Entre la Espada y la Pared

Los delincuentes

2019-07-16

¿Los gendarmes también se están incorporando a la Guardia, cómo esta la...

Carlos Ramírez | Revista Siempre

Los más contentos con los escándalos en la Guardia Nacional por los policías federales son los delincuentes. En los hechos, las actividades de la PF-Gendarmería en labores de seguridad tuvieron dos circunstancias que disminuyeron sus acciones: el inicio de los debates en torno a la fundación de la GN y el nuevo modelo de seguridad basado en la no persecución de capos.

Ahí se encuentran las razones del aumento en los índices de delincuencia, sobre todo de homicidios dolosos. Si la PF-Gendarmería hubieran extendido sus actividades hasta el día de la formación formal de la Guardia, las cifras hubieran registrado un ligero ascenso-descenso, pero de manera significativa no habrían aumentado como lo revelaron las cifras del periodo diciembre de 2018-mayo de 2019.

Sin mandos efectivos, con los nuevos funcionarios de seguridad merodeando sobre la corporación, con el estilo lopezobradoristas de mandar puyas verbales en lugar de instrucciones de mando, los delincuentes han tenido una fiesta de prácticamente un año, tomando como inicio el 1 de julio de la victoria presidencial.

Y si se logra una renovación casi total del personal de seguridad de la Guardia ya sin la presencia de policías federales ni gendarmes y manteniendo la instrucción de no perseguir capos ni confrontar de manera violenta a los cárteles, entonces se podría aventurar la hipótesis de que el 2019 estará perdido para la seguridad, que las cifras anuales podrían crecer en violencia 25% o más y que los nuevos guardias tardaran cuando menos uno o dos años en posicionarse de sus espacios territoriales.

Por lo pronto, la Guardia privilegiará su presencia en las calles y su proximidad a la sociedad. No se sabe qué tipo de información logística, de inteligencia y operativa dejó la PF-Gendarmería ni cuántos de los jefes operativos se van a quedar para darle alguna continuidad a las acciones de seguridad. Y si en verdad la PF-Gendarmería, como revelan las insinuaciones de las nuevas autoridades de seguridad, estaba contaminada por la corrupción, entonces todo indicaría que habría que partir de cero para evitar operativos fallidos, erráticos o tramposos.

Por lo que se ha visto en los jaloneos en los cuarteles en días recientes, las nuevas autoridades lopezobradoristas de seguridad pudieron colocar con tiempo a mandos en la PF-Gendarmería antes de la aprobación de la Guardia, pero ninguno pudo aportar elementos reales de diagnóstico de deficiencias ni de liderazgos policiacos. Y al desconocer las irregularidades internas, no se pudo elaborar un proyecto ordenado de transición del viejo cuerpo a la nueva Guardia.

Cárteles intocables

Lo que falta por confirmar es si el estilo de estos siete meses de gobierno en materia de seguridad –no perseguir capos de cárteles— va a ser la tónica sexenal o si pronto llegará el momento en que el gobierno se harte del abuso de violencia de los cárteles y sus mandos criminales y entonces tome la decisión de reorientar la lucha contra las dirigencias delincuenciales, sus estructuras de poder y sobre todo su poder financiero.

Los grupos criminales han tenido casi un año de distensión policiaca. Los anteriores diagnósticos de grupos criminales develaron que el cártel por excelencia es el Cártel Jalisco Nueva Generación, con capacidad de fuego superior a la policiaca y sólo rebasada por la de las fuerzas armadas. Pero resulta que las fuerzas armadas han ido disminuyendo su participación en labores de apoyo a la seguridad interior y entonces hay indicios en algunos sectores de seguridad en el sentido de que el CJNG se ha ido rearmando con mayor capacidad de daño y fuego, sin que ninguna autoridad haya tomado cartas en el asunto.

Y a ello se agrega la decisión del cártel de ir avanzando en la conquista de nuevas plazas. En Ciudad de México, por ejemplo, ya estaba, pero ahora aparece sin disfraces, operando a la luz del día y aumentando la violencia en disputas territoriales. En otras plazas las siglas de CJNG aparecen en camionetas circulando con tranquilidad en las calles, pintarrajeadas en símbolos oficiales en las calles y paredes y videos de ajusticiamientos cada vez más crueles y criminales

Los demás cárteles operan sin estridencia: los huachicoleros, los extorsionadores, los secuestradores, los polleros, los traficantes de droga, los promotores del consumo de droga al menudeo. Sólo los delincuentes al menudeo van a temer a la nueva Guardia porque los elementos estarán en las calles y afectaran a los ladrones que asaltan a transeúntes.

Al final, las cifras de inseguridad registran delitos, no policías insatisfechos.

Zona Zero
    
* La crisis en la policía federal debiera llevar a una investigación independiente de mandos civiles y policiacos del sexenio anterior para determinar si errores y corruptelas fueron aisladas o sistémicas. El gobierno lopezobradorista tiene razón: no puede construirse un nuevo cuerpo sin haber limpiado a los anteriores elementos.
    
* El debate sobre la militarización sigue latente, a pesar de explicaciones y justificaciones. Lo único cierto es que los militares son el único cuerpo con entrenamiento, doctrina y disciplina para las tres seguridades: pública, interior y nacional. Por eso se vio hasta natural el traslado de esas experiencias a la nueva Guardia civil, sólo que sin blindar la responsabilidad y el prestigio de las fuerzas armadas.
    
* En todo el ambiente hostil y escandaloso por la incorporación de policías federales a la nueva Guardia Nacional, parece que nadie se ha percatado del hoyo de silencio en torno a la Gendarmería, el cuerpo auxiliar creado por el gobierno de Peña Nieto como auxiliar de la PF. ¿Los gendarmes también se están incorporando a la Guardia, cómo esta la moral entre ellos y cómo andan los señalamientos de irregularidades contra ellos?



regina