Ecología y Contaminación

De cuero reciclado a pigmentos naturales, la moda busca limitar el daño ambiental

2019-09-19

Se supone que la moda te hace ver y sentir bien, y la industria de la confección finalmente...

Por Alicia Powell y Roselle Chen

NUEVA YORK, 19 sep (Reuters) - Se supone que la moda te hace ver y sentir bien, y la industria de la confección finalmente está haciendo esfuerzos para tener el mismo efecto sobre el planeta.

La moda es una de las industrias más contaminantes del mundo, responsable de alrededor del 10 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, según Oxfam. Pero algunas marcas están intentando reducir el desperdicio y ser más sostenibles.

En la Semana de la Moda de Nueva York, la automotriz Hyundai se asoció con Zero+ de María Cornejo para una colección que usa el cuero sobrante de los coches de la compañía. La diseñadora chilena dijo que el fin era mostrar cómo los desechos producidos por grandes y pequeñas empresas pueden tener un buen uso.

“No tiene que ser descartado. Podría encontrar una nueva vida. Se trata de recrear, reimaginar, reciclar. Se trata básicamente de ser creativo con las cosas que usualmente serían desechadas”, afirmó Cornejo.

Marcas como Badgley Mischka están haciendo cambios en el modo en el que fabrican sus prendas. “Es un negocio muy diferente de lo que era (...), usamos plantas de fabricación sin residuos, donde todo se recicla”, comentó el diseñador Mark Badgley.

Studi 189 mostró la semana pasada en Nueva York su colección de ropa de inspiración africana, teñida con pigmentos naturales y desarrollada en colaboración con comunidades locales de Ghana.

“Debemos tener esa conversación en la industria de la moda”, instó la actriz Rosario Dawson, cofundadora del emprendimiento junto con la exejecutiva de Bottega Veneta Abrima Erwiah. La firma intenta crear empleos y apoyar la formación profesional en asociación con la Iniciativa de Moda Ética de Naciones Unidas.

Un 79 por ciento de la ropa se fabrica en firmas subcontratadas en países pobres, donde las fábricas compiten por el precio, lo que lleva a que las prendas desechadas se acumulen en basurales y que se arrojen químicos dañinos, según Andrew Morgan, director del documental de 2015 “The True Cost”.



JMRS