Internacional - Población

Sobrevivientes del ébola luchan contra dolor y estigma en el este del Congo

2019-10-18

Según datos actualizados a octubre, hay más de 1,000 sobrevivientes al brote de...

Por Zohra Bensemra

BUTEMBO, República Democrática del Congo, (Reuters) - Arlette Kavugho fue dada de alta en marzo de un centro de tratamiento de ébola en el este del Congo, pero sus problemas no terminaron.

Cuando la mujer, madre de seis hijos, quiso volver a trabajar como costurera en su ciudad natal de Butembo, sus clientes tenían miedo de contraer la enfermedad, pese a que los médicos aseguraron que ya no era contagiosa.

Encontró trabajo como cuidadora de niños sospechosos de tener ébola, sólo para ser acusada por los vecinos de fingir la dolencia para conseguir el puesto.

Hasta hoy, Kavugho no ha podido encontrar las tumbas de su hija de 19 años y su nieta de dos meses, quienes murieron de ébola mientras recibían tratamiento y fueron enterradas a toda prisa para evitar más contaminación.

“Trato de encontrar las fechas en las cruces que puedan coincidir con sus muertes, pero siempre vuelvo con las manos vacías”, dijo la mujer de 40 años mientras se aferraba a una foto de su hija con la palabra “adiós” escrita.

Según datos actualizados a octubre, hay más de 1,000 sobrevivientes al brote de ébola de 14 meses en la República Democrática del Congo, el segundo más mortal del mundo. La cifra se da gracias a nuevos medicamentos que han resultado eficaces contra el virus cuando se administra a tiempo.

Se sabe que más de 3,200 personas han sido infectadas con el virus, de las cuales más de 2,100 han muerto desde que se declaró el brote en la región oriental.

Sin embargo, los sobrevivientes, que se autodenominan “les vainqueurs” -“los victoriosos” en francés-, luchan por recuperar sus vidas mientras lidian con el miedo a una recaída, problemas de salud como visión borrosa y dolores de cabeza, y estigmatización por parte de sus familias y vecinos.

Vianey Kombi, de 31 años, era profesor de matemáticas cuando contrajo ébola en noviembre pasado. Al igual que Kavugho, le resultó imposible regresar a su antiguo trabajo.

“Me duele cuando paso por la escuela donde estaba enseñando, y los niños que me reconocen comienzan a gritar en mi dirección: ‘ébola, ébola’”, dijo Kombi. “Todos hemos sido acusados de recibir dinero para decir que teníamos ébola (...), duele que la comunidad te trate de corrupto tras haber estado tan enfermo”.

La desconfianza y ataques armados contra el personal médico han frenado los esfuerzos para acabar con la epidemia. Aun así, autoridades de salud dicen que los sobrevivientes juegan un papel vital en sus comunidades al demostrar que el ébola puede superarse.

Algunos dicen que se fortalecen al regresar a los centros de tratamiento para trabajar como cuidadores de niños con ébola, muchos de los cuales han perdido a sus padres y hermanos a causa de la enfermedad.

Los anticuerpos desarrollados durante su enfermedad significan que pueden pasar días enteros con pacientes que usando sólo equipo de protección parcial y no los sofocantes trajes de pies a cabeza que llevan médicos y enfermeras.

En Katwa, a las afueras de Butembo, Noella Masika, vestida con uniforme azul, una máscara quirúrgica y una redecilla para el pelo, baña a una niña de 1 año sospechosa de tener ébola en un pequeño cubo de plástico.

Masika perdió 17 miembros de su familia a causa del ébola, incluidos padres y dos abuelos, pero se considera afortunada de haber sobrevivido. “Me siento compasiva y agradecida por la atención que recibí (...), siento el deber de contribuir a la lucha contra el ébola”.



Jamileth

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