concesiones de su Gobierno.

La derrota de la ministra jefa del territorio, Carrie Lam, que responde ante Pekín, ha sido importante: ha retirado, aunque no cancelado, el proyecto de ley que permite extraditar a China a sospechosos, algo que impide la legislación que rige el territorio como protección de sus ciudadanos ante un país donde no existe la separación de poderes, y ha pedido “perdón” por los errores de su Ejecutivo.

Lo ocurrido en Hong Kong va más allá de este territorio en el que viven 7,2 millones de personas, de los que dos millones han participado en las movilizaciones. Los líderes de la oposición han utilizado en sus declaraciones públicas no solo el cantonés y el inglés, las dos lenguas oficiales, sino también el mandarín, para dirigirse expresamente a los habitantes de Taiwán. Esta isla, cuya soberanía reclama China, celebra elecciones presidenciales en enero y ha seguido con lupa la crisis.

También ha tenido repercusiones en el mundo de los negocios: el sistema legal representa una parte esencial de la economía de un territorio que es el octavo exportador del mundo y alberga el cuarto mercado financiero. La fortaleza económica de Hong Kong se basa en que resulta una puerta de entrada única al mercado chino, pero a la vez se rige por un sistema legal transparente, equiparable al de una democracia, algo que el proyecto de ley ponía en peligro.

Los ciudadanos de Hong Kong han logrado hacer oír su voz, amplificada a todo el planeta en un mundo global, precisamente porque viven en un sistema de libertades, algo que no ocurre en regiones de China, donde la represión pasa mucho más inadvertida gracias a una férrea y eficaz censura. Es lo que ocurre en el caso de los uigures de la provincia de Xinjiang. Sin embargo, el peligro de que Pekín insista en el recorte de unos derechos que no tolera en el resto de su territorio se mantiene, seguramente azuzado por esta evidente derrota. A ningún autócrata le gusta que le muestren los límites de su poder.



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