Vuelta al Mundo

Peligrosa tendencia

2019-09-03

La jornada unificada, por la que cada otoño se renueva parte de la élite...

Editorial, El País

El próximo domingo se celebrarán en Rusia elecciones de dirigentes y Parlamentos de provincias (19 mandatarios, equivalentes a gobernadores, y 13 órganos legislativos regionales, entre ellos). En total, los comicios afectan a 27 de las 85 Administraciones territoriales del Estado (incluidas las no reconocidas de Crimea y Sebastopol).

La jornada unificada, por la que cada otoño se renueva parte de la élite política del país, tiene esta vez un valor especial al cumplirse 20 años de la permanencia de Vladímir Putin en el poder. En torno a las urnas se reflejan hoy las tensiones acumuladas entre la sociedad y la vertical de mando cuyas estructuras convergen en el Kremlin.

Las reglas para el acceso de los candidatos independientes al terreno de juego democrático se han endurecido a lo largo del mandato de Putin. Para los candidatos no pertenecientes a partidos con representación en la Duma Estatal, el Parlamento, el porcentaje obligatorio de firmas de apoyo se incrementó del 0,5% al 3% del censo electoral en los distritos correspondientes. Además, el número de firmas inválidas permitidas se restringió del 20% al 10%. Si se añade la severidad selectiva de las comisiones electorales, la criba de incómodos opositores se ha convertido en una práctica habitual y un muro prácticamente infranqueable para la oposición. Las situaciones llegaron al absurdo, por ejemplo, cuando los responsables del registro no reconocían firmas de apoyo pese a las aseveraciones de los firmantes. Tras esta actitud, se agazapan el miedo visceral al cambio de la Administración rusa y la tendencia cada vez más exacerbada a sustituir el juego político en las urnas por la dura represión policial. El punto clave de la confrontación es Moscú. Las condenas y coacciones a quienes buscan justicia ponen en un callejón sin salida a la sociedad civil concienciada. Incómodos se encuentran también los sectores del régimen que se consideran a sí mismos liberales o que tienen hijos o nietos deseosos de salir a la calle a protestar.

De los sectores de oposición marginados llegan básicamente dos actitudes: la primera, la así llamada “votación inteligente”, consiste en votar a cualquier candidato excepto el favorito de la Administración y al partido Rusia Unida, y la segunda es el boicot. La “votación inteligente” está ya produciendo víctimas, y no entre los candidatos del régimen (que no quieren ser identificados con la impopular Rusia Unida). Los que se asustan son los candidatos de la oposición parlamentaria, que se sienten a gusto como comparsas del Kremlin, pero se aterran ante la posibilidad de ganar. En San Petersburgo, el comunista Vladímir Bortkó ha retirado su candidatura frente al gobernador en funciones, Alexandr Beglov. Así pues, las elecciones del domingo serán una radiografía de la realidad actual en Rusia.



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