Nacional - Economía

Dimite el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, por sus discrepancias con López Obrador

2019-07-09

Urzúa ha presentado su dimisión con una rotunda carta en la que acusa a la...

Sonia Corona y Javier Lafuente | El País

 México.- La renuncia del secretario (ministro) de Hacienda de México, Carlos Urzúa, abre la mayor crisis en los siete meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador y somete a la economía del país a una mayor incertidumbre. El golpe es mayúsculo no solo porque supone la salida del responsable económico del Gobierno, sino por las formas en las que la ha hecho. Urzúa ha presentado su dimisión con una rotunda carta en la que acusa a la Administración de tomar decisiones de política pública sin sustento.

“Discrepancias en materia económica hubo muchas. Algunas de ellas porque en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”, ha asegurado en su carta de renuncia Urzúa. Un texto breve pero cargado de dardos hacia la gestión de López Obrador: “Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o de izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco”, prosigue el texto.

El ya exsecretario de Hacienda ha apuntado, sin nombrarlo, el jefe de la Oficina de la Presidencia, el empresario Alfonso Romo, al señalar que le resultó “inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.

López Obrador no ha tardado en salir al paso de la renuncia, que ha aceptado. “Lo respeto. No está conforme con las decisiones que estamos tomando y nosotros tenemos el compromiso de cambiar la política económica que se venía imponiendo desde hace 36 años”, ha argumentado López Obrador, quien no ha obviado críticas veladas a Urzúa. “Como es un cambio, una transformación, a veces no se entiende que no podemos seguir con las mismas estrategias. No se puede poner vino nuevo en botellas viejas. Es cambio, transformación, no simulación, no es más de lo mismo”, ha asegurado, al tiempo que ha presentado a Arturo Herrera, quien ocupaba la subsecretaría, como nuevo secretario de Hacienda.

La de Urzúa es la tercera dimisión de un miembro del Gabinete de López Obrador en poco más de medio año de gobierno, desde que tomara posesión el 1 de diciembre. Primero fue el director del Instituto Mexicano el Seguro Social (IMSS), Germán Martínez y después la secretaria de Medio Ambiente, Josefa González Blanco. Martínez había señalado, también en su carta de dimisión, las irregularidades sobre la administración de los recursos en el Gobierno de López Obrador.

Tras el anuncio de la renuncia de Urzúa el peso mexicano ha sufrido una caída del 2% frente al dólar. La forma de gobernar de López Obrador, cargada de simbolismo frente al pragmatismo por el que optaba Urzúa, ha hecho que la economía de la segunda potencia latinoamericana encare un incierto futuro. Uno de los que ha tratado de disipar las dudas ha sido Alfonso Romo, nexo de López Obrador con los empresarios, quien calificó la contracción del 0.2% de la economía en el primer trimestre como una “cachetadita”.

Si en los siguientes meses se mantiene el retroceso, México entraría técnicamente en un periodo de recesión, algo que Romo esta semana ha descartado: “100 a 1”, dijo en la jerga del apostador para asegurar que no ocurrirá. Las estimaciones de crecimiento no son nada halagüeñas para los vaticinios del empresario regiomontano: la OCDE ajustó en mayo su previsión, inicialmente del 2%, hasta situarla en un 1,6%, al cierra de 2019. El Banco de México, por su parte, ha recortado la expectativa de crecimiento y prevé que el PIB crezca entre un 0.8% y un 1.6%. Mientras López Obrador insiste en que llegará a la meta de un crecimiento del 4% de la economía en su sexenio, existe un análisis minucioso tanto de los organismos internacionales como de algunas instituciones financieras de que el desarrollo en México ha comenzado a estancarse.

López Obrador ha insisitido en que “va a haber crecimiento” de la economía mexicana, en tanto se acabe la corrupción se apliquen las medidas de austeridad. “Tenemos que hacer valer la austeridad republicana”, ha insistido el presidente mexicano, en referencia a las decisiones tomadas y que han marcado la gestión en estos meses. Prácticamente ninguna de las 30 semanas de la Administración de Morena, que este lunes aprobó la Ley de Austeridad Republicana, han pasado sin una estridente queja por los recortes, que han tocado casi todos los sectores del Gobierno.

El quinto memorándum de López Obrador, enviado a la Administración pública a inicios de mayo se convirtió en un dolor de cabeza para la burocracia. La orden presidencial obligaba a reducir un 30% en gastos de representación, vuelos y viajes, además de desaparecer, para el 31 de mayo como fecha límite, las direcciones administrativas y despedir a los trabajadores eventuales. Llevar a la práctica el texto fue complicado por su falta de claridad.



Jamileth