Internacional - Seguridad y Justicia

Reclaman justicia por niña muerta en favela de Río

2019-09-27

“Si no ponemos la cara en la calle, van a continuar matando a nuestros niños. Debemos...

 

Río de Janeiro (AP) — Con un puño en el aire y los ojos cargados de ira, Dione Milo, una madre del Complexo do Alemao, gritó hasta perder la voz. “¡Exigimos Justicia por Ágatha!”. Las voces se multiplicaron, y el grito se hizo uno sólo: “¡Basta de masacres!; ¡Policía asesina!”

A una semana de la muerte de Ágatha Felix, una niña de ocho años víctima de una bala perdida, cientos de vecinos, madres y estudiantes de las favelas marcharon el viernes en Alemao, uno de los mayores complejos de favelas de Río de Janeiro, Brasil, para pedir justicia por el crimen.

“Si no ponemos la cara en la calle, van a continuar matando a nuestros niños. Debemos dar un basta a esto”, dijo Milo, quien asegura que fue la primera vez que se movilizó contra la violencia.

Ágatha fue alcanzada en la espalda por una bala el viernes pasado, mientras viajaba dentro de una combi de transporte. Según la policía, en esos momentos se producía dentro de la favela un enfrentamiento entre agentes y presuntos criminales que habrían comenzado a dispararles.

Los vecinos de Alemao responsabilizan a la policía por la muerte, y convocaron al acto el viernes bajo la consigna “las vidas en las favelas importan”.

La fuerza señaló que ha abierto una investigación para esclarecer las circunstancias, pero la pericia oficial sobre el proyectil encontrado en el cuerpo de la niña concluyó esta semana que no podrá ser determinado de qué arma partió el tiro.

El crimen de la niña desató la ira en miles de brasileños que cuestionan la política de seguridad del gobernador Wilson Witzel y el accionar de la policía de Río y también generó una conmoción con impacto en el poder legislativo y el Ministerio Público.

“¿Cuántos otros niños van a tener que morir para que (la policía) tome otra actitud?”, se preguntó Adriana Monteiro, 49 años, quien caminaba por la favela al lado de su hijo Tomas, de diez años.

Cientos de manifestantes agitaban globos amarillos en señal de paz y levantaban banderas reclamando que las “vidas negras y faveladas importan”.

“Estoy aquí por mi hijo y por todos los niños de Alemao, porque es como si el tiro me lo hubiesen dado a mí”, agregó Monteiro.

Muchos responsabilizan al gobernador por el incremento de las muertes en favelas durante operaciones y patrullaje de la policía. Según datos oficiales, en los primeros ocho meses del año han muerto 1.249 personas a manos de la policía, la mayor cifra desde 1998 _cuando comenzaron los registros. El Ministerio Público de Río pidió el viernes que sea investigado el aumento en el índice de letalidad policial.

Ágatha fue el quinto menor que muere a causa de balas perdidas en 2019, de acuerdo con un reporte de la ONG Rio de Paz. El año pasado, diez niños de entre dos y 14 años murieron de la misma forma.

Witzel, al igual que el presidente Jair Bolsonaro, alienta una política de “tolerancia cero” contra el crimen y defiende mayor inmunidad para los agentes de policía que maten civiles por error. Luego de la muerte de Ágatha, el gobernador dijo que no dará el brazo a torcer y reiteró que su gestión, que ha conseguido reducir en ocho meses un 22% el total de homicidios en relación con el año anterior, va por “buen camino”.

Además, subió la apuesta al eliminar a través de un decreto un bonus de incentivo que históricamente recibían los agentes como gratificación por reducir las muertes en operaciones o enfrentamientos.

La repercusión del caso actuó como factor de presión para que legisladores brasileños vetasen una propuesta del ministro de Justicia Sergio Moro que aumentaría las protecciones legales para la policía y los civiles que hagan uso de la fuerza letal en defensa propia.

“Mi nieta fue alcanzada por un miembro de la policía no preparado para usar un arma”, cuestionó Aílton Félix, abuelo de la niña fallecida, en el cierre del acto.

A metros de la esquina donde su nieta fue baleada se preguntó: “¿Por qué la policía disparó si no había ningún riesgo?”. Después, agradeció a quienes lo habían acompañado y se despidió con la promesa de que llegará la justicia. “Quien lo hizo, va a pagar”.



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