Nacional - Seguridad y Justicia

Debaten sobre hipotética tentación golpista 

2019-11-04

"Cuando digo que la mayoría nos apoya incluyo al Ejército, señaló...

 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 4 NOV - Las fricciones entre el gobierno del presidente Andrés López Obrador y las Fuerzas Armadas revivieron viejos temores de una hipotética tentación golpista en algunos sectores castrenses, pero el mandatario y la oposición desestimaron esta posibilidad.
    
"Cuando digo que la mayoría nos apoya incluyo al Ejército, señaló López Obrador al descartar esta opción.
    
Sostuvo que México "no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren" y que "no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet".
    
El jefe de Estado se comparó en días pasados con el expresidente Francisco I. Madero, asesinado en un golpe militar del general Victoriano Huerta en 1913, cuando todavía no había cumplido un año en el poder y después de haber ganado elecciones democráticas, tras 30 años de dictadura de Porfirio Díaz.
    
Madero fue objeto de fuertes cuestionamientos tanto de la prensa como de la oposición durante su breve período en el poder y López Obrador estableció una analogía con lo que le ocurre en la actualidad.
    
Tras la fallida operación para detener a Ovidio Guzmán, hijo del famoso capo Joaquín "El Chapo" Guzmán, el pasado 17 de octubre, surgieron fuertes tensiones entre el gobierno civil de López Obrador y el estamento militar, pero el mandatario descartó la existencia de fracturas.
    
Tal rispidez se constató luego que el pasado 22 de octubre, Carlos Gaytán, viceministro de Defensa durante la gestión del presidente Felipe Calderón -quien lanzó la "guerra contra el crimen" en 2006-, señaló que los militares se sentían "agraviados como mexicanos y ofendidos".
    
Gaytán dijo que el alto mando militar enfrenta "desde lo institucional, a un grupo de 'halcones' que podría llevar a México al caos y a un verdadero Estado fallido".
    
Pocas veces en la historia del país un alto jefe militar había hablado en términos tan duros contra un presidente, que es también Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, lo que generó inquietud en algunos círculos sobre una eventual rebelión en el futuro.
    
Desde que a fines de 1968 el Ejército fue usado por el gobierno para reprimir brutalmente una ola de protestas estudiantiles, no se había barajado la posibilidad, así sea remota, de un eventual golpe en el país.
    
López Obrador acusó hoy al general de "imprudente" y "poco mesurado" aunque admitió que "tiene el derecho de expresarse".
    
Además, lo acusó de ser parte de los abusos ocurridos durante los 13 años de la estrategia anticrimen que hasta el momento dejó 270,000 muertos.
    
Dirigentes y parlamentarios de la oposición demandaron a López Obrador que "se serene, corrija el rumbo y escuche a la tropa", tradicionalmente leal al gobierno civil, a diferencia de otras naciones del continente, sobre todo en los agitados años 60 y 70.
    
"En el Ejército hay inconformidad, hay molestia. El Presidente debe acusar recibo antes que cuestionar al mensajero", dijo el senador Gustavo Madero, descendiente de Francisco I. Madero y expresidente del conservador Partido Acción Nacional (PAN), principal fuerza de la oposición.
    
El presidente del PAN, Marko Cortés, pidió a López Obrador que precise "qué tipo de riesgo enfrenta la nación y de quiénes específicamente", pero señaló que "como demócratas que somos, contaría con nosotros ante cualquier tipo de amague contra el Estado mexicano".
    
El minoritario Movimiento Ciudadano (MC, de centro), a través del senador Clemente Castañeda, acusó hoy al mandatario de "irresponsabilidad y perversidad" por "querer dividir a los mexicanos".
    
Angel Avila, dirigente del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), consideró "legítima" la molestia que prevalece en el ejército y recomendó a López Obrador "bajar y dialogar con la tropa, con los mandos medios". Alejandro Hope, especialista en temas de seguridad, estimó que "el escenario de un golpe de Estado, acicateado por élites económicas y políticas, es remoto, por decirlo generosamente". "Nadie es suficientemente estúpido para no ver las consecuencias que una intentona de ese género acarrearía: inestabilidad política, incertidumbre económica y aislamiento internacional", concluyó.



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