Tras Bambalinas

Putin: prisa y control

2020-01-16

El Kremlin trata de nadar y guardar la ropa, es decir, reforzar su poder sin tocar formalmente los...

Editorial, El País

El comienzo de la reforma constitucional en Rusia, anunciada por el presidente, Vladímir Putin, está marcado por la prisa y por el ansia de controlar el proceso al margen de los mecanismos legales claramente establecidos para una decisión de semejante trascendencia en la vida del Estado.

Las reglas para enmendar la Constitución, recogidas en ese mismo documento, obligan a convocar una Asamblea Constituyente para modificar el contenido de varios capítulos, entre ellos el que se refiere a los órganos de poder estatal y a la primacía de los tratados internacionales sobre la ley nacional.

Los dirigentes rusos evitan referirse a la Asamblea Constituyente, que no ha sido creada hasta ahora. Varios proyectos de ley presentados a la Duma a lo largo de los años —el último, de 2017— no fueron debatidos por los legisladores y en el aire quedó el llamamiento de Dmitri Medvédev, en 2012, siendo aún presidente de Rusia, para que su Administración comenzara a elaborar esa ley.

El Kremlin trata de nadar y guardar la ropa, es decir, reforzar su poder sin tocar formalmente los capítulos blindados de la ley fundamental. Un modo de redistribuir competencias consistiría en introducir los cambios en los capítulos no blindados de la Constitución con el fin de puentear aquellos artículos —los blindados— que el Kremlin no puede alterar sin convocar una Asamblea Constituyente y organizar posteriormente un referéndum. El resultado sería una colcha de retales jurídicos contradictorios, sin columna vertebral y sin lógica interna, que se adaptaría a las necesidades de la clase en el poder.

El calendario es de vértigo y, según las etapas desveladas, el proceso concluirá en mayo, tras la aprobación de las enmiendas constitucionales entre febrero y marzo. El colofón será una votación popular “voluntaria” que, sin embargo, no es el referéndum previsto para modificar los capítulos blindados.

La prisa del Kremlin se evidencia en la precipitada formación de un comité de trabajo de 75 miembros —de ellos muchos personajes de la cultura, el deporte y de organizaciones no gubernamentales afines al Kremlin— que se reunió ayer jueves ya para estudiar las enmiendas. En cuanto al exjefe del Gobierno Dmitri Medvédev, para el que Putin ha creado el cargo de vicepresidente del Consejo de Seguridad, los politólogos rusos discrepan sobre si se trata de un estadista amortizado o si podría desempeñar de nuevo el cargo de presidente. Esté donde esté en el nuevo diseño de las estructuras de poder, Medvédev es una más de las piezas que Putin va colocando en el tablero para seguir mandando en Rusia.


 



regina