Internacional - Economía

Trump dice que aumentará los aranceles sobre los productos chinos al 30 por ciento

2019-08-24

También anunció que gravará otras importaciones chinas por valor de 300 mil...

Por Alan Rappeport y Keith Bradsher, The New York Times

WASHINGTON — Donald Trump, molesto por la decisión de Pekín de responder con gravámenes a su próxima ronda arancelaria y furioso con el presidente de la Reserva Federal por no hacer más para aprovechar la economía, dijo que incrementaría los impuestos a todos los bienes chinos y exigió que las empresas de su país dejaran de hacer negocios con China.

Doce horas después de que el gobierno chino anunciara que tomará represalias contra la próxima ronda de aranceles aumentando los impuestos sobre los productos estadounidenses, Trump dijo que, desde el 1 de octubre, elevará los aranceles de las importaciones chinas por valor de 250,000 millones de dólares del 25 al 30 por ciento.

También anunció que gravará otras importaciones chinas por valor de 300 mil millones de dólares a una tasa del 15 por ciento, en lugar del 10 por ciento que había planeado inicialmente. Esos aranceles entrarán en vigencia el 1 de septiembre.

“China no debería haber impuesto nuevos aranceles a 75 MIL MILLONES DE DÓLARES de productos de los Estados Unidos (¡motivados políticamente!). A partir del 1 de octubre, los 250 MIL MILLONES DE DÓLARES de bienes y productos procedentes de China, que actualmente están gravados con un 25 por ciento, estarán gravados con un 30 por ciento”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.

En una serie previa de tuits rabiosos, Trump hizo un llamado a las empresas estadounidenses para que corten sus lazos con Pekín y dijo que Estados Unidos sería más fuerte económicamente sin China. El mandatario también dijo que el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, era un “enemigo” de Estados Unidos y lo comparó con su némesis en materia de comercio, el presidente chino, Xi Jinping, luego de que Powell no diera señales de otro recorte a las tasas de interés.

Trump ha contado con Powell para ayudar a mitigar el efecto de su guerra comercial al reducir las tasas de interés con el fin de mantener la economía en marcha. Aunque Powell dijo el viernes que se podría impulsar otro recorte si la economía se debilitaba más, sugirió que la capacidad del banco central para limitar el daño económico de la guerra comercial del presidente era limitada.

“Mi única pregunta es, ¿quién es nuestro mayor enemigo: Powell o el presidente Xi?”, tuiteó Trump.

El anuncio arancelario del mandatario estadounidense se produjo luego del cierre de los mercados financieros. Pero sus reacciones previas ya habían desconcertado a los inversores, quienes se preocupan ante la posibilidad de que la disputa comercial entre las dos economías más grandes del mundo pueda perjudicar más al crecimiento global. Los mercados se desplomaron el viernes, el índice Standard and Poor’s 500 cerró con más del 2,6 por ciento a la baja. El promedio industrial Dow Jones cayó poco más del 2 por ciento y el índice Nasdaq cayó 3 por ciento.

Detrás del exabrupto se encuentra una realidad emergente: que el tipo de guerra comercial que Trump una vez calificó como “fácil de ganar” está resultando ser más difícil y económicamente nocivo de lo que el presidente había previsto.

Los rígidos aranceles de Trump sobre los productos chinos se han topado con impuestos recíprocos, lo que ha perjudicado a los agricultores y las empresas estadounidenses y ha contribuido a una desaceleración global.

El viernes, China dijo que aumentaría los aranceles a productos fabricados en Estados Unidos por un valor de 75,000 millones de dólares, incluidos petróleo crudo, autos y productos agrícolas como soya, cerdo y maíz en respuesta a los planes de Trump de gravar otros 300,000 millones de dólares en bienes chinos en septiembre y diciembre.

Dichos niveles arancelarios probablemente agravarán la penuria económica que ya se siente debido a los aranceles, que han hecho que los consumidores y las empresas enfrenten precios más elevados en los productos chinos que compran. Incluso antes de la nueva tasa del 30 por ciento, se esperaba que los aranceles tuvieran un costo para el hogar estadounidense promedio de más de 800 dólares al año, según investigaciones del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.

Y la próxima medida de Trump contra otros 300,000 millones de dólares en productos de China afectará a sectores de consumo como juguetes, teléfonos inteligentes y ropa. Los minoristas dijeron que las acciones del presidente están afectando a las empresas y la economía estadounidense.

“Es imposible que las empresas puedan planificar a futuro en este tipo de entorno”, dijo David French, vicepresidente sénior de asuntos gubernamentales de la Federación Nacional de Minoristas. “Resulta claro que el enfoque del gobierno no está funcionando, y la respuesta no es más impuestos sobre las empresas y los consumidores estadounidenses. ¿Hasta dónde puede llegar eso?”.

Las conversaciones entre China y Estados Unidos se han estancado, y Pekín se niega a acceder a las demandas comerciales de Estados Unidos. A medida que aumenta el daño económico de la disputa, Trump ha adoptado un enfoque disperso para estimular la economía: le ha exigido a la Reserva Federal que reduzca las tasas de interés, se burla de la idea de recortar impuestos y, el viernes, le ordenó a las compañías estadounidenses que se alineen contra China.

“Nuestras grandiosas compañías estadounidenses reciben la orden mediante este medio de inmediatamente comenzar a buscar una alternativa a China, incluyendo regresar a CASA a nuestras compañías y fabricar nuestros productos en Estados Unidos”, escribió en Twitter. “No necesitamos a China y, francamente, estaríamos mucho mejor sin ellos”.

Trump también dijo que estaba instruyendo al Servicio Postal de Estados Unidos y a compañías privadas estadounidenses como FedEx, Amazon y UPS a revisar los paquetes provenientes de China en busca del opioide fentanilo y negarse a realizar la entrega.

Hasta el 23 de agosto todavía no quedaba claro cómo Trump planeaba llevar a cabo sus exigencias, incluyendo el ordenar a las compañías estadounidenses que comenzaran a buscar alternativas a China. Trump ha exhortado de manera rutinaria a las empresas de su país que dejen de efectuar negocios en China y ha considerado sus aranceles como una manera de estimularlas para que muden la producción. Mientras que algunas compañías han comenzado a buscar otros lugares para ubicar sus cadenas de suministro, entre ellos Vietnam, muchos negocios (particularmente los más pequeños) afirman que una mudanza es costosa, consume tiempo y podría llevarlos a la bancarrota.

Los grupos empresariales reaccionaron con profunda preocupación y rechazaron la noción de que las empresas estadounidenses romperían los lazos con China por exigencia de Trump.

“Las empresas estadounidenses han sido embajadoras de cambios positivos en la economía china que continúan beneficiando a nuestra gente”, dijo Myron Brilliant, jefe de asuntos internacionales de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos. “Si bien compartimos la frustración del presidente, creemos que el compromiso constructivo y continuo es el camino correcto”.

Los agricultores, que han sido los más afectados por las represalias de China, dijeron que las tácticas de Trump solo estaban empeorando las cosas.

“Cada vez que Trump intensifica su guerra comercial, China hace una simulación y ¿por qué deberíamos esperar que esta vez sea diferente?”, dijo Roger Johnson, presidente de la Unión Nacional de Agricultores. “No sorprende que los agricultores vuelvan a ser el objetivo”.

Trump ordenó que le presentaran una serie de opciones y luego se reunió con Robert Lighthizer, su principal negociador comercial, a última hora de la tarde para tomar una decisión. Después de que Trump decidió aumentar las tasas arancelarias, se alertó a la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos de que la medida sería anunciada con un tuit desde la cuenta del mandatario.

Los tuits de Trump del viernes sorprendieron a la mayoría de su personal y sus asesores, además de generar alarma. Algunos de sus colaboradores expresaron en privado su preocupación de que la ferocidad del presidente pueda descarrilar permanentemente las negociaciones y perturbar a sus simpatizantes durante un año electoral.

Michael Pillsbury, un académico especializado en China del Instituto Hudson que asesora a la Casa Blanca, dijo que Trump analizó opciones más draconianas, pero se decidió por los aranceles más altos con la esperanza de que las negociaciones prosiguieran. Dijo que esperaba que ambos países mantengan la confidencialidad sobre los detalles de lo que ya habían acordado y que la comunicación entre Trump y Xi debería mantenerse.

En cuanto al ataque de Trump contra Xi y a Powell, a quienes calificó como enemigos, Pillsbury sugirió que no fue intencional. “A menudo, el presidente usa licencias poéticas para expresar su opinión”, dijo Pillsbury.

Peter Navarro, asesor comercial de la Casa Blanca, dijo en Fox Business Network que la movida de China era esperada y que solo estimularía el apoyo al enfoque duro de Trump hacia China en Estados Unidos.

“Solo pienso que la manera en la que China está reaccionando a todo esto simplemente refuerza la percepción de Estados Unidos de que China es un mal actor”, dijo Navarro. “Cuando China trata de intimidarnos, eso solo fortalece nuestra determinación”.

Navarro dijo que los nuevos aranceles que China estaba imponiendo eran tan solo una pequeña parte de la economía estadounidense y que no debería impactar al crecimiento. Dijo que acciones de parte de los bancos centrales para recortar las tasas de interés eran más significativas para la economía global que la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

David Dollar, un experto en temas de China en Brookings Institution, dijo que la ira de Trump parecía desproporcionada ante las represalias relativamente modestas del gobierno chino, que deberían haberse anticipado. Sin embargo, dijo que la orden de Trump hacia las empresas estadounidenses le recordaba a las políticas de Pekín.

“Definitivamente está fuera del ámbito de una economía de libre mercado”, dijo Dollar sobre el llamado a que las compañías interrumpan sus relaciones con China. “Es típico de las cosas que nos quejamos de China y otras economías donde un gobierno interviene fuera del Estado de derecho”.



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