Internacional - Política

Antes del futuro, la tormenta perfecta en Argentina

2019-08-12

Las PASO funcionan como una gran encuesta nacional, como una muestra de las sensaciones de la...


(ANSA) - BUENOS AIRES, 12 AGO - Hay nuevo presidente antes que haya elecciones, el mandatario en ejercicio agita el terror ante el regreso de la oposición peronista que lo venció categóricamente y los mercados gestan un tsunami, mientras la pobreza, el desempleo y la inflación acorralan a demasiados; parece el infierno de Dante, pero es la Argentina de hoy.
    
Mauricio Macri, derrotado de modo apabullante en las internas abiertas simultáneas (PASO), atribuyó el desplome de este lunes negro de los mercados a la victoria de la oposición kirchnerista y dijo, sin rubores, que "ellos no tienen credibilidad" en el mundo y son la causa del aquelarre.
    
El mandatario atribuyó el aumento descontrolado del dólar (hasta 60 pesos por unidad) y la caída de las acciones argentinas en Wall Street, el record de derrumbe en la rueda bursátil de Buenos Aires y la suba del riesgo país al kirchnerismo y sólo al kirchnerismo.
    
"Ya gobernaron y el mundo no confía", disparó en desesperada arremetida, en el intento por mantener con vida su batalla por la reelección.
    
"El cambio continúa, vamos a revertir esta elección", Macri, en una nítida apuesta por llegar al menos al balotaje de noviembre, tras las elecciones de octubre, algo que los analistas locales ven como casi imposible tras más de 15 puntos de diferencia en su contra en las internas abiertas, que mostraron un triunfo demoledor del peronismo.
    
Las PASO funcionan como una gran encuesta nacional, como una muestra de las sensaciones de la ciudadanía antes del acto electoral formal.
    
Las del pasado domingo representaron un tremendo revés, durísimo e inesperado, para Macri, y un respaldo mayoritario y decidido a un cambio de rumbo, a un volver a los postulados de Néstor y Cristina Kirchner, compañera de fórmula del precandidato presidencial Alberto Fernández.
    
O al menos un intento por salir de los lineamientos de la administración Macri, que llevó el desempleo al 8%, con una inflación de más del 45% proyectada para 2019, un incremento de la pobreza (34,1%, afecta a 13,8 millones de personas), al tiempo que endeudó al país con créditos del FMI.
    
Semejante derrota para el oficialismo, incluso la de María Eugenia Vidal -hasta ayer la briosa aspirante a la reelección por la gobernación de la populosa y compleja provincia de Buenos Aires- prácticamente definió quién se sentará en el sillón presidencial el 10 de diciembre, pero hasta esa fecha quedan 121 días.
    
Hay un presidente en ejercicio pero derrotado y otro vencedor, casi designado, al que le atribuyen los males actuales y los que vendrán. Extraño entrevero de la política argentina.
    
Ante esto, la cuestión que agita a los especialistas y observadores es la gobernabilidad. "No hay una transición", dijo Miguel Pichetto, el compañero de fórmula de Macri, que, por cierto, es peronista. Cómo hará el oficialismo para gobernar, es la pregunta sombría de estas horas en el país sudamericano.
    
"Lo más peligroso es que sigan haciendo lo que están haciendo, que dilapiden las reservas del Banco Central para sostener artificialmente el dólar", dijo Alberto Fernández al diario La Nación, al tiempo que desmintió que Macri lo hubiese llamado, como dijo el presidente en conferencia de prensa. Es claro que no hay transición, ni cercanías. Sólo riñas.
    
Fernández reclamó que el oficialismo se haga responsable de tomar medidas para hacer frente a la crisis. Un contrapunto de lo dicho por Macri: "No me puedo hacer cargo" y lo que viene "puede ser tremendo". Pero el Peronismo, gestado por el veterano líder Juan Domingo Perón en la década de 1940, está listo para volver al poder a pesar de las tormentas, tras actuar una vez más, como lo hizo a lo largo de más de 70 años, como una materia que aglutina y amalgama intenciones y que se sobrepone a diferencias para abrazar el poder una y otra vez.
    
De hecho, Sergio Massa, que fue clave en la victoria de Macri en las elecciones de 2015, ha vuelto a cerrar filas con el kirchnerismo, el propio Alberto Fernández despedido por Néstor Kirchner del gobierno cabeza del nuevo plan y hasta el peronismo sindical, que negoció con Macri aumentos de salarios a cambio de paz social, está ahora detrás de la alianza opositora.
    
Es que todo parece ser como lo resume aquella frase del general Perón que ya es leyenda. "Los peronistas somos como los gatos: cuando gritamos creen que nos estamos destrozando, pero en verdad nos estamos reproduciendo".
    
A lo que ahora Alberto Fernández acota: "Nunca fuimos locos gobernando, siempre arreglamos los problemas que otros generaron".


 



regina