Reportajes

Los protagonistas de esta mítica fotografía de 1968 hablan a 51 años de su experiencia

2019-10-02

El 13 de septiembre de 1968 tuvo lugar una de las protestas más recordadas del movimiento...

Por DARINKA RODRÍGUEZ | El País 

Han pasado 51 años desde la matanza en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968. Pero este trágico suceso fue uno en más de 146 días de protestas del movimiento estudiantil en México, donde miles de estudiantes se manifestaron en diversos escenarios y por varias calles de Ciudad de México.

Los jóvenes, inspirados por los movimientos sociales de Europa y otras partes del mundo, se unieron a las protestas contra la represión del Gobierno, encabezado entonces por Gustavo Díaz Ordaz.

El 13 de septiembre de 1968 tuvo lugar una de las protestas más recordadas del movimiento estudiantil mexicano: la manifestación del silencio. Según detalla Elena Poniatowska en un artículo en EL PAÍS, 300,000 personas acudieron a esta marcha sin precedentes. “Los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular”, detalla la escritora.

Pero ese día no sólo reinaba un ambiente de protesta, sino de temor. Eduardo Salas Vargas hoy tiene 72 años, pero en ese entonces tenía 21 años y era estudiante de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. Él acudió junto a su hermana y otros compañeros de su escuela, y es uno de los tres estudiantes que aparecen al centro de esta fotografía que hoy se exhibe en el Memorial del 68 del Centro Cultural Universitario Tlatelolco. “Nunca supimos quién nos tomó esa fotografía, si fue un periodista o si alguien del Gobierno nos estaba fichando” cuenta Salas a Verne, vía telefónica. Él aparece a la derecha de la estudiante

El contingente partió esa tarde desde el Museo Nacional de Antropología hacia el Zócalo. “El ambiente era muy tenso”, recuerda Salas. “No teníamos miedo de marchar, pero la situación de represión que se dio con los granaderos unos días antes en el Zócalo nos sentó un precedente de represión”, dice el biólogo.

De acuerdo con los diarios nacionales, el 29 de agosto los estudiantes izaron una bandera de huelga en la Plaza de la Constitución y tocaron las campanas de la Catedral metropolitana. El Ejército intervino para dispersar las manifestaciones. “Al no gritar ninguna consigna queríamos demostrar que no éramos ningunos vándalos”, dice Salas.

Silvia Hernández Betancourt, quien aparece al costado derecho de esta fotografía, era estudiante en la misma escuela que Salas y tenía 20 años en ese momento. “Nuestra máxima fue siempre la búsqueda de la libertad y de la verdad, pero en silencio, sin alboroto, sin ningún tipo de vandalismo”, dice en entrevista. “La juventud de entonces no tenía voz y nosotros protestamos con pancartas para hacernos escuchar”, dice la doctora en Biología.

En esta manifestación, no solo participaron estudiantes, sino que se unieron contingentes de trabajadores y campesinos a la lucha estudiantil. Avanzaron por Paseo de la Reforma en completo silencio. Si acaso, un par de voces se escuchaban de vez en cuando. “Fue impresionante ver a tanta gente reunida sin decir nada”, dice Salas. “Mi hermana, quien se ve al centro de la manifestación, se ve haciendo el signo de la V de la victoria al llegar al centro”, cuenta.

Isabel Salas, a quien puede verse al centro de la imagen, acompañó a su hermano a la manifestación del silencio como lo había hecho desde varias semanas atrás. Hoy ya ha fallecido, pero su hijo cuenta que le contó mucho sobre el movimiento estudiantil y sobre esa marcha. “La fotografía con mi mamá al centro me parece una imagen muy poderosa, se observan las caras de enojo, de desaprobación de los estudiantes”, cuenta Renan Villarreal Salas, hijo de la protagonista de esta foto.

Ninguno de los estudiantes de la Escuela de Ciencias Biológicas asistió a la concentración de la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre. “Tuvimos miedo de ir después de que el Ejército ocupara nuestra escuela el 23 de septiembre”, dice Hernández. “Había tanquetas, soldados a caballo, parecía una zona de guerra y fue entonces cuando comencé a sentir miedo”, cuenta.

Isabel Salas, entonces con 19 años de edad, fue trasladada de Ciudad de México a Tamaulipas por sus padres después de la manifestación del silencio. “Mis abuelos se dieron cuenta de que estaban buscando a mi mamá y por ese temor se la llevaron con unos tíos para esconderla de la policía”, cuenta. “Por eso mi mamá no estuvo en Tlatelolco.”

Para Hernández, la manifestación del silencio marcó un precedente en las protestas que se hicieron después en México. “Nuestro objetivo entonces fue muy claro: manifestar nuestro desacuerdo con el Gobierno y pedir un alto a las injusticias. Después hemos visto manifestaciones similares”, cuenta.

A medio siglo de este movimiento, Salas cree que el espíritu de las protestas de 1968 sigue vigente en México. “Los que lo vivimos buscamos llevar una vida congruente con esa petición de verdad y de libertad”, comenta. Villarreal, hoy con 40 años, dice que sigue protestando por las causas que le parecen injustas. “Como mi mamá nos enseñó, seguimos el ejemplo, pero ahora con las protestas de nuestra generación”, finaliza.



regina

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