Vuelta al Mundo

Venganza en Arabia Saudí

2019-09-23

Hasta el momento de redactar este reportaje, no se contaba con mayor información de un...

Por Bernardo González Solano | Revista Siempre

Como antiguo Sheriff del legendario Viejo Oeste, el 45 presidente de Estados Unidos de América (EU), Donald John Trump, en uno más de sus innumerables tuits escrito el domingo 15 de septiembre, incluyó el giro «locked and loaded» (que en castellano significa «cargado y listo»), que en la jerga militar se emplea para presumir que un arma tiene municiones para lo que sea necesario, es decir para «vengar» el ataque a dos refinerías saudíes. Otra baladronada más. Así se las gasta el inquilino de la Casa Blanca, al fin y al cabo es fanático de las armas de fuego por lo que presupone que los problemas –de la índole que sea–, se resuelven mediante la «ley del revólver», lo que le asegura el apoyo para su intento de reelección, el año próximo, de la «magnánima» Asociación Nacional del Rifle.

Esta nueva demostración bélica por parte del magnate-presidente, viene a cuento porque Trump aseguró en su cuenta de Twitter  (con más de 63 millones de seguidores) que está más que presto para contestar el ataque contra dos refinerías (de las más grandes del mundo)  de Arabia Saudí, en tanto los mandamases Saudíes se esfuerzan por reparar los daños que causaron los diez drones explosivos cuyo  lanzamiento reivindicaron los rebeldes hutíes yemenitas, aunque el Secretario de Estado de la Unión Americana, Mike Pompeo responsabilizó de los hechos al gobierno de Irán, aunque éste lo negó inmediatamente.

Los atentados provocaron la paralización de casi el 50 por ciento de la producción de Aramco –la compañía estatal saudí, calificada como la más rentable del mundo, que produce el 10 por ciento del petróleo en la Tierra–, que es valorada por Riad en dos billones de dólares, más o menos el doble del valor del monstruo informático Apple. Asimismo, la petrolera saudí proporciona empleo a más de 65,000 personas. Abqaiq, una de las dos plantas atacadas –a 60 kilómetros de Dhahran, en la provincia del reino–, donde el crudo amargo es convertido en dulce por cuestiones de seguridad, tiene fama de ser la refinería más grande del planeta, con una capacidad de producción de siete millones de barriles diarios. La otra refinería atacada, en Khurais, 150 kilómetros al noreste de Riad, es el segundo mayor depósito petrolero del país, con reservas cercanas a los 20,000 millones de barriles,

Los incendios provocados por sendos ataques con drones, en la madrugada del sábado 14 de septiembre, avivan la escalada de tensión que vive la región desde que hace cuatro meses se iniciaron los sabotajes contra navíos petroleros e instalaciones de procesamiento del «oro negro». Por medio de la agencia de noticias Spa, el ministro de Interior de Arabia Saudí detalló: «A las 4.00 horas de hoy, los equipos de seguridad industrial de Aramco han intervenido en los incendios registrados en las instalaciones de Abqaiq y Khurais». El fuego duró varias horas en dos de las joyas de la poderosa compañía. Sin duda, el ataque fue directo al corazón de la producción petrolera saudí.

Hasta el momento de redactar este reportaje, no se contaba con mayor información de un balance de daños humanos y materiales. Como se dice líneas atrás, la autoría fue reivindicada por el grupo rebelde chií de los hutíes, con el que Riad se enfrenta en el sureño Yemen desde el comienzo de los ataques aéreos de la coalición árabe que encabezan los saudíes desde marzo de 2015. De acuerdo a declaraciones a la televisora Al Masirah, un vocero del movimiento rebelde indicó que se utilizaron una decena de drones (aviones no tripulados), y amenazó con aumentar el número de ataques similares «en el futuro».

Estos ataques son los más recientes de una serie de incidentes que han elevado la tensión entre saudíes e iraníes en plena campaña de «máxima presión» del gobierno de Donald Trump contra del régimen de los ayatolas y el maltrecho pacto nuclear del que EU ya se había retirado.

De acuerdo con el periódico económico Financial Times, «el reino ha informado a analistas del sector energético de que podría verse afectada la producción de hasta cinco millones de barriles diarios», lo que equivale a la mitad de su volumen actual y el 5 por ciento del consumo mundial. En tales circunstancias, el crudo Brent, de referencia en Europa, se disparó el lunes 16 de septiembre el 14.59 por ciento en el mercado de futuros de Londres, a raíz de los ataques de fin de semana contra las principales refinerías de Arabia Saudí. El petróleo del International Exchanges Futures, para entrega en noviembre, cerró en los 69,02 dólares, frente a los 60,23 dólares al cierre del pasado viernes. En los momentos pico del día, el precio del barril ha llegado a subir más de un 18 por ciento, cuotas que no se veían desde 1990 y 1991, cuando se libraba la Guerra del Golfo. A su vez, el precio del barril Texas, de referencia en EU, subía más de un 9 por ciento, hasta los 59,82 dólares. Por la tarde del domingo 15 de septiembre, el petróleo reportó la mayor alza de precio en casi cuatro años.

La agencia Reuters publicó que el barril de crudo extraído en Texas, EU, se vendió en más de 60 dólares  por primera vez desde el mes de mayo último. La cotización del barril llegó a los 60.9 dólares en negociaciones internacionales, 11 por ciento (seis dólares) más que el viernes de la semana pasada, y el mayor aumento porcentual, en solo un día, desde el 12 de febrero de 2016.

Trump aseguró: «El suministro de petróleo de Arabia Saudí fue atacado. Hay motivos para creer que conocemos al culpable». EU está listo para responder «dependiendo de la verificación» y, agregó que espera conocer la versión de Riad para determinar el camino a seguir. Por el momento esta es la respuesta más dura por parte del mandatario estadounidense aunque no especificó quién cree que es el responsable de los ataques, aunque su Secretario de Estado, Mike Pompeo responsabilizó directamente a Irán y aseguró que no hay «evidencias» que sugieran que los atentados procedían de Yemen. Además, el diplomático anexó que Washington trabajará con sus socios saudíes para garantizar el suministro del mercado y que «Irán rinda cuentas de su agresión».

Ante las acusaciones de la Casa Blanca, el régimen iraní no permaneció callado. Abras Musavi, portavoz de Relaciones Exteriores de Teherán, en un comunicado refutó las acusaciones de Mike Pompeo, porque son, dijo, un «sinsentido» que carecen de credibilidad y se parecen más a los planes de las agencias de inteligencia para destruir la imagen de un país, con el propósito de allanar el terreno para llevar a cabo algunas acciones en el futuro.

A raíz de los atentados, los acontecimientos se desarrollan rápidamente. Por la tarde del domingo, Trump escribió otro tuit que dice: «con base en el ataque contra Arabia Saudí, que puede tener un impacto en los precios del petróleo, he autorizado la liberación de petróleo de la Reserva Estratégica, si es necesario, en una cantidad que aún debe ser determinada y que sea suficiente para mantener los mercados bien abastecidos». Además, acentuó el hecho de que el gobierno de EU está en espera de mayores informaciones de Riad para entonces precisar los «términos en que procederíamos».

De hecho, la coalición que encabeza Arabia Saudí a favor del gobierno de Yemen reconocido internacionalmente, informó que se abrió una investigación para aclarar el ataque con drones perpetrado contra las refinerías de referencia. Un vocero de la coalición, declaró: «Tomaremos las medidas necesarias para salvaguardar los activos nacionales, la seguridad energética internacional y asegurar la estabilidad de la economía mundial».

Al igual que Pompeo, la coalición suní dirigida por Riad, que en 2015 decidió intervenir en Yemen contra los Huthi, ha responsabilizado a Irán de los ataques previos de drones contra instalaciones de la industria petrolera árabe saudí. Riad acusa a Teherán de armar a los rebeldes yemeníes, acusación que Teherán niega tajantemente.

Mientras la situación se «aclara», algo que los analistas no ven fácil, Kellyanne Conway, asesora de la Casa Blanca, declaró a la prensa que los ataques del sábado 14 de septiembre, «no ayudan» a la perspectiva de un encuentro entre Trump y el presidente iraní Hassan Rouhani durante la Asamblea General de las Organización de Naciones Unidas (ONU), en este mes, en Nueva York, aunque dejó abierta la posibilidad de que dicha reunión pudiera llevarse a cabo. «Concedo que el presidente pueda anunciarla o no», agregó la asesora.

Lo único cierto es que tratándose del vitriólico mandatario estadounidense nadie puede asegurar nada, ni en cuestiones nacionales mucho menos internacionales, donde tiene todas las posibilidades de actuar. Por ejemplo, en otro tuit del mismo domingo, el magnate  dijo: «Las Fake News están diciendo que estoy dispuesto a reunirme con Irán «sin condiciones». Es una declaración incorrecta».

Solo el desenvolvimiento de los hechos mostrará lo que realmente sucede. Otra crisis mundial está servida.



regina