Calamidades

El polémico estreno de la Guardia Nacional de López Obrador en México

2019-07-08

La noticia ha sembrado de incertidumbre el gremio policial. En los últimos días, las...

Por PABLO SÁNCHEZ OLMOS | El Mundo

México vive el arranque de año más violento de su historia. Sólo en lo que llevamos de 2019 se han registrado cerca de 20,000 homicidios según varias estimaciones, aunque la cifra definitiva deberá confirmarla el gobierno el próximo 20 de julio. El presidente Andrés Manuel López Obrador, consciente de que el combate a la inseguridad será el principal reto a resolver durante el sexenio, ya ha puesto en marcha su gran apuesta en esta materia: la Guardia Nacional, una fuerza mixta que unirá bajo un mismo mando (militar) a policías y soldados provocando, entre otras, la extinción de la Policía Federal en un plazo máximo de 18 meses.

La noticia ha sembrado de incertidumbre el gremio policial. En los últimos días, las calles de varias ciudades mexicanas han sido tomadas por agentes federales que reclaman que se respeten sus derechos laborales durante esta transición de fuerzas. Desde la semana pasada, las carreteras que llegan hasta el principal centro de operaciones de la Policía Federal en la Ciudad de México están cerradas. Miles de agentes federales instalaron barricadas frente al Puesto de Mando de Iztapalapa dejando una estampa bastante inusual: policías convertidos temporalmente en manifestantes y protestando ante la atenta mirada de sus compañeros antidisturbios. Son casi 5,000, según confiesa a EL MUNDO el suboficial Jose Luis Ortiz Sánchez, y no pararán hasta que el Gobierno atienda sus demandas; aunque aclara: " Es una protesta de paz, algunos vamos uniformados pero ninguno lleva armas".

Los que se manifiestan junto al suboficial Ortiz denuncian que para integrarse en la Guardia Nacional, deberán preparar pruebas físicas y cursos de iniciación que serán supervisados por mandos militares y que, de no superar, podrían provocar o bien despidos masivos "sin derecho a liquidación", o la designación de destinos para los que no se han preparado "como migración o administración", recuerda Ortiz. Otra de las quejas comunes entre los agentes federales es que, a pesar de que mantengan su sueldo base, perderán privilegios adquiridos por años trabajados y bonos de alimentación o pensión.

Por el momento, las negociaciones con la administración parecen atascadas; incluso, los sindicatos policiales han reclamado al ex presidente mexicano Felipe Calderón que actúe como su representante en la mesa de negociación. La petición fue amablemente rechazada, pero el gesto ya sirvió a López Obrador para desprestigiar a los manifestantes: "Este escenario ha sido aprovechado por grupos críticos con el Gobierno. No es casual que uno de los representantes de los inconformes pidiera que Felipe Calderón fuera su representante sindical", aseguró en rueda de prensa.

Coincidiendo con estas protestas policiales, López Obrador ya ha desplegado a 80,000 agentes de la Guardia Nacional en 150 regiones destacadas como las más violentas del país. Su entrada en acción ha sido duramente criticada por, entre otras cosas, estar falta de respaldo jurídico. Así lo denuncia el doctor Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales, en declaraciones a este diario: "Modificaron la Constitución federal para dar cabida a la Guardia Nacional, pero esas modificaciones no han llegado a los congresos estatales. En Constituciones estatales como la de Campeche queda claro que la atribución de seguridad compete al gobernador y no al Ejecutivo federal. Tampoco se ha modificado la Ley Militar que regule su actividad".

Antes incluso de la presentación oficial de la Guardia Nacional, López Obrador ya desplegó las primeras unidades en la frontera con Guatemala para controlar la migración y evitar, por otro lado, las amenazas arancelarias de Donald Trump. Ese despliegue, según denuncia el doctor Barrón: "Provocó que cualquier acción de esos militares fuera ilegal y anticonstitucional. Se les puso un brazalete distintivo, pero siguen siendo militares persiguiendo a migrantes y violando toda la legislación mexicana".

Según se desprende de la Ley de la Guardia Nacional, sus integrantes tendrán un total de 41 atribuciones que van desde la investigación de delitos comunes, hasta labores penitenciarias o de control de fronteras. Este amplio abanico de funciones supera con creces las competencias de cualquier agente policial a nivel mundial, y se corre el riesgo de que aumenten las violaciones de los derechos humanos tal y como sostiene el doctor Barrón: "Se está disfrazando a militares de policías y los militares están adiestrados para la guerra. Ellos no van a detener un ciudadano, ellos van a matar un enemigo, no tienen disciplina policial y esto es un grave problema".

Para el presidente del Consejo Mexicano de la Sociedad de Estudios Internacionales, Jose Antonio Parra, la llegada de la Guardia Nacional tiene algunos aspectos positivos: "La unificación de fuerzas permitirá aumentar la presencia en las calles y centralizar los esfuerzos de inteligencia", sin embargo, considera que "la instrucción debería correr a cargo de la policía y no de los militares". También observa un riesgo latente ya que, de confirmarse los despidos masivos "las cédulas delictivas podrían atraer a estos agentes". El doctor Barrón va más allá y teme que la implementación de la Guardia Nacional "sea sólo el primer paso hacia una dictadura militar". Alejado de las críticas, López Obrador ha estrenado con optimismo su Guardia Nacional y confía en que hacia el final de su mandato, más de 150,000 agentes logren revertir la preocupante dinámica de violencia en la que está sumida el país azteca.



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