Como Anillo al Dedo

Renuncia de Medina Mora

2019-10-16

Apreciemos con cuidado este asunto. Cito la vieja visión de intervención del...

Por Raúl Eduardo Bonifaz Moedano | Revista Siempre

La renuncia del hoy exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora, abre una discusión interesante. El tema más debatido es lo establecido en la Constitución General de la República que puntualiza que quien integra ese Poder, al renunciar, debe argumentar la gravedad para tomar esa decisión, lo cual no hizo el exministro.

Los partidos de oposición suponen presiones del titular del Ejecutivo federal, que supuestamente induce esa renuncia. Así, el Presidente eventualmente propondrá a una persona cercana en la sustitución correspondiente, según esta suposición.

Ello se relaciona con el principio de separación de los tres poderes públicos que interactúan en un equilibrio de sus funciones. Observemos que el Presidente tiene la facultad de proponer a la Cámara de Senadores una terna, de la cual saldrá quien ocupará el espacio que ahora está ausente entre los 11 ministros y ministras que componen a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Apreciemos con cuidado este asunto. Cito la vieja visión de intervención del Ejecutivo sobre las funciones de la Corte. No olvido que tenemos un gobierno presidencialista fijado en la Constitución.

Algunos estudiosos observan que la selección escalonada de los ministros busca que cada presidente en turno tenga la opción de tener su propio Poder Judicial y ello determina el control de un Poder sobre de otro.

Hay una historia que no permite negar esta influencia controladora del presidencialismo mexicano en la nación. Pero ha habido cambios, incluso en críticas de intelectuales y académicos, y no sólo en partidos de oposición, al Presidente de la República.

Recordemos el ascenso de Eduardo Medina Mora impuesto como ministro por Enrique Peña Nieto. Hubo un debate muy crítico hacia una persona sin experiencia para ocupar el cargo y muchas desvirtudes en su trayectoria laboral y profesional. Su paso por el centro de inteligencia del Gobierno mexicano no era una buena carta de presentación. La suposición de que protegería los intereses del entonces presidente Peña Nieto tampoco le proyectaba prestigios.

El razonamiento más frecuente que explicaba su ascenso a ministro era la vinculación con ese presidente, además de ser hermano del más alto ejecutivo del banco City Banamex en México.

Ahora es defendido por empresarios que supuestamente se vieron beneficiados con las resoluciones emitidas por Medina. Incluso se dice que propició jurisprudencias para favorecer a miembros del antiguo grupo en el poder.

Pero, ¿cual será el futuro de los métodos de selección de estos altos gestores de justicia?, ¿habrá cambios a esa experiencia en que los presidentes suelen impulsar a sus allegados a esos cargos públicos?, ¿existen  mecanismos a implementar para que el Presidente no intervenga en dicha selección?, ¿hay un procedimiento alterno de elección de ministros y ministras por la ciudadanía?

Por el momento, la atribución es del Presidente y habrá de proponer al nuevo ministro. Se estima que será un perfil digno de halagos por sus conocimientos, experiencia, pulcritud, prestigio, y persona reconocida por su honestidad y virtudes que generen confianza como para mejorar los cuerpos de justicia y aparatos de juzgamiento que la sociedad está buscando constantemente.



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