Internacional - Economía

Trump eleva el suspense al arrancar la nueva ronda de negociación con China

2019-10-11

Al poco de arrancar la reunión, el presidente Donald Trump acudía a Twitter para...

Sandro Pozzi | El País

 Nueva York.- El suspense domina en el arranque en Washington de la decimotercera ronda de negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China. El enviado chino, Liu He, posó poniendo buena cara al ser recibido a primera hora de la mañana en la sede de la oficina de Comercio Exterior por su titular, Robert Lighthizer, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. Los tres posaron a las cámaras sonrientes pese al enfrentamiento que libran las dos potencias.

Al poco de arrancar la reunión, el presidente Donald Trump acudía a Twitter para marcar terreno anunciando que este viernes se verá en la Casa Blanca con el vice primer ministro chino. Ya lo hizo en tres ocasiones anteriores, para escenificar progresos. “Es un gran día en las negociaciones con China”, afirmó. Eso hizo que los índices de referencia de Wall Street rebotaran ante un optimismo renovado, tras una noche dominada por mensajes divergentes.

Tras casi ocho horas de reunión en la primera jornada, Trump dijo que las "conversaciones fueron muy bien". Las discusiones técnicas ya comenzaron el lunes para tratar de allanar el terreno. Pero los avances se calificaron en las horas previas de escasos y  se especuló incluso con la posibilidad de que se limitara todo a un día. La decisión de vetar a 28 entidades chinas por violar los derechos humanos y las restricciones de visados a funcionarios enturbió el ambiente.

Las señales son conflictivas. La Casa Blanca insiste en que los técnicos se limitan a definir la agenda más que a negociar a más alto nivel y que la decisión final depende solo de dos personas: del presidente Donald Trump y del premier chino Xi Jinping. Cuando se rompió la baraja en julio tras solo un día de reunión, EE UU amplió los aranceles y designó a China como país que manipula su divisa.

El momento es complicado, ya que el martes está previsto que entre en vigor un nuevo incremento en los impuestos que se cargan en la fronteras a los productos que llegan de China. La cuestión estaba en entender si había margen para acordar algún tipo de tregua mientras se llega una resolución definitiva, como la pactada tras los encuentros de Trump y Xi durante los G20 celebrados en Buenos Aires y Osaka. Pero aquellas volaron también por los aires.

“Ellos quieren un acuerdo”, dijo Trump desafiante, “¿pero lo quiero yo?”. El presidente ya dejó claro en la víspera que después de 15 meses de batalla no va a aceptar un pacto a medias y espera concesiones. “Lo quieren más que nosotros”, asegura, “atraviesan por una situación muy difícil”. Antes de la reunión, el republicano decía que “hay una buena posibilidad” de acuerdo.

Los últimos indicadores económicos en EE UU muestran una contracción en la industria manufacturera que no se veía desde la pasada crisis, por la incertidumbre que genera el litigio. Los agricultores también sufren las consecuencias de las medidas de retorsión china. Son dos hervideros de votos para Trump y eso podría forzarle a aceptar un pacto parcial. “No es lo que preferiría”, respondió el pasado lunes, sin el lenguaje tajante que le caracterizaba, “me inclino porque sea un gran acuerdo”.

El titular de la cartera de Comercio, Wilburg Ross, asegura por su parte que los aranceles están “forzando finalmente” a China a prestar atención a cuestiones que le preocupa. Al mismo tiempo, afirma que todos los países se beneficiarán si Pekín cumple las reglas de comercio internacional. Eso implicaría, por tanto, que EE UU no tiene intención de suspender o de retirar en este momento los aranceles.

EE UU están contemplando medidas adicionales a los aranceles si las conversaciones siguen atascadas, como reforzar las inspecciones a mercantes procedentes de China para combatir el contrabando de fentanilo, reforzar las relaciones comerciales con Taiwán o tratar de limitar el flujo de capitales con Hong Kong.



Jamileth