Internacional - Economía

Los inversores se pierden con el cálculo de la huella de carbono de las petroleras

2019-10-12

El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero es uno de esos conjuntos de normas, establecido por...

Por Shadia Nasralla y Ron Bousso

LONDRES (Reuters), 10 oct - Las grandes variaciones en la forma en que las compañías petroleras informan de sus esfuerzos para reducir las emisiones de dióxido de carbono dificultan la evaluación del riesgo que supone mantener sus acciones en bolsa en un contexto de abandono de los combustibles fósiles en todo el mundo, según afirman altos directivos de gestoras de fondos.

Los inversores han destinado dinero a los denominados fondos sostenibles, que tienen en cuenta las normas medioambientales, sociales, jurídicas y de otro tipo de las empresas, y los fondos están sufriendo presiones por parte de sus clientes y de las autoridades para que dichas normas sean más sólidas.

Los gestores de fondos también están aplicando criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) a las inversiones tradicionales para poder de esta manera tener un mejor criterio a la hora de evaluar cómo le irá a las empresas a largo plazo.

Cada vez es más evidente que los beneficios de algunas empresas se reducirán más rápidamente que otros, a medida que los gobiernos van dando prioridad a la energía baja en emisiones para cumplir con los objetivos del acuerdo de París, respaldado por las Naciones Unidas, de reducir las emisiones a un nivel “neto cero” para finales de siglo.

Sin embargo, las compañías de petróleo y gas se encuentran entre las que pagan más dividendos, y los principales fondos se muestran reacios a desprenderse de ellas, argumentando que al permanecer en ellas están en mejor posición para presionar a las compañías para que mejoren.

“¿Tienen los inversores los datos que necesitamos? No, no creo que tengamos los datos que necesitamos en absoluto”, dijo Nick Stansbury, analista de inversiones de la división de gestión de inversiones de la aseguradora británica Legal & General, la mayor gestora de activos de Reino Unido, con cerca de 1,3 billones de dólares en su cartera de clientes.

“La divulgación no es necesariamente para que podamos tratar de cambiar las cifras, sino para que podamos empezar a entender y valorar los riesgos”, dijo Stansbury.

“MIL MANERAS DE LLEGAR A PARÍS”

Existen muchas iniciativas y marcos voluntarios para unificar la forma de contabilizar el dióxido de carbono y el establecimiento de objetivos; algunos se superponen, pero no se ha adoptado ninguno universalmente. También existen otros proyectos para otros gases de efecto invernadero, como el metano.

El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero es uno de esos conjuntos de normas, establecido por organizaciones no gubernamentales y empresas en la década de 1990.

Las empresas pueden informar sobre su progreso de acuerdo con estas normas a través de la organización sin fines de lucro CDP, anteriormente conocida como Carbon Disclosure Project, que luego las clasifica. La noruega Equinor ocupa el primer lugar en su lista de 24 grandes compañías petroleras, pero no todas informan cada año.

También existe el Grupo de Trabajo sobre Información Financiera relacionada con el Clima (TCFD), creado por el Consejo de Estabilidad Financiera del G20, así como organismos de la industria, modelos internos en empresas petroleras y bancos, y verificadores y consultores de terceras partes.

“Hay mil maneras de llegar a París”, dijo Bob Dudley, consejero delegado de la británica BP, en un evento celebrado en Chatham House a principios de este año, refiriéndose al acuerdo de 2015, cuyo objetivo es mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados.

El director financiero de BP, Brian Gilvary, dijo a Reuters que BP agradecería una mayor coherencia dentro del sector para mostrar lo que las compañías petroleras están haciendo con respecto a las emisiones y que un organismo de la industria, la Oil and Gas Climate Initiative (OGCI), estaba discutiendo la contabilidad del dióxido de carbono.

Según Gilvary, están surgiendo una plétora de sociedades verificadoras de los criterios ESG de terceros con diferentes parámetros. Este directivo cree que algunas de estas empresas le dicen a una compañía petrolera: “Creemos que su puntuación es esta y, por cierto, si gasta 50,000 dólares le mostraremos cómo puede mejorarla”.

UBS, con 831,000 millones de dólares de activos invertidos, tiene 2,000 millones de dólares en su estrategia de capital pasivo Climate Aware, que en parte se basa en los informes de emisiones de una empresa.

Con esa estrategia “nos inclinamos hacia empresas que tienen un mejor desempeño en una gama de métricas climáticas y nos alejamos de las empresas que no evolucionan tan bien en este sentido”, dijo Francis Condon, director ejecutivo de inversión sostenible.

“No queremos ser acusados de hacer lavados de imagen verde”, dijo, agregando que UBS exhortaba de manera constante a las empresas a prepararse para la transición climática.

Utilizando un criterio amplio, la inversión global sostenible alcanzó los 30,1 billones de dólares en los cinco mercados principales del mundo a finales de 2018, según el Global Sustainable Investment Review. Esto equivale a entre un cuarto y la mitad de todos los activos bajo gestión, en función de las diferentes estimaciones de esa cifra.

Condon dijo que la mayoría de los inversores estaban aún más enfocados en los retornos que en criterios de sostenibilidad más amplios, pero que se estaban preocupando por la posibilidad de que las empresas los expongan a posibles pérdidas financieras relacionadas con el clima en el futuro.

“Hay un apetito muy limitado por renunciar al rendimiento para obtener una calificación ESG más alta. La pregunta es más bien: ¿están los gestores asumiendo riesgos que no pueden manejar?”

Para intentar responder a esta pregunta, los mayores proveedores de servicios financieros del mundo están invirtiendo en empresas que proporcionan datos relacionados con los criterios ESG.

Solo este año, Moody’s compró Vigeo Eiris y Four Twenty Seven, MSCI compró Carbon Delta y la Bolsa de Valores de Londres compró Beyond Ratings. S&P adquirió Trucost en 2016.

En Engaged Tracking, una empresa independiente de asesoría sobre riesgos climáticos, afirman que el año pasado atrajeron a dos tercios de sus clientes.

CÓMO HACER LAS CUENTAS

Un tema central, debatido este año en las juntas de accionistas de las grandes petroleras europeas, es cómo tratar las emisiones causadas por los productos que venden, como la gasolina o el queroseno, que se conocen como emisiones del Alcance 3.

Estas emisiones son típicamente alrededor de seis veces mayores que las emisiones conjuntas de las operaciones directas y el suministro de energía de las compañías petroleras, también conocidas como emisiones de alcance 1 y 2, según los cálculos de Reuters.

Incluso si una empresa publica datos del Alcance 3, existen 15 categorías diferentes basadas en el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero. Entre ellas se incluye el uso de productos vendidos, como el combustible, junto con factores secundarios como los viajes de negocios o los desplazamientos de los empleados.

Constantine Pretenteris, de Engaged Tracking, dice que algunas compañías lograron una alta puntuación en cuanto a la exhaustividad al revelar datos para la mayoría de las categorías del Alcance 3, pero se olvidaron de las más importantes, tales como las emisiones por el uso de su combustible.

“Nos encantaría ver un estándar general que facilite las comparaciones”, dijo Sven Reinke de Moody’s. “No existe del todo ahora”.

RELATIVO O ABSOLUTO

La mayoría de los objetivos relacionados con el clima se basan en medidas de intensidad, lo que significa que las emisiones absolutas pueden aumentar con el aumento de la producción, aunque descienda el indicador global de intensidad.

Las emisiones totales registradas por las principales compañías petroleras públicas del mundo siguen aumentando, debido en gran medida al aumento de la producción de petróleo y gas, según cálculos de Reuters basados en los datos de la plataforma Eikon de Refinitiv y los sitios web de las compañías.

Las emisiones combinadas de Alcance 3 registradas por BP, Royal Dutch Shell, Exxon Mobil, ConocoPhillips, Chevron, Eni, Total, Equinor y Repsol se incrementaron alrededor de un 1,6% con respecto a 2018, después de un aumento similar del 1% en el año anterior.

Las cifras individuales varían de acuerdo con las métricas que una empresa decide incluir. Conoco dijo que sus emisiones del Alcance 3 habían caído un 5%, mientras que las emisiones individuales de las otras empresas registradas en el Alcance 3 aumentaron o se mantuvieron aproximadamente en el mismo nivel.

Cuando se les pidió que hicieran comentarios, BP y Chevron señalaron objetivos absolutos relacionados con sus propias operaciones. Total señaló el progreso que había logrado en la reducción de la intensidad de las emisiones por unidad producida. Shell y Repsol se refirieron a sus objetivos a corto plazo basados en la intensidad y Equinor dijo que no podía asumir la responsabilidad de las emisiones que no controla.

La empresa estadounidense Exxon no respondió a una solicitud de comentarios. Eni no ha hecho ningún comentario hasta el momento.

En los últimos años, las grandes empresas petroleras han impulsado la inversión en energías renovables y tecnologías de bajas emisiones, sobre todo en Europa, pero todavía se están destinando sumas mucho mayores al desarrollo del petróleo y el gas.

“No podemos cambiar los patrones de consumo en todo el mundo, no podemos hacer que la gente vuele menos. Podemos reducir la intensidad en emisiones de dióxido de carbono de los productos que vendemos”, dijo Ben van Beurden, director ejecutivo de Shell, en junio.

Mark Lewis, de BNP Paribas y miembro de TCFD, dijo que los recortes globales serían lo que contaría al final. Repsol es actualmente la única gran compañía petrolera que ha establecido objetivos de reducción absoluta para toda su producción.

“El Acuerdo de París trata de un presupuesto de emisiones de dióxido de carbono y eso es una cifra absoluta. No es un número de intensidad”, dijo Lewis. “La atmósfera funciona en términos de absolutos, no de intensidad.”

Mientras tanto, algunos inversores están evitando empresas petroleras que, según otros observadores, deberían recibir apoyo por ir más allá que muchos de sus competidores.

La empresa londinense de gestión de inversiones Sarasin & Partners dijo en junio que iba a vender su participación en Shell porque sus planes de gasto no estaban en sintonía con los objetivos internacionales sobre el clima.

Cuando esta agencia le pidió comentarios al respecto, Shell se remitió a los comentarios de los representantes de los fondos de pensiones de la Iglesia de Inglaterra y de la agencia gubernamental británica de Medio Ambiente, que elogiaron la transparencia de la compañía y dijeron que otros deberían seguir su ejemplo.



JMRS

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