Ecología

Cambio climático, un problema global

2019-09-27

El cambio climático está ya entre las prioridades de la agenda política...

José Carlos Díez, El País

Esta semana, la sede de las Naciones Unidas ha sido un clamor sobre la necesidad de luchar contra las emisiones contaminantes, desde el secretario general, pasando por los líderes de la mayoría de países hasta Greta Thumberg.

El cambio climático está ya entre las prioridades de la agenda política mundial, una gran noticia. Pero en medio del ruido ensordecedor es necesario analizar los hechos y números. El premio Nobel de Economía Simon Kuznets nos enseñó que los países de menor renta contaminan más y, según avanzan el desarrollo y la renta por habitante, los países reducen su contaminación.

En la última década, la curva de Kuznets se está cumpliendo. Los países desarrollados han reducido sus emisiones de dióxido de carbono un 7% y los países emergentes las han aumentado un 27%.

Destaca la India, donde las emisiones han aumentado un 70%. China, con un aumento del 27%, explica dos tercios de las emisiones de los últimos 10 años. No obstante, si Kuznets levantara la cabeza elogiaría los esfuerzos que China está haciendo para luchar contra el cambio climático a la vez que saca de la pobreza extrema a cientos de millones de sus ciudadanos. Si China hubiera seguido la evolución del desarrollo europeo, en estos momentos estaríamos consumiendo tres veces los recursos del pequeño planeta Tierra, como explica el Nobel de la Paz Mohan Munashinge.

Trump es un negacionista del cambio climático, pero la regulación eléctrica está en poder de los Estados y las emisiones de dióxido se han reducido un 10% en su país.

En Europa las emisiones han caído un 16%, hasta niveles de 1968. Se puede pedir un esfuerzo adicional pero negar el esfuerzo es una fake news. La revolución tecnológica y los precios relativos de las energías renovables anticipan que la reducción de emisiones en los países desarrollados serán más intensas en el futuro. En pocos años, las baterías y los coches eléctricos tendrán una reducción significativa de sus precios y el transporte se unirá a la producción de electricidad en el esfuerzo.

Los Gobiernos deberían pasar de las palabras a la acción. Deberían dar ejemplo instalando placas fotovoltaicas en los tejados de los edificios públicos; deberían aumentar la oferta de formación profesional para poner instaladores en el mercado y evitar cuellos de botella y dar incentivos fiscales a las actividades no contaminantes para que los ciudadanos aceleren sus inversiones. Como exige el Objetivo de Desarrollo Sostenible 17, deberían establecer alianzas con las universidades y el sector privado para que los mejores ingenieros e investigadores no cesen en el avance tecnológico a precios que hagan los productos no contaminantes competitivos, como han conseguido los chinos con las placas fotovoltaicas.

Si hicieran todo esto dedicando tan solo el 10% del esfuerzo que dedican ahora a concienciar contra el cambio climático, serían 100 veces más eficaces en la reducción de emisiones. Y la niña Greta podría volver al cole para que le enseñen la curva de Kuznets y los datos reales de reducción de emisiones en Europa y en EE UU.



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