Internacional - Política

Los rostros de la división política en Venezuela

2020-01-20

Uno de los asiduos visitantes de ese parque es Roger Arellano, quien comparte su rutina diaria...

Por FABIOLA SÁNCHEZ | AP

CARACAS (AP) — Ante la escalada de las tensiones políticas en Venezuela, el gobierno y la oposición apuestan a medir fuerzas en las calles. Para una parte de los venezolanos el llamado de sus líderes poco les importa, mientras otros aseguran que están dispuestos a dar la vida de ser necesario para defender sus proyectos políticos.

La disparidad de visiones que hay entre los venezolanos y las pocas posibilidades de que puedan conciliarse bajo un liderazgo hacen prever que se esté lejos de una salida y, por el contrario, todo apunta a una mayor confrontación y un agravamiento de la crisis.

ROGER ARELLANO, DISEÑADOR GRAFICO DE 26 AÑOS

El incesante sonido de las ruedas de patinetas que se deslizan a toda velocidad por una de las rampas de cemento de un parque de deportes extremos rompe la armonía en una de las calles de la elegante barriada capitalina de Altamira, en el este de Caracas.

Uno de los asiduos visitantes de ese parque es Roger Arellano, quien comparte su rutina diaria entre los diseños que realiza para una empresa de turismo y su pasión: la patineta.

Mientras observa a algunos de sus amigos lanzándose con sus patinetas dentro de una batea de cemento y elevarse en el aire haciendo piruetas con sus tablas de madera, Arellano reconoce que poco le importa lo que pasa en el país y afirma entre risas que “a mi todo me resbala como a mi patineta”.

“Si me ocupo de los problemas del país yo no voy a tener vida propia. Tengo que tener mi vida, y mi vida es patinar, trabajar y tratar de sobrevivir con los cien dólares que gano al mes”, confesó el joven que se identificó como un “decepcionado de los políticos”.

Algunas de las principales encuestas locales muestran que alrededor de 30% de los venezolanos se sienten decepcionados, situación que se ha convertido en un problema para algunos políticos como el líder opositor Juan Guaidó, quien luego de movilizar el año pasado a decenas de miles personas a las calles para presionar la salida del mandatario Nicolás Maduro, hoy no logra atraer a muchos seguidores a las protestas.

Al hablar sobre las razones que motivan su desencanto, Arellano dijo, en alusión a la oposición, que “el año pasado nos prometieron que el país iba a mejorar, que ya se iba Maduro, y allí está. ¿Cómo se les puede creer?”.

ANELÍ TOMASINI, COMERCIANTE DE 45 AÑOS

Sentada entre una treintena de personas que se concentró en una plaza de Los Palos Grandes, una barriada de clase media del este de Caracas, para participar en una asamblea promovida por algunos partidos estaba Anelí Tomasini, una comerciante de galletas de perro.

La escasa presencia de asistentes a la asamblea no amilanó a Tomasini, quien atribuyó la poca concurrencia a la decepción que hay entre muchos venezolanos por la dirigencia opositora porque “hablan para la adelante y para atrás”.

“Cuando den realmente un fuerte y claro mensaje todos los venezolanos, volvemos a agarrar la calle porque nosotros queremos que haya libertad y paz”, afirmó la comerciante, que por momentos interrumpía su plática para saludar a su hijo de ocho años, que correteaba en medio de la plaza mientras su mamá participaba en el acto político.

Tomasini relató que los últimos años han sido muy duros para ella debido a que las siete empresas a las que le vendía su producto cerraron, lo que la obligó a declarar su fábrica de galletas en quiebra. A los problemas económicos se sumó la partida de su hija, de 24 años, quien empujada por la crisis migró a Colombia.

A pesar de los difíciles tiempos, la comerciante dijo tajante que no está dispuesta a irse de Venezuela porque “no soy de las que se rinde fácilmente”. “Si tengo que dar mi vida porque mi hijo tenga un país libre lo voy a dar”, concluyó.

DAVID ROMERO, ACTIVISTA OFICIALISTA DE 46 AÑOS

A las puertas de un antiguo edificio de color rojo ladrillo de más de 20 metros de altura, enclavado en la barriada popular del 23 de enero, en el oeste de la capital, David Romero, militante del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela y fundador de la organización pro oficialista “Colectivo Salvador Allende”, habla con cautela por una de las dos radios que tiene colgada en la correa de un pequeño bolso negro que lleva frente a su pecho.

Al culminar la charla radial, el corpulento hombre de estatura media inicia una caminata hacia una pequeña plaza ubicada frente a su edificio mientras muestra el perímetro que custodian los miembros de su organización junto con el colectivo pro oficialista “La Piedrita”.

Pese la complejidad de la crisis, que ha golpeado de manera implacable a los mayoritarios sectores pobres donde se concentra la base política del oficialismo, Romero se mostró confiado de que Maduro logrará sortear la difícil situación y llevar al país hasta las elecciones parlamentarias de este año y derrotar así a Guaidó, al que llamó “marioneta” de Estados Unidos.

El activista reconoció que él y su familia no han escapado de los rigores de la crisis, y que para ayudarse económicamente debe hacer trabajo comunitario y laborar como supervisor de planta en la estatal Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Agregó que su hija mayor, de 25 años, y otros tres familiares salieron del país sumándose a la ola de millones de migrantes venezolanos, pero dijo que confía en que pronto retornarán.

Romero descartó que vaya a seguir los pasos de su hija mayor y dejar el país. “Me voy a quedar a luchar aquí y daré la vida de ser necesario por la patria y por la revolución”, sentenció.



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