Muy Oportuno

La sociedad del desconocimiento

2020-01-21

Ahora le tenemos de nuevo en un ensayo breve, pero muy concreto y actual: “La sociedad del...

Por: Luis Javier Moxó Soto

Entrevista a José Francisco Serrano Oceja

En este cambio de época en que la objetividad y verdad a través de los Medios de comunicación parecen estar en crisis, porque nos pueden aparecer mil versiones contradictorias para el mismo relato, incluso en el mismo Medio; donde la argumentación incontestada de los poderosos (políticos sobre todo) parece vencer, quizá por miedo o presión en muchos casos; y cuando sentimos que escasea la voluntad de verificar las informaciones que nos llegan por numerosos medios, aparecen de vez en cuando luces, que como faros de referencia y esperanza, nos acercan más al sentido común, la razonabilidad y la profesionalidad en el quehacer comunicativo.

Serrano Oceja es una de esas referencias, especialmente desde hace casi veinte años, cuando coordinó junto a José Ángel Agejas, en 2002, “Ética de la Comunicación y de la Información”. En ese volumen, donde comenzaba tratando la naturaleza ética de la información periodística, finalizaba con la propuesta de una nueva era comunicativa-informativa que partía de la instrucción pastoral (“Aetatis Novae”) sobre las comunicaciones sociales en el vigésimo aniversario de “Communio et Progressio”.

Ahora le tenemos de nuevo en un ensayo breve, pero muy concreto y actual: “La sociedad del desconocimiento. Comunicación posmoderna y transformación cultural”. Aborda magistralmente, desde una reflexión de gran calado, algunos de los principales temas de la comunicación en clave humanística, en dos capítulos. En el primero que titula “Humanidades y comunicación” trata de ampliar el horizonte de la práctica comunicativa y del periodismo: la antropología clave de la comunicación, las ciencias sociales, la contribución de la Retórica, la comunicación e identidad corporativa, … En el segundo, titulado “Iglesia y comunicación” expone a la Iglesia como una institución experta en humanidad y, por tanto, experta en comunicación.

José Francisco Serrano Oceja es doctor en Ciencias de la Información y en la actualidad es profesor titular acreditado de la Universidad CEU San Pablo. Ha sido decano de la Facultad de Humanidades y CC. de la Comunicación del CEU San Pablo durante nueve cursos. Periodista, colabora en varios medios, entre otros, ABC, ABC Cultural, Cadena COPE, Radio Internacional y Religión Confidencial. Es autor, entre otros libros, de “Enciclopedia de la comunicación”, “¿Medios de comunicación? Guía para padres y educadores” y de más de medio centenar de artículos científicos sobre periodismo, retórica de la comunicación y periodismo especializado.

José Francisco, ¿qué decir a quienes piensan -quizá sobre todo jóvenes- que comunicación es lo mismo que contacto a través de Internet (videoconferencia, WhatsApp, mensajería de diversas redes sociales...)? ¿es la comunicación un proceso de intercambio de información en el que se busca o se debiera buscar la verdad, la claridad, la transparencia...? ¿las nuevas tecnologías desplazan o transforman el trato humano?

En todas sus preguntas subyace la cuestión de lo humano. Es necesario que, ante la quiebra de la transmisión cultural, nos hagamos desde el ámbito de la comunicación la pregunta por lo humanos. Si el humanismo, como recuerda el profesor Rafael Alvira, es “hacia dentro” la filosofía de conocerse a sí mismo, y “hacia fuera” la “filología” del saber decir con verdad, bondad y belleza, hasta qué punto la comunicación está cumpliendo esa función hoy en la sociedad. Quizá lo que me haya estado preguntando durante algún tiempo es si es verdad aquella afirmación de la revista Time que decía que “nunca hemos corrido tan deprisa hacia ninguna parte en la comunicación”, por haber abandonado el horizonte de las humanidades. Y para que quede clara la tesis desde el principio, la propuesta es una apuesta por la solución antropológica, la purificación antropológica de la comunicación desde la tradición humanística.

¿Cómo ha afectado el progreso tecnológico a los profesionales del Periodismo? ¿hay exceso de intrusismo, y si es así cómo se manifiesta y afecta más, a través de blogueros, youtubers,... influencers en general? ¿qué parte de la crisis actual de las humanidades es debida a la explosión masiva de la comunicación?

Vivimos en una época de crisis de imaginarios colectivos en la función social del periodismo. La sociedad se ha construido sobre el contrato, el pacto que permite vivir juntos, la convivencia. El periodismo es clave en este proceso. Pero este pacto no produce el imaginario colectivo necesario para formar y formular la utopía del futuro y tener la suficiente dosis de perspectiva de nostalgia hacia el pasado. Es cierto que existen proyectos de futuro optimistas. ¿Sabes cuáles? Los diseñados a partir de la biotecnología y de la cibercultura. Este diagnóstico nos debe llevar a plantearnos hasta qué punto nuestra sociedad, desde la cultura, quiebra en dos aspectos claves: la transmisión, se ha quebrado la cadena de transmisión cultural, y la capacidad de generar imaginarios futuros, utopías de esperanza. Y ahí la comunicación juega un papel clave en la medida en que nos remita a la persona como referencia principal, a una persona integralmente concebida.     

La globalización como base de la comunicación ha entrado en conflicto con el encuentro, que no choque o solo choque, de culturas y civilizaciones, aumenta la incertidumbre sobre qué debemos transmitir y por qué de nuestras tradiciones. No olvidemos que la cultura es, propiamente, lo que se transmite. Si la comunicación, y el periodismo, no contribuye a esa transmisión, no genera cultura. Nos encontramos ante una generación sumida en la bruma de una ruptura inédita, una generación que desiste de transmitir a la siguiente lo que debería darle, el conjunto de saber, los puntos de referencia, la experiencia humana básica que se constituye a partir de la confianza que nace en la relación humana.

En la comunicación política, y de los políticos, observamos en muchos o casi todos, incoherencia, demagogia, manipulación ideológica, falta de moderación... ¿Cómo contribuyen, o pueden contribuir, los profesionales del periodismo dedicados a las áreas de Sociedad y Política, sobre todo, a una mayor objetividad y racionalidad?

Los hechos que se presentan en la televisión y en la radio, en los periódicos y en Internet en la sobreabundancia de la política, que no lo resuelve todo, aunque dé la apariencia de que los resuelve todo, son aceptados como “verdaderos”, o como tan “verdaderos” como tales hechos puedan ser, si se han comunicado mediante un método objetivo apropiado. Este método se niega a tomar como punto de partida una comprensión teleológica de lo que es una vida buena, porque esos valores estarían demasiado ligados a unas historias particulares como para servir a la construcción de hechos objetivos. Y así es, sobre la base de prescindir de la búsqueda premoderna de una vida que sea buena, verdadera y bella, como surge la concepción moderna del “hecho”.

La crisis del periodismo consiste, entre otras razones, en la deslegitimación veritativa de la noticia, acompañada de una sobreabundancia de opinión en todos los órdenes, medios y mediadores.

¿Cuál es el futuro de las publicaciones periódicas impresas en España? ¿cómo han integrado los Medios su progresiva digitalización?

El problema no es el medio. La crisis del periodismo no es solo una crisis del modelo de negocio, ni de la aplicación de la tecnología. No solo se está modificando el modelo de negocio de la comunicación, se están alterando las bases de la relación entre quien elabora un mensaje, quien lo recibe y cómo lo recibe, y los medios a través de los cuales se vehicula.

La clave es proponer una revolución en los contenidos desde un periodismo personalista. Cuando se habla, por ejemplo, de los males del periodismo, se hace referencia a múltiples factores, vamos a denominarlos supraestructurales. Pero con frecuencia se olvidan las causas epistemológicas de la práctica periodística. ¿No ocurre esto también en el ámbito educativo? Es cierto que la reflexión sobre la comunicación, y la filosofía de la comunicación, ha venido ofreciendo su apoyo a la refundación teórica del periodismo. En este sentido, la teoría general del conocimiento es previa a la filosofía del periodismo;  pero no lo es menos que, precisamente por esto, cuando aquí nos referimos a los problemas epistemológicos, nos estamos refiriendo a ese terreno común de la fundamentación de las ciencias sociales, en el que tiene mucho que ver y que decir el análisis racional e integral del hecho comunicativo.

La digitalización es hoy un dato de hecho. Todo el periodismo es digital. Pero la clave es purificar los efectos de la digitalización en la perspectiva del contenido que se transmite.

Muchas gracias, José Francisco por esta entrevista. Por último, queremos pedirle para es.catholic.net algún consejo para los jóvenes que estudian y profundizan sobre la aportación de la Iglesia a la comunicación, tanto teólogos como comunicadores o estudiantes de Humanidades.

Que investiguen, que no se dejen llevar por tópicos, por lugares comunes, por prejuicios. Que duden, que no miren al pasado con sospecha y al futuro con entusiasmo acrítico. Que sean fieles al contenido de la propuesta del magisterio en la perspectiva de la narratividad que crea identidad dialógica, identidad relacional que le permita conocer el mundo real. La comunicación debe acercarnos al mundo, no alejarnos de él.


 



regina
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